Daisy Rubiera Castillo e Inés María Martiatu Terry (Coords.). (2011). Afrocubanas: historia, pensamiento y prácticas culturales. La Habana, Cuba: Instituto Cubano del Libro, Editorial de Ciencias Sociales. 378 pp. - Núm. 12, Julio 2013 - Revista CS de Ciencias Sociales - Libros y Revistas - VLEX 521802650

Daisy Rubiera Castillo e Inés María Martiatu Terry (Coords.). (2011). Afrocubanas: historia, pensamiento y prácticas culturales. La Habana, Cuba: Instituto Cubano del Libro, Editorial de Ciencias Sociales. 378 pp.

AutorLina M. Mosquera Lemus
Páginas505-520

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Por: Lina M. Mosquera Lemus, sociología. Universidad ICESI

Afrocubanas se trata de una compilación que pretende referenciar la experiencia histórica de la mujer negra cubana. El libro se enfoca en historias que dan cuenta de la lucha y resistencia de la que han sido protagonistas. Se trata de un documento de carácter ontológico, una selección de textos multidisciplinarios compilados por las historiadoras cubanas Daisy Rubiera Castillo1e Inés María Martiatu Terry.2Las autoras cuestionan los relatos de la historia y la sociedad cubana que dejan por fuera la recuperación del discurso de la mu-jer Afrocubana, del lugar que esta ocupa en la sociedad cubana, y su inluencia en la historia de las ideas en Cuba de la cual fueron prescindidas a causa de la hegemonía patriarcal presente en lo social, político, económico y cultural. Las autoras argumentan que este trabajo podría contribuir a acabar con las estigmatizaciones y señalamientos de tipo racista y sexista que sobre las mujeres Afrocubanas se han gestado.

El libro se integra 34 capítulos distribuidos en tres partes: Historia, Pensamiento y Prácticas Culturales. En la primera parte, Historia, se destaca el papel que alcanzó la mujer Negra en la historia cubana. Esta sección incluye demandas judiciales promovidas por las mujeres Negras en situación de esclavitud para obtener su libertad y la de sus familias, así como para la reclamación de sus derechos. De igual forma, describe la gestión económica de la mujer Negra de diferentes épocas de la historia cubana y su inluencia en la economía del país. En la segunda parte, titulada Pensamiento, se encuen-

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tran los trabajos de mujeres Afrocubanas que, por medio de la escritura en periódicos y revistas, como la Revista Minerva, lograron enfrentar la pobreza y la ignorancia en la que estaban sumidas, presentando al mundo su visión en torno a su situación política, social, cultural, académica, entre otras. En la tercera parte, Prácticas Culturales, los artículos relejan las expresiones que desde la música, la literatura, el teatro, la danza, el deporte y otras expre-siones, maniiestan el discurso Afrofemenino para hacerlo visible, también advirtiendo las problemáticas y contradicciones culturales donde se han encontrado las mujeres Negras.

A continuación se describen las autoras y los argumentos principales de cada capítulo. En la primera parte que compone este volumen aparecen los trabajos de tres historiadoras cubanas: Dina Castañeda, Oilda Lanier y María Cristina Hierrezuelo. Castañeda, en Demandas judiciales de las esclavas en el siglo XIX cubano, denuncia el déicit que existe dentro de la historiografía respecto a los estudios sobre la mujer africana en Cuba. Ella comienza señalando los ines comerciales con los cuales se introdujo a la mujer negra a la Isla. Tam-bién indica las labores que, desde la esclavitud, enfrentaban en su cotidianidad, sea en su trabajo en las plantaciones o en el espacio doméstico como nodrizas, parteras o comadronas. Argumenta que las mujeres Negras esclavas eran sometidas a fuertes castigos y a soportar diferentes abusos psicológicos y físicos (como el sexual), el robo de sus propiedades e incluso el despojo de sus hijos. Castañeda narra cómo las esclavas se enfrentaban a batallas legales con el in de evitar la disgregación familiar, ya que ésta estaba asociada al alquiler de los esclavos, a la venta de los hijos, al traslado de alguno de los miembros de la familia del campo a la ciudad o viceversa. La autora muestra que la obtención de la libertad por los medios legales estaba provista de muchos obstáculos interpuestos por los amos para continuar con sus intenciones de coartación de la libertad. Esto lo hacían subiendo el precio del esclavizado, a in de evitar que cambiaran de amo o para que se demoraran en reunir el dinero necesario para la automanumisión. Por otra parte, las mujeres negras esclavas o libertas acudían a la justicia para impedir el plagio o venta de negros libres como esclavo. Ello en tanto a que muchas veces tenían que soportar que sus hijos nacidos libres o familiares que ya habían pagado por su libertad fueran esclavizados nuevamente en la clandestinidad.

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Lanier (2011), en el capítulo titulado Reconstruyendo la historia de la exesclava Belén Álvarez, airma que los estudios sobre la mujer en la historiografía cu-bana no constituían una línea de investigación, y menos dentro del tema de la raza. La autora sostiene que existe un silencio que impide manifestar la inluencia económica, política y sociocultural que tuvo la mujer Afrocubana desde el siglo XVI. En este capítulo, la autora expone que, aprovechando la legislación colonial, la mujer negra logró insertarse en la economía de servicios de las ciudades, desempeñándose como propietaria de bienes inmuebles, pequeños negocios, e incluso de esclavos. Pone como ejemplo el caso de una exesclava llamada Belén Alvares, “morena libre y de nación lucumí que logra acumular una gran fortuna tras de algún modo haber conseguido su libertad” (p. 34). Lanier también plantea la importancia que tenía la fa-milia para la mujer africana en Cuba. Esto reairma la prevalencia de acer-carse a un pasado valioso de la familia africana antes de su forzosa llegada a América. Argumenta que los africanos, y sus descendientes, lograron crear entre ellos valiosas redes de solidaridad como motor para crear estrategias de libertad, estrategias que garantizaran su unión y la sobrevivencia de su cultura en el nuevo mundo.

En el capítulo La mujer “de color” en la sociedad colonial santiaguera. Un comentario, María Cristina Hierrezuelo analiza el ascenso económico de la mujer negra en Santiago de Cuba. La autora plantea que los estudios anteriores han resaltado el alcance de una solvencia económica en muchos de los negros de la Cuba colonial, que les permitió una especie de ascenso social. Sin embargo, ella airma que se han olvidado de los avances de las mujeres negras y mulatas, quienes bajo la legislación de la Isla también tuvieron un papel central en las actividades económicas desde el comercio y la posesión de bienes, lo que les reconocía ingresar a una suerte de estrato burgués. Para dar cuenta de esto, Hierrezuelo sustenta que la documentación notarial de la época demuestra el gran número de compraventas de bienes, en los cuales se incluían esclavos, cuyos agentes eran mujeres negras, lo que tendría inluencia en la dinámica de la economía cubana (p. 55). Pese a ello, por muy sólido que fuera el capital que poseyeran, estaban coninadas a la marginación por el color de su piel y el sexo. Por tanto, el patrimonio adquirido por las mujeres negras, como escribe la autora, no garantizaba propiamente su ascenso social.

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En la segunda parte del libro aparecen los textos de autoras como María del Carmen Barcia, historiadora, quien en su capítulo denominado Mujeres en torno a Minerva destaca que uno de los momentos más interesantes en la historia de Cuba fue el siglo XIX. Según ella, este siglo estuvo atiborrado de acciones equilibradas y discordantes, conservadoras y revolucionarias; pero que fueron poco estudiadas desde el punto de vista social. En la nueva sociedad proliferaron los espacios públicos, donde la utilización de éstos creó una nueva dimensión que permitió la organización y manifestación de las capas negras y mestizas, por medio de representaciones artísticas sobre la libertad, dejando claro la potestad que tenían estos grupos para reclamar sus derechos ciudadanos. Por otro lado, asegura la autora, mediante la aplicación de la nueva constitución cubana se obtuvieron libertades como la ley de imprenta, con la cual se difundieron periódicos, revistas de diversos tipos y tendencias políticas. En este contexto sociopolítico resulta interesante el papel desempeñado por publicaciones “de color”.3Aquí la fuerza femenina negra y mestiza ocupó, aunque con limitaciones, un punto signiicativo para manifestar a través de escritos su espíritu de lucha y el desarrollo intelectual alcanzado. Para la muestra de las publicaciones, Barcia utiliza como refer-encia la Revista Minerva, revista quincenal publicada en La Habana a partir de 1888 (p. 81). El material, explica, era redactado por un grupo de mujeres que aparecían como colaboradoras; pero genuinamente eran las encargadas de los artículos de noticias, poesía, comentarios, críticas y reseñas sociales, artísticas y deportivas. Las demandas sociales, las relativas a la emancipación jurídica de las exesclavas ocuparon un primer plano en Minerva. La revista no sólo expresaba lo que la esclavitud representaba para el plano individual de estas mujeres, sus familiares y sus amigos, sino las consecuencias que el racismo ejercía sobre la sociedad. De acuerdo con la historiadora, Minerva constituyó una oportunidad para poder manifestar posiciones, criterios y aspiraciones de la mujer Afrocubana sobre la defensa y difusión de sus derechos sociales y civiles. La redacción de esta revista les mostró a las mu-jeres una vía para seguir en la lucha socio-política que comenzaba a asumir la mujer cubana.

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Al mismo tiempo, una de las redactoras de la revista Minerva (1888)...

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