Trilogía con Carl Schmitt, mentiras vitales y razón cínica - Núm. 2005, Enero 2005 - Precedente. Anuario Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 416493746

Trilogía con Carl Schmitt, mentiras vitales y razón cínica

AutorLelio Fernández
CargoProfesor y decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi
Páginas133-168
TRILOGÍA CON CARL SCHMITT, MENTIRAS
VITALES Y RAZÓN CÍNICA
LELIO FERNÁNDEZ
…porque a uno no le basta con vivir una vida.
Bernhard Schlink
In the three Bernhard Schlink´s detective novels which have a Nazi ex-public
prosecutor, Gerhard Selb, as the main character, there are juridical veins and
ethical references which are deeper than appear at first sight. These pages
attempt to understand these concepts with particular attention to the narrative
itself and, at the same time and in relation to it, to a thesis of the jurist Schlink,
which is criticized by, among others, Robert Alexy and Carlos Bernal.
1. Argumentation and Narrative 2. Cynicism
3. Collision with Rights 4. Procedural Rationalism
Recogí en el consulado alemán un ejemplar de Deutschland, revista de
difusión sobre política, cultura, economía y ciencias. Eso fue hace cinco años,
en el 2000; era el primer número de ese año. Me interesaron varias cosas y la
conservé. Tres años después, unas páginas de la novela La justicia de Selb me
recordaron una imagen y una información. Busqué la revista y allí estaban, en
la página 10. Desde el centro de una foto de grupo, la perfecta sonrisa pública
del entonces canciller federal alemán Gerhard Schröder celebraba el acuerdo
sobre lo que se anunciaba en el título: “Indemnización para los trabajadores
esclavizados durante el régimen nacionalsocialista”. En tribunales de los
Estados Unidos se habían presentado cerca de cuarenta demandas conjun-
tas de antiguos trabajadores esclavizados. Las negociaciones fueron largas y
difíciles y se hicieron necesarias la intervención personal de Schröder y la del
presidente Clinton. El artículo de la revista oficial informa que, sobre todo
después de 1942, “fueron deportados al Imperio Alemán cerca de 12 millones
de trabajadores esclavizados, principalmente procedentes de Europa central y
oriental” y que, “en condiciones a menudo infrahumanas, tuvieron que trabajar
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en la industria y la agricultura”. La enorme suma para las indemnizaciones
sería aportada por el gobierno federal alemán y por la industria alemana:
unas 130 empresas, entre las que se contaban algunas creadas después de la
guerra. El gobierno de los Estados Unidos contribuiría con unos millones de
dólares. Schröder, sus acompañantes en la foto y Clinton podían sonreír “con
alegría y alivio”, como dice el artículo, porque se había llegado a una forma
de reparación para un buen número de ancianos esclavizados en el pasado y
porque se ponía punto final a toda demanda futura. Cuando el daño ha sido
tan atroz, los procesos de reparación requieren intervenciones jurídicas, no
pocas mediaciones difíciles, decisiones políticas; por eso no pueden tener un
fin pronto.
La información y la novela reviven el recuerdo de Si esto es un hombre,
escrito por el químico Primo Levi, esclavizado en una planta industrial en los
campos de concentración de Auschwitz. Un libro que es ya un gran clásico
sobre la condición humana y sobre el problema del mal.
La justicia de Selb es un relato detectivesco escrito por Bernhard Schlink y
Walter Popp, juristas ambos. El recuerdo de esa esclavitud en la industria quí-
mica de aquellos años nos llega en la novela porque al narrador le sale al paso
y lo involucra mientras investiga algo inquietante que está sucediendo ahora,
año 1986, en esa misma industria. En toda esa acción narrada, lo económico,
lo jurídico, lo político, lo erótico, lo ético entretejen la trama total.
Quienes hayan leído las novelas y los ensayos de Gilbert K. Chesterton
estarán de acuerdo con él en que una novela de género policial en la que no
haya un crimen es literatura inmoral. ¿Por qué? Hay crímenes en la trilogía que
comienza con La justicia de Selb y que sigue con otras dos novelas escritas sólo
por Schlink: El engaño de Selb y Selbs Mord (título traducido arbitrariamente
como El fin de Selb). Hay algo más: recorre la trilogía una singular teoría sobre
la motivación fundamental de todo asesinato. Claro que tal vez sea excesivo
llamar a eso “teoría”. Sea como fuere, se trata de esta convicción del protago-
nista Selb (¿también de Schlink y de Popp?): en la raíz de todo asesinato está
la necesidad de quien lo comete de proteger una mentira vital. Selb podrá
verificarlo en sí mismo. En la trilogía, las consecuencias de calladas mentiras
vitales, también la del investigador, son el revés de la trama. La convicción de
Selb y la trilogía iluminan un sentido posible de la paradoja de Chesterton: es
inmoral toda novela policial en la que no haya un crimen que lleve a descubrir
o a presentir mentiras vitales.
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LELIO FERNÁNDEZ
TRILOGÍA CON CARL SCHMITT,
MENTIRAS VITALES Y RAZÓN CÍNICA
El porqué de estas páginas
Una cosa es pensar la relación entre literatura y derecho a propósito de
obras escritas por alguien que no ha tenido formación jurídica y que nunca ha
prestado atención particular al derecho. Otra cosa es querer explorar esa rela-
ción en novelas escritas por un juez experimentado que es un teórico notable
del derecho. Es el caso que aquí nos tiene ocupados. Tendría cierto sentido
comenzar por preguntarse cuál ha sido el influjo del constitucionalista Bernhard
Schlink sobre el novelista Bernhard Schlink, o viceversa. Pero Schlink no es
un doble personaje de Robert Louis Stevenson; el hecho de que sea una sola
y única persona novelista-jurista, jurista-novelista, es lo que obliga a suponer
que se da, en este caso, una situación especial cuando se quiere averiguar
algo que pueda pensarse como relación entre lo literario y lo jurídico. Habría
varios modos hacerlo. Diré cuál fue el camino que desembocó en este escrito.
Al leer las obras literarias de Schlink, especialmente las tres novelas policia-
les, encontré vetas jurídicas. Nada extraño en ese tipo de literatura. Pero, de
manera casual, esa lectura coincidió en el tiempo con la de varios escritos
jurídicos; entre otros que mencionaré después, unos de Robert Alexy (casi
coetáneo de Schlink) y uno de Carlos Bernal Pulido que mencionan, no pocas
veces, el pensamiento teórico de Schlink y que critican una tesis suya acerca
del procedimiento para resolver la colisión entre derechos fundamentales. No
necesitaba mucho más para sentir interés por explorar la relación entre las dos
actividades del autor. En ambas, la mente explora la acción.
Pero no fue un interés en general por la relación entre derecho y literatura.
La tesis criticada hizo que mi interés cobrara forma precisa y se sintiera a gusto
en estas preguntas que el filósofo británico Bernard Williams se hace en su
Introducción a la ética:
¿Puede la realidad de las situaciones morales complejas ser
representada por otros medios distintos de los de la literatura
imaginativa? Y si no, ¿pueden otros acercamientos más esque-
máticos representar suficientemente a la realidad? ¿Cuánto de lo
que genuinamente preocupa a la gente es susceptible de teoría
general?
En muchas de esas “situaciones morales complejas” están en juego problemas
propios de los derechos fundamentales. De ellos se ocupan los escritos teóricos
de Schlink y de los autores que lo citan. Pero se los encuentra representados
también por los medios de la literatura imaginativa en las novelas de Schlink.
¿Qué es lo que se juega en esa diversidad de “modos de representación”, los

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