Ge-stell - El hombre en las nuevas redes de las nuevas tecnologías - Libros y Revistas - VLEX 426931174

Ge-stell

AutorAndrea Cortés-Boussac
Páginas91-139
Ge-stell1
martín Heidegger es uno de los primeros pensadores del
siglo XX en preocuparse directamente por la técnica
y cuestionar el fenómeno tecnológico, si bien en su época,
éste no tuviese ni el desarrollo ni el poder que tiene en la
actualidad y que seguramente tendrá en el futuro. Hay que
resaltar que La pregunta por la técnica fue tema central de lo
que se denomina el segundo Heidegger con su concepto de
lo Ge-stell. Por ello para introducir lo Ge-stell es necesario
empezar por el análisis que hace Heidegger en La pregunta
por la técnica, en la cual contextualiza la cuestión sobre la
técnica.
En su conferencia de 1953 La Pregunta por la Técnica,
pronunciada en la Escuela Técnica Superior de Munich dentro
de un ciclo de conferencias sobre “Las artes en la época de
la técnica” y publicada en 1954, Heidegger nos muestra
cómo la pregunta por la técnica nos lleva a la pregunta por
su esencia: “La técnica no es lo mismo que la esencia de la
técnica. Cuando buscamos la esencia del árbol, debemos
tener en cuenta que lo propio que predomina en cada árbol
como árbol no es a su vez un árbol que se pueda encontrar
entre los árboles restantes” (p. 9).
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El ser humano en las redes de las nuevas tecnologías
Aquí lo tecnológico o técnico no es el centro de reflexión
ni lo propio característico sino que es, más bien, como un
adjetivo que no alcanza a rozar al mundo de las esencias.
Heidegger deja ver también la diferencia entre la técnica y lo
tecnológico yendo hacia la esencia de la técnica: Así también
es la esencia de la técnica para nada tecnológica. Nunca
experimentaremos nuestra relación con la técnica mientras
nosotros solamente nos presentemos y trabajemos lo técnico
y solamente con ello nos conformemos o lo esquivemos
(Heidegger, 1954, p. 9). Aquí sale a relucir el gran peligro
de la humanidad porque se perderán las manifestaciones más
propias e íntimas del ser, que son sus dimensiones no tan
evidentes y momentáneas; quedará plasmada solamente la
manifestación más tangible y superficial del ser.
Heidegger nos muestra en este escrito que el fenómeno
de la técnica no se queda solamente en la manifestación
tecnológica. Para él hay una diferencia entre la técnica y
lo tecnológico que podemos ver solamente al preguntarnos
por la técnica. Este preguntar no es un simple preguntar sino
un buscar la esencia. Aquí se le podría hacer dos críticas
a Heidegger. Por un lado, que al diferenciar la técnica de
lo tecnológico se le estaría quitando una característica a la
técnica moderna, pues lo que ella misma ha producido y
desarrollado es lo tecnológico hasta el punto de presentarse
hoy en día no como técnica moderna sino como nuevas
tecnologías. Por el otro lado, el hecho de preguntar por su
esencia nos saca no solo del olvido de la esencia de la técnica
y de la oscuridad de su significado, sino también del olvido
del ser. Pero en este ejercicio, en este buscar Heidegger
encuentra que la técnica moderna propaga, acentúa el olvido
del ser, en vez de mostrarlo y de rescatar al ser de su olvido.
De hecho la técnica moderna está sometiendo al Dasein al
gran peligro, al olvido de su ser, por eso Heidegger afirma
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Andrea Cortés-Boussac
que se encuentra en la era de la noche del mundo, porque
no hay una concepción de mundo que haga que el hombre
encuentre su ser o se dirija a su ser.
La preocupación de Heidegger en el mundo tecnológico es
la de no ir a las esencias, por eso mismo sale a resaltar su
indagación de quedarse solamente en la simple presencia,
en el ente, en el mero aparecer del fenómeno, pero no en
el mostrarse a sí mismo. Por consiguiente es pertinente
mencionar que Heidegger no intenta dar una definición
instrumental y antropológica de la técnica. Es más, en este
libro se pretende demostrar, cómo conceptos, que a primera
vista parecen antropológicos, se desenvuelven en los campos
del ser, como el mismo Heidegger lo discute:
Pero el hombre no es sólo un ser vivo que junto a otras
facultades posea también la del lenguaje. Por el contrario, el
lenguaje es la casa del ser: al habitarla ex-siste el hombre, desde
el momento en que guarda la verdad del ser, está perteneciendo
a ella. Y así, a la hora de definir la humanidad del hombre como
ex-sistencia, lo importante es que lo esencial no sea el hombre,
sino el ser como dimensión de lo extático de la ex-sistencia. Sin
embargo, la dimensión no es eso que conocemos como espacio.
Por el contrario, todo lo que es espacial y todo espacio-tiempo se
presentan en eso dimensional que es el ser mismo” (Heidegger,
1949, p. 25-26).
Aquí se le da preponderancia al ser, pues la cuestión no se
condensa ni se centra en el hombre sino que hay algo que lo
antecede, lo cubre y lo hace posible: el ser, pero no solamente
como creador sino como constante que el mismo hombre
ignora. Igualmente la técnica no es solamente un producto
del hombre, la esencia de la técnica está en las dimensiones
del ser.

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