La sanción penal de los conductores ebrios en Colombia: entre las dificultades dogmáticas y la ausencia de una política criminal coherente - Núm. 26, Enero 2014 - Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas - Libros y Revistas - VLEX 591698542

La sanción penal de los conductores ebrios en Colombia: entre las dificultades dogmáticas y la ausencia de una política criminal coherente

AutorRenato Vargas Lozano - Laura Castillo Garay
CargoDoctor en Derecho de la Universidad de Valencia, España - Abogada de la Universidad Sergio Arboleda
Páginas67-85
La sanción penal de los conductores ebrios en
Colombia: entre las dificultades dogmáticas y la
ausencia de una política criminal coherente*
Civilizar 14 (26): 67-86 enero-junio de 2014
* Este artículo se enmarca dentro
del proyecto “Derecho penal, parte
especial y legislaciones complemen-
tarias”, adelantado por el Grupo de
Investigación en Ciencias Penales
y Criminológicas “Emiro Sandoval
Huertas” de la Universidad Sergio
Arboleda y liderado por el profesor
Fernando Velásquez V. Los autores
agradecen muy especialmente a los
docentes Álvaro Vargas y Fernando
Velásquez V. por sus aportes.
** Doctor en Derecho de la Univer-
sidad de Valencia, España. Profesor
de Derecho Penal en la Universidad
Sergio Arboleda e investigador del
Grupo de Investigación en Ciencias
Penales y Criminológicas “Emiro
Sandoval Huertas” de la misma uni-
versidad. Abogado en ejercicio.
Correo electrónico:
renato.vargas@usa.edu.co.
*** Abogada de la Universidad Sergio
Arboleda. Investigadora del Grupo
de Investigación en Ciencias Penales
y Criminológicas “Emiro Sandoval
Huertas” de la Universidad Sergio
Arboleda, y miembro del Grupo de
Estudios Problemas Actuales del De-
recho Penal, adscrito al mismo.
Correo electrónico:
laura.castillo.garay@gmail.com.
Para citar este artículo use: Vargas,
R., & Castillo, L. (2014). La san-
ción penal de los conductores ebrios
en Colombia: entre las dicultades
dogmáticas y la ausencia de una po-
lítica criminal coherente. Revista Ci-
vilizar Ciencias Sociales y Humanas,
14(26), 67-86.
The criminal penalty for drunk drivers in Colombia, between
dogmatic difficulties and the lack of a coherent criminal
policy
Recibido: 28 de octubre de 2013 - Revisado: 24 de febrero de 2014 - Aceptado: 03 de abril de 2014
Renato Vargas Lozano**
Laura Castillo Garay***
Resumen
La circulación de vehículos automotores propone nuevos retos al derecho
penal, el cual, acorde con las tendencias punitivas tan comunes hoy, es
presentado a la opinión pública colombiana, por los medios y los legisladores,
como la única solución posible para contrarrestar los altos índices de muertos
y heridos producidos, en especial, por conductores ebrios. Sin embargo, la
creación de nuevos delitos o el endurecimiento de las penas ya existentes,
apenas puede contribuir a la reducción de esas cifras; el papel del derecho
penal a tales efectos es limitado y la política criminal no es sino una más dentro
del conjunto de las políticas públicas llamadas a mejorar la seguridad vial, que
dista, por cierto, de ser la más ecaz en esta materia.
Palabras clave
Conductores ebrios, seguridad vial, populismo punitivo, derecho penal.
Abstract
The motor trafc proposes new challenges to criminal law, which, according
to the punitive tendencies so common today, is presented to the Colombian
public opinion, by media and legislators, as the only possible solution to
counter the high rate of deaths and injuries caused, in particular, by drunk
drivers. However, the creation of new offenses or the hardening of existing
penalties can hardly contribute to the reduction of these gures; the role of
criminal law for such purposes is limited and criminal policy is but one more
in the set of public policies called to improve road safety, which is far indeed
from being the most effective in this area.
Keywords
Drunk drivers, road safety, punitive populism, criminal law .
68 Renato VaRgas Lozano - LauRa CastiLLo gaRay
Civilizar 14 (26): 67-86, enero-junio de 2014
Introducción
No hace falta insistir en que el tráco
rodado se ha convertido en un asunto de gran
importancia para el desarrollo de las sociedades
contemporáneas, ni tampoco es el momento
para remarcar sus benecios, en tanto ellos
son ampliamente conocidos y aceptados; sin
embargo, en los últimos años el tema viene
siendo objeto de gran atención tanto en el
ámbito nacional como internacional, debido
a su aspecto más negativo: las impactantes
cifras de muertos y heridos que se asocian a
la circulación vehicular, y que sugieren un
panorama preocupante.
Lo anterior explica que los gestores de
las políticas públicas se interesen en el tema
de la seguridad vial y que éste se ubique en los
primeros lugares de las agendas de la mayoría
de los actores internacionales, pero, sobre
todo, de los nacionales. El protagonismo de la
seguridad vial en el contexto local obedece, en
buena medida, a los esfuerzos de los organismos
internacionales, los medios de comunicación y
las asociaciones de víctimas, en orden a generar
una mayor conciencia entre la comunidad
sobre la gravedad de la situación, reclamar
un compromiso más alto de los gobiernos en
la reducción de los índices de siniestralidad
y exigir una respuesta contundente de las
autoridades para minimizar sus consecuencias.
Tratándose de Colombia, el interés de la
opinión pública, de los medios de comunicación
y de algunos legisladores se centra en los
sucesos que se vinculan al consumo de bebidas
embriagantes, cuyo impacto en la vida o la
integridad de otros, sumado a la insatisfacción
popular frente a una respuesta benevolente de
las autoridades en esos casos, alimenta el debate
actual en torno a la necesidad de reformar el
Código Penal (en adelante, CP).
Con el ánimo de contribuir a la necesaria
discusión de este tema y, de ser posible, a su
racionalización, este escrito dedica unas líneas
a las razones por las cuales la siniestralidad vial
es, en efecto, un problema digno de atención; a
las complejidades de índole teórica y práctica
anexas a la sanción penal de quienes conducen
en estado de ebriedad, y a explicar porqué el
derecho penal no es la mejor opción para
reducir las cifras de accidentalidad y, mucho
menos, si toda la atención se enfoca en enviar
a los conductores ebrios a prisión. Al nal se
consignan las conclusiones del estudio.
El muy serio problema de la
siniestralidad vial
La circulación de vehículos automotores
constituye una preocupación global y local, pues,
aunque no se discute su aporte al crecimiento de
las naciones, cada vez hay una mayor conciencia
sobre sus aspectos problemáticos; en especial,
su impacto ambiental (fundamentalmente,
pero no de forma exclusiva, lo atinente al
uso de combustibles fósiles, cuyas emisiones
contribuyen al calentamiento global o afectan
la salud de las personas) y la siniestralidad vial
(sus costos económicos y, en particular, las cifras
de muertos y lesionados). Pese a la relevancia
de las implicaciones medioambientales, este
artículo se enfoca, por razones metodológicas,
en el segundo grupo de efectos aludidos.
Los costos económicos
La estimación del impacto económico en
esta materia es una labor compleja; sin embargo,
no hay duda en cuanto a que produce una serie de
altos costos directos e indirectos, que repercuten
en la economía de todos los Estados.
En 2009, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) calculó el costo mundial de
los choques y de las lesiones causadas por el
tránsito en 518.000 millones de dólares, una
suma superior a la recibida por algunos Estados
en razón de la asistencia para el desarrollo, que
representaba entre el 1 % y 3 % del Producto
Nacional Bruto (PNB) de los países respectivos.
Estas cifras coinciden con las que publicó la

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