El precio de la igualdad - Análisis de la regulación del trabajo doméstico desde el DDL - Núm. 14-2, Diciembre 2012 - Estudios Socio-Jurídicos - Libros y Revistas - VLEX 478202098

El precio de la igualdad - Análisis de la regulación del trabajo doméstico desde el DDL

AutorLina Fernanda Buchely Ibarra
CargoAbogada, politóloga, maestra en Derecho y candidata a doctora en la misma disciplina en la Universidad de los Andes
Páginas107-143

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Introducción

En el mes de agosto del año 2010, se aprobó el proyecto de ley "por medio del cual se regula la inclusión de la economía del cuidado en el Sistema de Cuentas Nacionales, con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país". El proyecto presentado por la senadora liberal Cecilia López busca "visibilizar la contribución silenciosa de las mujeres al desarrollo económico y reconocer simbólicamente el valor innegable del trabajo femenino en la construcción de la riqueza nacional".1 El proyecto cuenta entre sus logros el incremento en la visibilización estadística de la mujer y el trabajo doméstico como actividad feminizada a través de la creación de la Cuenta Satélite de Hogares (csh), y la implementación de la metodología de medición del cuidado, por medio de la Encuesta de Uso de Tiempo (eut), que deberá ser aplicada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane) dentro de los tres años siguientes a la entrada en vigencia de la ley.

La csh es una contabilidad paralela al Sistema de Cuentas Nacionales que asume una perspectiva crítica frente a la medición ortodoxa asumida por la Organización de las Naciones Unidas (onu) en el snc 93.2 Las cuentas satélites son metodologías para la ponderación económica heterodoxa de actividades que, dentro del régimen oficial propuesto para las cuentas nacionales, no generan riqueza en términos de productividad (no están incluidas en el pib). Las cuentas satélites son mecanismos de contabilidad de pib domésticos que ayudan a ponderar, dentro de las cuentas macroeconómi-cas, el impacto del trabajo que la contabilidad clásica ha decidido nombrar como no remunerado. Paralelamente, la eut es un instrumento propuesto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para calcular la destinación de tiempo y energía de las mujeres dentro del hogar, estimulando la posibilidad de hacer cruces de variables que iluminen los efectos nocivos de la inconmensurabilidad del trabajo doméstico: los da-

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tos de la eut generalmente se utilizan para ver las correlaciones existentes entre ausencia de ocio y pobreza, domesticidad y violencia, ausencia de protección del Estado y economía de cuidado en los hogares.3

Sin embargo, con estos aportes en materia de visibilidad cuantitativa, el proyecto de ley no hace otra cosa que recoger, en cierta forma, un reclamo feminista añejo. El reconocimiento del trabajo no remunerado realizado por las mujeres es un objetivo que ya había sido definido, en los mismos términos, en el Informe de la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada en Pekín en el 2005.4 Adicionalmente, existen miles de voces amigas en el mundo virtual que sugieren la existencia de una amplia movilización en torno a la afectación de la metodología ortodoxa de cálculo del pib. En términos generales, el mainstream de las críticas a los esquemas de medición del pib se fundamenta básicamente en la teoría de Gary Becker, en torno a la generación de riqueza de las labores cotidianas,5 y la de Joseph Stiglitz, relacionada con la generación de recursos no monetarizados en los hogares.6 Vinculados con estos planteamientos, encontramos que existen varios proyectos de talante feminista encaminados a la promoción del pib alternativo o doméstico. Todos ellos están vinculados con un tipo de movilización que se concentra en algo que etiquetan como género y cuentas nacionales. Los que más información han generado

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al respecto son el caso francés, el español y el mexicano, que presentan la información diseminada por provincias/departamentos. En estos, la cuan-tificación presupuestal ya mide el trabajo doméstico y genera inclusiones artificiales de su valor en un pib paralelo al oficialmente reportado.7 La propuesta colombiana es una réplica exacta de la propuesta mexicana. En ella, se propone una ejecución escalonada entre la configuración de una Cuenta Satélite de Hogares (csh), como mecanismo presupuestal para tasar el trabajo doméstico no pagado, con la transición progresiva al cálculo periódico del pib integrado o pib doméstico, en el que se daría cuenta de la sumatoria de la medición adicional con la inclusión del trabajo productivo no compensado (trabajo reproductivo o trabajo de cuidado).8

El objetivo del proyecto, siguiendo lo anterior, es medir, ponderar, incluir y mostrar, no pagar. Añadir el trabajo de las mujeres en el hogar a los agregados nacionales no significa aumentar la producción ni generar cambios materiales. Supone, más bien, revelar la cantidad de trabajo oculto incorporado en la producción que permanece encubierto.9 Pero esta reve-

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lación ciertamente no tiene efectos distributivos, tal y como lo dice Cecilia López dentro de las columnas de opinión que acompañaron la promoción de su iniciativa:

Por fortuna Colombia, además de los modestos avances que ha hecho el dane, pudo presentar el proyecto de Ley de Economía del Cuidado al que le falta la aprobación de la plenaria de la Cámara de Representes donde se aprobó el articulado pero le faltó un voto para aprobar el título de la ley. Si se logra hacer esto último rápido sería el primer país de América Latina en tener este mandato, lo cual compensaría el estancamiento que en temas de género ha tenido el país en los últimos años. Y pensar que aquí el gobierno, al principio, tuvo pánico frente a esta ley cuando el resto de la región latinoamericana ya tiene a todos sus institutos de estadística realizando lo que esta ley manda en Colombia: la encuesta del uso del tiempo, la medición de la economía del cuidado y su inclusión en una cuenta satélite de las cuentas nacionales, ni aumenta la riqueza del país ni se le va a pagar a las mujeres y a los pocos hombres que hacen estas labores. se le dará visibilidad a su contribución y será base para políticas públicas.10 [Los énfasis son míos].

La apuesta del proyecto es entonces simbólica. Consiste en visibilizar el trabajo doméstico, desestabilizar las mediciones ortodoxas de las contabilidades nacionales, reconocer el trabajo de las mujeres, incorporar el tema al análisis macroeconómico y a la toma de decisiones del gobierno y la sociedad, posicionar el trabajo doméstico en el debate público, romper la cadena semiótica que construye la economía de cuidado como una actividad obligatoria, sin valor, sin riqueza y sin contribución. Más allá de eso, el proyecto no promete nada en términos distributivos: no altera las condiciones materiales de las mujeres que están en los hogares, no promueve reformas distributivas incrementales, no genera erogaciones a favor de nadie.

En este escrito, pretendo mostrar por qué la reforma promovida en el proyecto resulta inútil, dado que normaliza la regulación del trabajo doméstico, presentándolo falsamente como un bien sin valor. La hipótesis que se defiende en el siguiente texto plantea que el reconocimiento del trabajo doméstico como una simple contabilización paralela a las cuentas

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nacionales resulta nocivo para las mujeres que actualmente se encuentran desarrollando esa clase de labores y desearían conectarse con las dinámicas del mercado. La reforma actual, pese a estar bien intencionada, termina generando incentivos perversos para que las mujeres se conecten con las lógicas del mercado, ya que naturaliza, normaliza y legitima el vínculo existente entre mujer y trabajo de cuidado. Teniendo esto en mente, el objetivo principal del presente artículo se concentra en revelar cómo el derecho -a través de regulaciones como la que presenta la actual reforma- se ha encargado de producir a la identidad femenina como un rol dependiente y económicamente poco productivo, desconociendo que, paradójicamente, todos asumimos los costos sociales de esa transacción (o ¿discriminación?).

La hoja de ruta se dividirá entonces en tres secciones: el planteamiento de debate desde el ddl y el feminismo radical-marxista (sección 1); la producción de la mujer por el derecho y la construcción de las labores de cuidado como noción de deber/no derecho del rol femenino (sección 2); y el análisis económico de los costos de la desigualdad (sección 3).

1. Planteamiento del debate desde el DDL
1.1. La reforma como legitimación

La reforma propuesta en torno a darle reconocimiento simbólico al trabajo doméstico mediante su inclusión en el pib resulta nociva por el efecto legitimador que genera. De muchas maneras, entregarle un valor "simbólico" al trabajo que realizan las mujeres normaliza y naturaliza los acuerdos legales vigentes que, para el caso, establecen una distribución aleatoria de recursos y una repartición contingente de poder entre los agentes involucrados en el escenario de la economía del cuidado. Adicionalmen-te, la compartimentación que establece el proyecto -ubicar al tema de la opresión femenina por la expropiación de su trabajo como un tema de las cuentas nacionales- obscurece la...

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