Presentación: Comunidades emocionales y cambio social - Núm. 62, Octubre 2017 - Revista de Estudios Sociales - Libros y Revistas - VLEX 695787201

Presentación: Comunidades emocionales y cambio social

AutorJuan Manuel Zaragoza - Javier Moscoso
CargoDoctor por la Universidad Autónoma de Madrid, España - Doctor en Filosofía por Universidad Autónoma de Madrid
Páginas2-9
2
Presentación: Comunidades
emocionales y cambio social*
Juan Manuel Zaragoza** – Javier Moscoso***
DOI: https://dx.doi.org/10.7440/res62.2017.01
Cómo citar: Zaragoza, Juan Manuel y Javier Moscoso.
2017. “Presentación: Comunidades emocionales y cambio
social”. Revista de Estudios Sociales 62: 2-9. https://dx.doi.
org/10.7440/res62.2017.01
* Este proyecto ha sido financiado por las siguientes insti-
tuciones y programas: el Ministerio de Economía, Industria y
Competitividad del Gobierno de España (FFI2016-78285-R);
la Convocatoria 2015 de Ayudas Fundación BBVA a Inves-
tigadores y Creadores Culturales; la Comisión Europea a
través de una Marie Curie Research Fellowship (IEF) del FP7,
número 329466.
** Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid (España).
Investigador independiente. Ha sido Marie Curie Research
Fellow en el Centre for the History of Emotions, Queen Mary
University of London (Reino Unido), becario Leonardo de la
Fundación BBVA (2015 – 2016) y profesor asociado de Bioética
en la Universidad Miguel Hernández (España). Está termi-
nando la que será su primera monografía, titulada Amor,
cuidados y exilio: una historia material de las emociones. Sus
últimas publicaciones son: “Objects, Brains and Emotions.
Lido Rico’s Work and the Contradictions of our World of
Things. En Genoarquitecturas/Inestablos, editado por Lido
Rico, 146-151. Alicante: MUA, 2016; “Ampliando el marco.
Hacia una historia material de la emociones”. Vínculos de
Historia 4: 28-40, 2015. * jm.zaragozabernal@gmail.com
*** Doctor en Filosofía por Universidad Autónoma de Madrid. Es
profesor de investigación de historia y filosofía de la ciencia
en Instituto de Historia del Consejo Nacional de Investiga-
ciones Científicas (CSIC) (España). Ha sido becario predoc-
toral en el Wellcome Institute for the History of Medicine
y Postdoctoral Fellow en el Max Planck Institute for the
History of Science, Berlin (Alemania). Fue también Fulbright
Scholar en la University of Harvard entre 1995 y 1996. Sus
últimas publicaciones son: “From the History of Emotions to
the History of Experience: The Multiple Layers of Material
Expressions”. En Engaging the Emotions in Spanish Culture
and History (18th Century to the Present), editado por
Luisa Elena Delgado, Pura Fernandez y Jo Labanyi, 176-191.
Nashville: Vanderbilt University Press, 2016; “La historia de
las emociones, ¿de qué es historia?” Vínculos de Historia 4:
15-27, 2016. * Javier.moscoso@cchs.csic.es
Nuestro mundo, de repente, se ha poblado de emo-
ciones: inteligencia emocional, marketing emocional,
emotional management, seguridad emocional… Nuestra
labor, como buenos ciudadanos, consiste en conocer
nuestras emociones, así como las de las personas y de
los animales que nos rodean. Y debemos ser capaces
de gestionarlas, para que nuestro desempeño emocional
sea el adecuado. Debemos cuidar las emociones dentro
de nuestra institución, y ser conscientes de los afectos
que circulan en nuestra ocina, que se tejen y destejen
al lado de la máquina de café o en la sala de la fotoco-
piadora. Debemos ser cuidadosos con las emociones de
los demás, de modo que no se sientan ofendidos, discri-
minados o explotados. Las emociones nos rodean, y se
exige de nosotros cierta competencia emocional, cierta
capacidad para leerlas, interpretarlas o gestionarlas.
Pero esto no era así hace tan sólo unos años. El siglo XX
pensó las emociones como algo subsidiario, que debía
estar supeditado a la razón y que debía controlar su
potencialidad para el error y el daño. Las emociones nos
apartaban de nuestra denición como “ser racional” y
nos acercaban a la animalidad. Por eso era necesario
reprimirlas, domarlas, educarlas. La historia de Occi-
dente, al menos para algunos, sería la del dominio de
las pasiones (Elias 2016). Si la Edad Media había sido un
periodo que podíamos calicar de infancia de Occidente
(Huizinga 2005), el Renacimiento, con su énfasis en el
comportamiento cortés (Burke 2015), iniciaría un cami-
no hacia la madurez. El proceso de civilización consisti-
ría, así, en la historia del autocontrol.
A lo que hemos asistido estos últimos años es a un giro
emocional, no tanto en la academia, que también, sino
sobre todo en el contexto popular. Queremos que nos
hablen de emociones, queremos saber qué ocurre con
ellas, saber si es posible detectar al que miente, si para
aprender hay que emocionarse o si es posible trazar un
mapa de las emociones que nos sirva de guía. Las emo-
ciones ya no son algo de lo que avergonzarse, sino un
objeto de conocimiento lícito, mucho más en estos tiem-
pos de cambio que atravesamos. Nuestra valoración
cultural de las emociones ha cambiado radicalmente, así
como nuestra comprensión de su valor en la historia.
Si la historiografía clásica las ignoraba totalmente, con-
virtiendo a la historia en el resultado de las decisiones
racionales de sus protagonistas, la nueva historia de las
emociones no sólo les ha otorgado un papel esencial
en el desarrollo de los acontecimientos, sino que también
ha empezado a registrar cómo esas mismas pasiones y
esos mismos afectos modican nuestra comprensión
de la historia.

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