Una con-textualización de la diáspora de la Unión Patriótica (1985-2015)
| Autor | Andrei Gómez-Suárez |
| Páginas | 143-162 |
Capítulo 5
Una con-textualización de la diáspora
de la Unión Patriótica (-)*
A G-S**
Introducción
Entre y un partido político, la Unión Patriótica (), fue víctima de
planes de exterminio, que incluían asesinatos sistemáticos de sus líderes, despla-
zamiento forzado de sus simpatizantes, montajes judiciales y masacres, los cuales
se entrelazaron en prácticas genocidas que buscaban la destrucción de su poder
político y social. Esto ocurrió en el contexto de lo que he llamado una coyuntura
geopolítica genocida; es decir, la convergencia de procesos de mediano y largo
plazo (la construcción del Estado) con eventos producto de las coyunturas de
corto plazo (elección popular de alcaldes).
La había sido creada en mayo de como una apuesta para que las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia () transitaran de las armas
a la política. Entonces, el gobierno de Belisario Betancur (-) se había
comprometido a ofrecer todas las garantías para su participación en la polí-
tica colombiana. A partir de los Acuerdos de la Uribe, rmados en marzo de
, las destacaron a algunos de sus miembros para conformar el par-
tido político, y estos recibieron el apoyo del Partido Comunista. Alrededor de
esta apuesta de paz, amplios sectores de la sociedad colombiana se articularon
para participar en elecciones locales y nacionales (campesinos, sindicalistas,
maestros, actores, incluso miembros de los partidos tradicionales, Liberal y
Conservador).
* Para citar e ste capítulo: http://dx.doi.or g/./.
** Profesor de la Universidad de los Andes e investigador asociado del Centro de Estudios de
Seguridad y Conicto de la Universidad de Sussex. Correo electrónico: andreigsu@gmail.com
entre la guerra y la paz
Su participación, para sorpresa de muchos, se vio recompensada con un
apoyo general; en varias regiones de Colombia, sus candidatos fueron elegidos
a Consejos Municipales, Asambleas Departamentales e incluso a la Cámara de
Representantes y el Senado. Esta ola de optimismo frente a su éxito político se
conrmó en la elección presidencial, en la cual su candidato, Jaime Pardo Leal,
obtuvo el de los votos. Sin embargo, de manera paralela al éxito electoral,
se fue gestando una campaña de exterminio que terminó con el asesinato de
miles de líderes, entre ellos dos candidatos presidenciales, cientos de masacres y
el éxodo de comunidades enteras dejando pueblos fantasmas (Reiniciar, a),
así como un número indeterminado de sobrevivientes que recurrieron al exi-
lio. Los proyectos Volver a Nacer de Paco Simón () y El Baile Rojo de Yesid
Campos () han hecho visibles algunos testimonios de los exiliados de la
en Europa. Hoy en día, el Centro Nacional de la Memoria Histórica ()
trabaja en un informe sobre la que incluye un capítulo sobre su exilio.
En el libro Genocide, Geopolitics and Transnational Networks (a) he ex-
plicado cómo, en el marco de la coyuntura geopolítica genocida que resultó en
la destrucción de la en Colombia entre y , un bloque perpetrador
compuesto por agentes del estado, paramilitares y diversos sectores de la socie-
dad civil logró consolidarse y fortalecerse gracias al apoyo de redes políticas,
económicas, criminales y militares, que se articulaban transnacionalmente.
La resistió la evolución de las prácticas genocidas no sólo a nivel nacional,
sino que la migración forzada y el exilio activaron estrategias de resiliencia que
cambiaron en el tiempo. Tanto la persecución por parte del bloque perpetrador
como la resistencia de la estuvieron bastante ligadas a la polarización de una
“economía política de las disposiciones-afectivas”, en la que circulaban y se ra-
dicalizaban la simpatía, la antipatía, la indiferencia y el olvido. La circulación
de emociones que generaban un “sentir colectivo” frente a la violencia política
contra la ocurría a través de micro y macronarrativas que simplicaban la
realidad. Según David Campbell (), las macronarrativas son discursos que
describen la realidad en la que actúan los protagonistas de un momento his-
tórico, mientras que las micronarrativas son las expresiones de los actores que
viven dicho momento.
En vez de esencializar a los sobrevivientes de la como un actor-víctima,
este análisis rearma su indoblegable lucha de resistencia; por ello, parafra-
seando a Soraya Bayuelo, preero llamarlos “sobrevivientes-resistentes” (Co-
municación personal con Soraya Bayuelo, de noviembre del ), una
condición que, como se verá, es una constante en el tiempo. La resistencia no
sólo se reduce al “uso legítimo de la fuerza armada por una causa justa” (Se-
melin, , p. ); como señala Foucault (, p. ), “no existen relaciones
de poder sin resistencias”. Por consiguiente, es necesario estudiar la resistencia
a las prácticas genocidas contra la como una variada gama de acciones que
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba