¿Quién recibe al virrey?
Autor | Diana Marcela Aristizábal García |
Páginas | 57-98 |
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2. ¿Quién recibe al virrey?
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se reunieron para “reexionar” sobre una cuestión que los
aquejaba: ¿cómo era posible que la elección de los próximos
alcaldes ordinarios, quienes eran los encargados (entre otras
cosas) de recibir al nuevo virrey Manuel Antonio Flores
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de los “vecinos de la capital” se mostraban “resbaladizos”,
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ocuparse de “aquellas proposiciones que se necesitan para el
enlucimiento de la ciudad” con motivo de este acontecimien-
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de recibir al virrey a la entrada de la capital?
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La llegada del
virrey Manuel Antonio Flores, sucesor de Manuel Guirior,
se presentará como un momento en el que las dicultades
económicas revelarán tensiones, conictos e interrogantes
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1 Copia del acta del Cabildo celebrada en 1776, en la que se dice que por
ley se prohíbe a los cabildos no hacer las demostraciones al Virrey. : Sección
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2 Los cabildos indianos se constituyeron a imagen de los peninsulares y se
encargaba de ser el órgano rector del municipio y el supervisor de las necesidades
materiales de sus vecinos. Esta institución regía principalmente las cuestiones de
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ciones se llevaban a cabo a través de los alcaldes ordinarios, que tenían entre sus
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se habían determinado desde el título tercero de las Leyes de
Indias. Según las disposiciones sobre “los cumplidos con el
virrey a su llegada”,
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este último debía dar aviso de su salida
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la capital el día de su llegada y “se anticipaba el envío de una
guarda de caballería que desde allí le acompañaba”. Cuando
el nuevo virrey llegaba al puerto de Honda, avisaba la hora
de arribo al pueblo de Facatativá.
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Así sucedía siempre, por lo que se planeaba que el nuevo
virrey Flores llegara de la misma manera al virreinato. Sólo
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yecto y debían hacer todo lo que mandaba la “tradición”.
Cuando el virrey llegaba a Facatativá, el alcalde de segundo
voto lo recibía y le “daba obsequio”; generalmente, un ca-
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cultura, el aprovisionamiento de la ciudad, la vigilancia de tráco de mercancías
y personas, la construcción de obras públicas, así como la tarea de representar a
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compuesto por dos tipos de miembros: vitalicios y electivos. Los primeros eran
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y regidores sencillos, que eran obtenidos en subasta pública. La provisión de los
miembros electivos: alcaldes ordinarios de primer y segundo voto, procurador
general, mayordomo, padre de menores y los alcaldes de la Santa Hermandad, se
realizaban por los miembros vitalicios. “De este modo, la pertenencia al Cabildo
no sólo implicaba una distinción circunscrita al ámbito de lo honoríco, sino que
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EFMBDBQJUBMu7ÊBTFNÃTFO.BSÎO+VBOBi&MNVZJMVTUSF$BCJMEPEF4BOUBGÊu
en Gente decente: la élite rectora de la capital 1797 -1803. Bogotá: , 2008.
3 Cumplidos que se deben hacer a la llegada del virrey. : Sección
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4 *CÎEGPMJP/PSFHJTUSBGFDIB
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ballo o coche para entrar a la ciudad, alguna joya de valor o
la gracia de algún corregimiento vacante para su servicio.
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Al día siguiente continuaba su camino en el coche que le
enviaba el virrey saliente; en este caso Manuel Guirior, hasta
llegar a Puente Grande.
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En ese lugar, el alcalde de segundo
voto lo conducía hasta el pueblo de Fontibón y, al momento
de llegar allí, se iba a la iglesia, donde lo esperaba un oidor,
que lo conducía hasta la mitad del claustro donde escucharía
la misa. Concluido el momento de oración, el alcalde ordina-
rio de primer voto lo acompañaba hasta su casa de hospedaje,
en la cual sería obsequiado y después, “todos se retiran hasta
la noche que van a hacerle corte y acompañarlo en la cena, si
quiere convidarlos”.
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5 &TUPTFHÙOFM1SPUPDPMPEF-JNBRVFTFUPNÓDPNPSFGFSFODJBFOFTUF
virreinato. Véase, Ulloa, Antonio de. “Del recibimiento que hace Lima a sus vi-
SSFZFTàFTUBTZGVODJPOFTDPORVFTFMFPCTFRVJBOQPNQBZTVOUVPTJEBEEFFTUB
ceremonia y otras anuales”, en Viaje a la América Meridional I. Buenos Aires:
Espasa, 1990.
6 El Santuario de Puente Grande se ubicaba en el pueblo de Funza, a las
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tipos de entradas: “los primeros se denominaban entradas ocultas o secretas, con-
sistentes en los actos protocolarios que se le brindaban al nuevo mandatario por
parte de las autoridades civiles, judiciales, militares, y eclesiásticas y los segundos,
denominados entradas o recibimientos públicos, en los cuales se convocaba a la
población en general a rendir el respectivo homenaje. Los primeros tenían que
ver con los itinerarios del recorrido, las distancias, los tiempos de permanencia,
la denición de los lugares de arribo, los actos ceremoniales en cada sitio de
permanencia, el tipo de agasajo que se debía realizar, las visitas del mandatario a
los patronos religiosos más representativos de cada ciudad. Los segundos actos
comprendían aspectos tales como la determinación de los días de la entrada pú-
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