Necesidades Y Derechos: un Debate no Zanjado sobre fundamentación de derechos (Consideraciones para Personas Reales en un Mundo Real) - Núm. 5-1, Enero 2008 - Revista Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 50420552

Necesidades Y Derechos: un Debate no Zanjado sobre fundamentación de derechos (Consideraciones para Personas Reales en un Mundo Real)

AutorSilvina Ribotta
CargoUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas30-56

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1. Punto de partida

Cuestionarnos sobre las necesidades como razones o no para fundamentar los derechos en el actual contexto socioeconómico en que vivimos, parte de una premisa anterior (teórica e ideológica) sobre la pobreza y muy especialmente sobre las desigualdades económicas. Así, sostengo que cierto grado de desigualdad económica es incompatible con el desarrollo de las capacidades humanas, generando pobreza. Pobreza entendida desde la carencia de recursos, ingreso o renta, pobreza como privación de capacidades y funcionamientos básicos de las personas, pobreza como falta de libertad, pobreza como violación de derechos humanos. Es en este escenario donde la idea de necesidades básicas cobra una especial relevancia, porque está implícita de manera directa e indirecta la insatisfacción de las necesidades, al menos las básicas, y la consecuente privación del desarrollo de las capacidades humanas y de los planes de vida que las personas libremente pudieran escoger (RIBOTTA, 2006). Existe, sin lugar a dudas, una relación estrecha entre el acceso a los recursos o bienes, y por ende el no acceso a éstos, y la posibilidad o no de satisfacción -y de satisfacción en niveles adecuados- de las necesidades, lo que implica la especial vinculación entre la desigualdad económica y la insatisfacción de las necesidades básicas. Y, con ello, la relación con los derechos resulta evidente, ya que preocuparnos por las desigualdades lleva ínsita la noción de igualdad comoPage 31 ideal de justicia, y nos impone, a su vez, la importancia de encontrar un criterio sustantivo de igualdad (ATKINSON y BOURGUIGNON, 1987: 350 a 370).

Pero cuáles son estos criterios es también un tema de debate. Algunos de los criterios más relevantes en el igualitarismo contemporáneo son los bienes sociales primarios de Rawls, los recursos de Dworkin, las capacidades de Sen, las oportunidades para el bienestar de Arneson, el acceso a las ventajas de Cohen1. Pero, lo relevante, señala Salcedo, es que el criterio que escojamos sea sensible en el aspecto diferencial que suponen las necesidades; ya que los bienes y los recursos dan bienestar a las personas pero en la medida en que éstas tienen la capacidad para aprovecharse de ellos. La noción de necesidad, entonces, haría referencia a la carencia de esa capacidad y a la posibilidad o imposibilidad para obtener bienestar de los recursos y bienes que se posee (SALCEDO MEGALES, 1994: 236). Tanto Rawls como Dworkin nos ofrecen una propuesta igualitaria sensible a la ambición e insensible a las cualidades y talentos de las personas, pero ambas insensibles a las necesidades y particularmente a las necesidades especiales de las personas. Sen, en cambio, se manifiesta más preocupado por mostrar las diferencias de escenarios sociales y la heterogeneidad de las personas y más permeable, por ello, a una propuesta cercana a las necesidades básicas. Sen entiende que la idea de necesidades básicas ha hecho grandes contribuciones a los estudios sobre pobreza; pero, advierte que éstas han sido caracterizadas erróneamente en términos de recursos primarios o de bienes que en realidad no son más que medios para obtener fines o insumos valiosos para los funcionamientos y las capacidades (COHEN, 1998: 49; SEN, 1998: 67, Nota 30; SEN, 2001: 240, Nota 151). Reprocha, por ello, la típica confusión entre necesidades y satisfactores que existe en muchos análisis y en demasiadas críticas, realizadas desde el desconocimiento de las claves básicas de la teoría de las necesidades.

Por lo tanto, para analizar la relación entre necesidades y derechos y especialmente la consideración de las necesidades como fundamento de los derechos, situados en nuestros particulares escenarios sociales y económicos, es imprescindible definir qué es lo que se entiende por necesidades y por necesidades básicas, según distintas visiones y posturas sobre las mismas y explicar diferentes modelos de clasificación. Para intentar armar una propuesta sensible a las necesidades básicas de todas las personas que permita analizar más certeramente la vinculación entre necesidades y derechos.

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Igualmente, determinar el concepto de necesidad plantea diferentes y no resueltos cuestionamientos a casi todas las áreas del conocimiento social, desde la psicología, la sociología, la antropología, la filosofía, la economía, el derecho, la ciencia política; ya que establecer o lograr acuerdos en torno a qué son y cuáles son las necesidades es una cuestión compleja y nada pacífica. Las necesidades siempre han estado incluidas, explícita o implícitamente, en las discusiones sobre los derechos y sobre la sociedad en la que éstos se contextualizan, dando lugar a múltiples teorías e interpretaciones. Existe, entonces, una enorme variedad de aproximaciones al tema de las necesidades, que ofrecen a su vez, multiplicidad de conceptos, enfoques y clasificaciones de las necesidades. Sólo me detendré en aquellos abordajes que valore relevantes para la discusión que nos ocupa y con los cuales mantengo puntos de acuerdo en mayor o menor medida, como las propuestas de Añón Roig, Braybrooke, Doyal y Gough, Galtung, Marmor, Miller, Nussbaum, Riechmann, Wiggins, Zimmerling y las críticas o análisis que proponen otros autores sobre ellas.

2. Las teorías clásicas

Contextualizando los diferentes acercamientos a la teoría de las necesidades, Añón Roig se refiere a tres perspectivas de definición de la noción de necesidades, ya sea desde una visión ontológica e histórica, desde el orden de la motivación del comportamiento o desde la noción de daño (AÑÓN ROIG, 1994). La perspectiva ontológica e histórica de las necesidades remite directamente a Marx, a su concepción de la naturaleza humana como totalidad de capacidades que se realizan bajo la presión de la existencia material, a la crítica a la sociedad burguesa en términos de necesidades alienadas, a la conceptualización de las necesidades como criterio en el que se fundamenta el valor de uso, o a la pretensión de eliminación de las falsas necesidades a través de la destrucción de sus raíces económicas en un modelo de sociedad socialista. Esta doble visión ontológica e histórica es el mayor aporte que la teoría marxista hizo a la teoría de las necesidades, así como la función explicativa de la sociabilidad y de las formas de las relaciones del hombre con el mundo que le rodea (Ibíd.: 33 a 93)2.

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Las teorías de la motivación, la segunda perspectiva, serían aquellas que buscan explicar desde las necesidades los mecanismos de motivación de las conductas que caracterizan al hombre, como las perspectivas de Fromm y Marcuse, por un lado, y Maslow por otro (Ibíd.: 93 a 147)3. Fromm y Marcuse tienden a describir los mecanismos psicológicos y económicos que explican la dinámica y funcionamiento del sistema capitalista, los efectos sociales de éste y de la alienación, con influencias tanto de Marx como de Freud. Fromm entiende que las necesidades son exigencias universales, algunas de las cuales están promovidas por el capitalismo sin alentar condiciones para su satisfacción, poniendo de relieve el fenómeno de la insaciabilidad de las necesidades a las que llama falsas frente a lo finitas de las necesidades verdaderas, existenciales o básicas, que incluyen la necesidad de vínculos sociales, de existencia en una determinada cultura, de arraigo y seguridad, de identidad y orientación, y de posibilidad de ver el mundo como realmente es. Marcuse, de forma similar, diferencia entre necesidades verdaderas y falsas, desde las cuales se entiende que el sistema capitalista ha desarrollado una dinámica de movimiento y legitimación interna que le permite perpetuarse. Sostiene que las necesidades falsas son las impuestas a las personas por la sociedad para reprimirlo, mientras que las verdaderas permitirían el desarrollo pleno de cada una y de todas las personas, y que incluyen a las vitales como el alimento, el vestido y la habitación. Maslow, por su parte, presenta una teoría evolutiva de la motivación, por la cual los motivos superiores emergen una vez que se han satisfecho los inferiores, que proponen necesidades básicas ordenadas jerárquicamente según su valor y van emergiendo según se vayan satisfaciendo las de niveles inferiores.

Con respecto a la perspectiva de definir las necesidades desde el daño o la privación, Anón Roig afirma que es una vía negativa de definición, que parte de entender a éstas como construcciones teóricas que no pueden ser probadas directamente sino a través de formas indirectas, como los modos de satisfacción o por medio de la frustración o el daño que provoca la insatisfacción. Dentro de este tercer grupo de propuestas, podemos mencionar las que provienen desde la noción de desarrollo y las que provienen del concepto de bienestar. Sobre las teorías referidas a necesidades y desarrollo, la propuesta más influyente es la de Galtung que desarrollaré seguidamente (AÑÓN ROIG, 1994: 151 a 193).

Añón Roig sostiene, de todas formas, que ninguna de las perspectivas mencionadas ofrece una explicación adecuada y completa de las necesidades. Las necesidades, afirma, no pueden ser definidas desde concepciones mecanicistas aunque tampoco desde concepciones de total condicionamiento del contexto; porque al dar cuenta tanto del orden fisiológico como de la sociabilidad humana, el núcleo originario de las necesidades es psicológico y social. A su vez, las necesidades no se mantienen estáticas en el tiempo, sino que crecen, se modifican y se complejizan a travésPage 34 de las interacciones humanas, porque son la expresión de la capacidad del ser humano para trascender los límites de su existencia e influir en el mundo según sus intereses y objetivos. Así, las necesidades manifiestan la relación de dependencia de las personas y el contexto que les rodea y al que...

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