Presentación
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PRESENTACIÓN
Buena parte del contenido de este número de Precedente —y de
los anteriores— pone a pensar en diversas relaciones que algunas
cuestiones jurídicas tienen, pueden tener o deberían tener con
desarrollos de otras disciplinas. A veces, relaciones sorprendentes.
A veces, relaciones perturbadoras, capaces de producir grietas en
campos de tradición inerte o de sugerir perspectivas que arrojan una
nueva luz sobre los perfiles de conceptos y de teorías. ¿Hablamos
de interdisciplinariedad? Las representaciones y los sentimientos que
despierta esta palabra dan para algunos debates y para unos cuantos
malosentendidos. Es conocida la descripción humorística de “inter-
disciplinariedad”: práctica que consiste en aburrirse por turno en
una reunión de distintos expertos. Para esquivar distorsiones como
la que sugiere el chiste, por ejemplo, la primera frase de esta presen-
tación trata de precisar un poco: se refiere a relaciones de “algunas
cuestiones jurídicas” con “desarrollos de otras disciplinas”. Que haya
sido redactada así es efecto de un ejercicio de “interdisciplinariedad”
espontánea: un politólogo de la Facultad hizo circular un artículo sobre
el tema: “La ciencia política y las otras ciencias sociales”, justamente
cuando ya estábamos en la redacción de esta presentación. Su autor
es el sociólogo y politólogo Mattei Dogan. El escrito forma parte de
la obra coordinada por Robert Goodin y Hans-Dieter Klingemann,
A New Handbook of Political Science, editada por la Oxford University
Press en 1996, y que circula en su traducción: Nuevo manual de ciencia
política (Madrid, 2001). El artículo es, en sustancia, una afirmación
del carácter inevitable y del valor del intercambio entre disciplinas.
Esa afirmación incluye y supone una pars destruens, una crítica a lo
que, con frecuencia, pasa por ser ejercicio de “interdisciplinariedad”.
De manera coherente con eso, llama la atención sobre la riesgosa
ambigüedad del término:
El enfoque multidisciplinar es ilusorio porque supone
rebanar la realidad. Algunos investigadores proceden
paso a paso siguiendo enfoques filológicos, antropológi-
cos, históricos, etnológicos, psicológicos y sociológicos.
Esta alternancia de enfoques, que casi nunca permite
el encuentro entre las disciplinas, resulta a lo mejor en
un paralelismo provechoso, pero no en una síntesis. De
hecho, la investigación que engloba distintas disciplinas
implica la combinación de segmentos de disciplinas, de
especialidades y no de disciplinas enteras. El punto fructí-
fero de contacto es el que se establece entre sectores, y no
todo a lo largo de las fronteras disciplinares. (p.152)
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