Cambio politico y consolidacion democratica en Mexico. Los limites del modelo de las transiciones a la democracia. - Núm. 19, Julio 2008 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 68447801

Cambio politico y consolidacion democratica en Mexico. Los limites del modelo de las transiciones a la democracia.

AutorTahar Chaouch, Malik
CargoIII. Gobierno y democracia
Páginas183(27)

Resumen

Este texto plantea una reflexión sobre el estado actual de la democracia en México. Para ello se basa en una lectura crítica de las interpretaciones de la transición mexicana. Estas últimas subrayan el carácter sui generis e incompleto de dicha transición, cuya conclusión no ha significado una discontinuidad clara entre la etapa autoritaria y la de consolidación democrática. Nuestro planteamiento consiste en mostrar que los límites actuales de la democracia mexicana, en parte identificables como problemas de consolidación, dejan dudas sobre la llegada de la democracia a México. Lo ilustramos en torno a la pluralización aparente del sistema de partidos, a la cual los actores y estructuras autoritarias han sabido adaptarse, y en torno a la débil consolidación del Estado de derecho y las instituciones, amenazadas por la ascensión vertiginosa del crimen organizado. La combinación de las recomposiciones autoritarias y de esas nuevas amenazas no se reduce a meras herencias autotitarias, en un contexto supuestamente democrático, ni tampoco admite la hipótesis de una transición inconclusa. Implica más bien una huida hacia delante, la cual oscila entre la democracia y su negación, así como entre las herencias del pasado y un cambio mal asimilado, obligando a revisar el modelo de análisis de las transiciones a la democracia, parcialmente pertinente, pero demasiado lineal y reductor.

Palabras clave: México, autoritarismo, cambio político, transición mexicana, consolidación democrática, sistema de partidos, Estado de derecho, democracia, violencia.

Political change and democratic consolidation in Mexico. Limits of the transitions to democracy model

Abstract

This paper proposes a reflection on the current status of democracy in Mexico. For this purpose, it has been based on ah analytical reading of interpretations to the Mexican transition. They highlight the sui generis and unfinished nature of such transition, whose completion has not entailed a clear discontinuity between the authoritarian phase and the democratic consolidation phase. Our approach consists in showing that the current limitations of Mexican democracy, which are in part identifiable as consolidation issues, leave doubts about the arrival of democracy to Mexico. This is illustrated around the supposed plurality of the party system, to which the actors and power structures have adapted, and around the weak consolidation of the constitutional state and the institutions, threatened by the dramatic escalation of organized crime. The combination of authoritarian recomposition and such new threats is not a mere authoritarian inheritance, in what is a supposed democratic context, nor does it agree with the hypothesis of an unconcluded transition. It rather implies fleeing forwards, which in itself oscillates between democracy and its denial as well as between past legacies and a badly assimilated change, thus forcing us to review the analytical model for transitions to democracy which is relevant in part, bur far too linear and minimizing.

Key words: Mexico, authoritarianism, political change, Mexican transition, democratic consolidation, party system, constitutional state, democracy, violence.

Introducción

Durante las últimas dos décadas, la vida política en México se caracterizó por la emergencia de una dinámica de democratización que, en definitiva, significa el fin del sistema de partido único (PRI) (1) y de su omnipresente y fuerte presidente de la República. En 1989, un gobernador de oposición (PAN) (2) gana la elección en el estado de Baja California. Posteriormente, en 1997, el PRI pierde la mayoría en la cámara de diputados, experiencia jamás vivida en la era posrevolucionaria. Por primera vez, la mayoría en la Cámara de Diputados Federal no es la misma que la mayoría electoral que eligió al Presidente. (3)

Posteriormente, en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006, el PRI pierde la presidencia de la República. Asimismo, las presidencias panistas encuentran mayorías opositoras en la Cámara de Diputados y el mapa electoral revela un país políticamente competitivo. A pesar de haber perdido en dos ocasiones consecutivas la presidencia de la República, el PRI, en la actualidad (2008), resulta ser la primera fuerza electoral a nivel nacional. Así que México deja definitivamente de ser el modelo de sistema de partido único ejemplar, definido por Duverger en su obra sobre partidos y sistemas de partidos políticos, como un sistema de partido único, hegemónico y pragmático (Duverger, 1992).

Los procesos electorales en México rebasaron el umbral del autoritarismo, sobre todo e inicialmente con la implantación de Instituto Federal Electoral (IFE) y su ciudadanización y, después, con la emergencia de una ciudadanía capaz de participar con su voto en las elecciones. Sin estos dos factores, sería prácticamente imposible explicar el cambio en los resultados electorales de este país. Pero, si bien se puede hablar de democracia electoral, las instituciones no la garantizan. La democracia encuentra sus límites, por un lado, a partir de las instituciones políticas que resultan parte esencial de los engranajes del sistema político mexicano y, por otro, los partidos políticos como principales motores de la democracia. Estos dos componentes esenciales de la vida política mexicana generan en la actualidad una evidente desconfianza que desincentiva la participación ciudadana en las elecciones en distintas regiones del país, con tasas de abstención de más de 60%. (4)

De igual manera, la democracia encuentra sus límites en los propios resultados que los gobiernos generan. En términos de desempeño gubernamental, la gran mayoría de demandas ciudadanas de base no son cubiertas de forma efectiva ni eficiente. Además, con el paso del tiempo, las necesidades sociales se han incrementado, mientras que las soluciones se han reducido. El número de problemas nacionales aumenta por la propia dinámica demográfica, haciendo evidente la incapacidad de los gobiernos tanto locales como federal.

Este fenómeno no concierne únicamente a los gobiernos priistas, sino también a los de oposición, PRD y PAN, los cuales son cada vez más numerosos. Ejemplo de ello es que hace no más de una década la inseguridad pública no era un problema prioritario para los gobiernos en México. En la actualidad, en contraste, aparece como el problema número uno de la agenda política nacional. Además, los pendientes sociales que caracterizaron los años 80 y 90, como el desempleo, la seguridad social y la educación, que, en principio, con la llegada de la democracia se podían contrarrestar o atender, no son aún resueltos; es decir, paradójicamente parece que en México, con la llegada de la democracia, se han venido agudizando los problemas nacionales.

Desde la perspectiva del modelo de análisis de las transiciones a la democracia, esos límites son inherentes a los procesos de consolidación democrática (O'Donnel y Schmitter, 1989; Linz y Stepan, 1996). Sin embargo, el presente documento trata de cuestionar este planteamiento, así como el modelo mismo. Para ello, se parte de una paradoia: en México los indiscutibles avances democráticos están contradichos por el sentimiento creciente entre la ciudadanía de que la democracia es un ideal cada vez menos alcanzable y que, incluso a través de la democratización, el país experimenta procesos regresivos, ligados por ejemplo a la violencia del crimen organizado que conlleva la fragmentación del espacio nacional y la descomposición del Estado social.

En el desarrollo del texto, en un primer momento se profundizará en dicha paradoja, con base en una lectura crítica de la literatura sobre la transición mexicana. Entre la abundante producción sobre el tema (Becerra, Salazar y Woldenberg, 2000; Lujambio, 2000; Labastida, Camou y Luián, 2001; Muñoz-Patraca, 2001; Olvera, 2001; Casar y Marran, 2002), se enfatizará en los textos de CésarCansino y Mauricio Merino (Cansino, 2000; Merino, 2003). El primero, es el más representativo de la aplicación del modelo de análisis de las transiciones democráticas a México. El segundo, es el autor que ha ido más lejos en el cuestionamiento de la interpretación clásica del cambio político en México, sin tampoco romper con el modelo. Posteriormente, se explorará esa paradoja en dos sentidos explicativos: la crisis de representación de los actores y de los partidos políticos, sobre la cual se enfatizará más, y, por otro lado, la debilidad del Estado de derecho y las instituciones.

Los límites de la hipótesis de la consolidación democrática en México

Desde la óptica del modelo de análisis de las transiciones a la democracia, el cambio político significó la culminación y conclusión de la transición mexicana. De hecho, César Cansino consideró que la organización de elecciones nacionales libres y correctas, ya en las legislativas de 1997, constituyó, en cierto modo, el fin de la transición (Cansino, 2000). Pero se mantenía una cierta ambigüedad, debida a la ausencia de un cambio político a nivel presidencial y de una redefinición institucional del régimen. Con la evolución a nivel presidencial del 2000, y después de varias décadas de liberalización del régimen autoritario marcadas por la coexistencia del régimen con elementos de apertura democrática, parecía terminarse la ambigüedad y hacerse evidente que en México ya había democracia.

Por supuesto, se era consciente de que esta tenía aún muchas limitaciones. Estas últimas se debían a la conservación de herencias autoritarias, dentro del marco de la joven democracia mexicana, y fueron interpretadas como un producto de la dinámica de transformación progresiva y pactada del régimen político durante la transición. Como en otros países de América Latina, esas limitaciones planteaban el reto de la consolidación democrática, es decir, de la eliminación gradual de lo que Manuel Antonio Garretón llamó los "enclaves autoritarios" (Garretón, 1995).

Merino y Cansino han intentado esclarecer...

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