La revolución de los nuevos clásicos: redes, influencia y metodología - Núm. 32, Enero 2015 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 845672819

La revolución de los nuevos clásicos: redes, influencia y metodología

AutorBoris Salazar - Daniel Otero
CargoMagíster en Economía, profesor del Departamento de Economía de la Universidad del Valle, Cali, Colombia - Estudiante del Departamento de Economía, Universidad del Valle, Cali, Colombia
Páginas39-69
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Boris Salazar
*
Daniel Otero
**
LA REVOLUCIÓN DE LOS NUEVOS
CLÁSICOS:REDES, INFLUENCIA Y
METODOLOGÍA
Nadie duda del carácter revolucionario de la nueva economía
clásica (NEC, en adelante). Después de que Lucas (1976) lanzó
su declaración de guerra total al paradigma keynesiano, nada volvería
a ser igual en la macroeconomía contemporánea. El lenguaje, los mé-
todos, las herramientas y las recomendaciones de política construidas
por los keynesianos durante tres décadas de juicioso trabajo cientíco
fueron sustituidos por la noción de equilibrio, las expectativas racio-
nales y el individualismo metodológico radical de los nuevos econo-
mistas clásicos. Los grandes modelos multisectoriales computables
–orgullo del paradigma keynesiano– perdieron su lugar de privilegio
como encarnación de la cienticidad moderna en la disciplina. Lo que
era cientíco dejó de serlo, y lo que era una ideología arcaica regresó
para convertirse en la nueva ortodoxia que prometía un milenio de
progreso cientíco puro.
La historia contada hasta ahora ha sido la de un progreso inevitable
del conocimiento por la aparición de nuevas ideas de indudable su-
perioridad intelectual. La revolución de la NEC habría sido, entonces,
la inevitable realización de la superioridad intrínseca de las ideas de
Lucas, Sargent, Barro y asociados sobre las demás ideas que otaban
en el aire en esos días tormentosos. Pero, ¿quién estaba autorizado
*
Magíster en Economía, profesor del Departamento de Economía de la
Universidad del Valle, Cali, Colombia, [bosalazar@gmail.com].
**
Estudiante del Departamento de Economía, Universidad del Valle, Cali,
Colombia [otero.r. daniel@gmail.com]. Los autores agradecen el apoyo financiero
de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, y
los comentarios de María del Pilar Castillo. Fecha de recepción: 19 de marzo de
2015, fecha de modificación: 26 de marzo de 2015, fecha de aceptación: 29 de
abril de 2015. Sugerencia de citación: Salazar, B. y D. Otero. “La revolución de los
nuevos clásicos: redes, influencia y metodología”, Revista de Economía Institucional
17, 32, 2015, pp. 39-69. DOI: 10.18601/01245996.v17n32.02
para decidir cuáles ideas eran superiores? Nadie, en principio. Y
aunque nadie estuviera autorizado, sí hubo quien se encargó de ello:
los mismos revolucionarios, como parte del proceso de cambio que
habían desencadenado. Con la autorización que les daban sus nuevas
ideas, y con la intuición de que era el momento decisivo, decidieron
cuáles ideas sobrevivirían y cuáles arderían para siempre en la hoguera
revolucionaria1.
Lo hicieron con un celo extraordinario, empleando en los momen-
tos cruciales una retórica incendiaria y apocalíptica que llenó en forma
temporal la ausencia de una alternativa teórica sólida para remplazar
al vapuleado paradigma keynesiano. En esos momentos la revolución
era solo una promesa del cambio que estaba por venir. Pero una pro-
mesa crucial: sin ella no habría habido revolución, y la declaración de
guerra de Lucas no habría pasado de ser un maniesto metodológico
lanzado en un momento difícil para la macroeconomía keynesiana.
De hecho, la NEC ni siquiera cumplía el criterio de estar apoyada en
un descubrimiento cientíco sin precedentes (Kuhn, 2012).
A cambio del descubrimiento aún inexistente, la NEC prometía
un futuro mejor para todos los que adoptaran la metodología que
devolvería la economía al campo de la ciencia. No era claro tampoco
de dónde vendrían los descubrimientos que consolidarían la revolu-
ción. A diferencia de lo que ocurre en ciencias naturales, los artículos
que difundían los revolucionarios no apuntaban a ningún gran des-
cubrimiento porque no se basaban en descubrimiento alguno. Aún
no hacían parte de una secuencia que llevara a un descubrimiento
ejemplar. La promesa técnica de la NEC cristalizó mucho después,
con la teoría del ciclo real de los negocios, las técnicas de calibración
y los modelos dinámicos estocásticos de equilibrio general.
Por ello fue una revolución metodológica en sentido estricto:
propuso y logró un cambio radical de las reglas y criterios que los
economistas usaban para decidir cuál era el marco teórico indispen-
sable, cuáles los problemas relevantes, cuáles los procedimientos más
efectivos para resolverlos y cuál el tipo de modelos más apropiados.
Su fuerza revolucionaria se maniesta en la relación inversa entre
la efectividad de sus reglas y su longitud. La regla básica cabía en
una frase: construir modelos con equilibrio en todos los mercados
(exceso de demanda cero), un agente representativo con racionalidad
ilimitada y expectativas racionales consistentes con las del modelo, y
choques externos estocásticos. Y prometía un duro esfuerzo a quienes
1 En su discurso de aceptación del premio Nobel, George Akerlof (
2002
, 366)
usó la expresión “hoguera celebratoria” para referirse al espíritu y al tono del
artículo de Lucas y Sargent (1978) que celebró la muerte del keynesianismo.
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Boris Salazar y Daniel Otero

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