Estado actual: químicos peligrosos y desechos en la balanza
| Autor | Hamsa Cárdenas |
| Páginas | 69-88 |
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En este capítulo se examinan algunas problemáticas de estas actividades peligrosas en la actualidad; para ello, se divide el tema en sus dos componentes principales: los desechos y los químicos peligrosos. Las políticas y las cifras nos muestran un vacío en la implementación efectiva del régimen.
El régimen internacional de protección al ambiente y la salud humana, de desechos, químicos peligrosos y POP nació en el seno de la comunidad internacional, por medio de las Naciones Unidas. Allí en los programas de protección ambiental, de protección a la salud y al desarrollo, como el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas del inglés Food and Agriculture Organization), tuvieron resguardo los esfuerzos de comunidades científicas, sociedades civiles y representantes gubernamentales, para que los gobiernos del mundo empezaran a responder por los daños que nuestra actividad humana había causado por tanto tiempo sin una
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víctima aparente. Bajo esta tutela surgieron los convenios de Basilea, Róterdam y Estocolmo, acuerdos que atienden la problemática de unos agentes creados por el hombre, tan dañinos que no pueden ser dejados sin atención, o de lo contrario, empezarán a degenerar el medio de vida, y todo lo que esté a su alcance.
Las convenciones tienen un objetivo en común: proteger la salud humana y el ambiente de actividades intrínsecas a la sociedad humana actual, como la generación de residuos y la producción de químicos. La mayoría de los POP están cubiertos por las tres convenciones, y como desechos, todos los químicos caen en el espectro de la Convención de Basilea; son temas que se sobreponen en los objetos misionales de cada Convenio. Las tres convenciones fueron ideadas con principios iguales. Por ejemplo: la gestión integral de desechos y productos, desde donde surgen hasta su disposición final; el procedimiento PIC para el comercio internacional, y los principios ambientales emanados de la Declaración de Río que permean la idiosincrasia del régimen. De ahí que, dado el alcance y el objetivo que se entrelaza entre los químicos peligrosos, pesticidas y desechos, los tres convenios empezaron a trabajar en armonía como engranajes de una sola máquina.
Las decisiones IX/10 de la COP 9 de Basilea, RC-4/11 de la COP 4 de Róterdam y SC-4/34 de la COP 4 de Estocolmo son decisiones sustancialmente idénticas adoptadas en el 2008, en las cuales se hizo un llamado a un propósito más grande: cooperar y coordinar entre las tres convenciones, en un proceso que ha tomado el nombre de la sinergia entre las convenciones de Basilea, Róterdam y Estocolmo. Por primera vez en la historia de los tratados internacionales, se logró reunir simultáneamente en una sola conferencia
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extraordinaria a todas las conferencias de las partes de tres tratados internacionales diferentes. Esto sucedió en febrero del 2010 en Bali, Indonesia; allí se encontraron las partes de los convenios de Basilea, Róterdam y Estocolmo.
De aquella reunión, las tres conferencias de las partes adoptaron tres decisiones simultáneamente (B.C.Ex-1/1, RC.Ex-1/1, SC.Ex-1/1), con el propósito de coordinar la cooperación y las actividades en todos los ámbitos, al implementar la sinergia entre las convenciones, por medio de una cabeza y dirección única, el Secretariado del Convenio de Basilea, Róterdam y Estocolmo, frente a los Estados parte, organizaciones intergubernamentales, centros regionales, secretariados y demás grupos de interés (Secretariat of the Basel Convention, Rotterdam Convention and Stockholm Convention, 2013).
Las convenciones de Basilea, Róterdam y Estocolmo son tratados multilaterales que protegen la salud humana y el ambiente de químicos peligrosos y desechos, promulgan el desarrollo sostenible, y si bien son legalmente distintos y autónomos, fueron fusionadas bajo un marco común, con el fin de coordinar todos los esfuerzos y políticas (Basel Convention, 2011).
En la COP de las convenciones de Basilea, Róterdam y Estocolmo, en el Centro de Conferencias Internacional, en Ginebra, Suiza, del 24 de abril al 5 de mayo de 2017, se reunieron 1.400 participantes de 170 países, adoptaron 60 decisiones individuales y 6 decisiones conjuntas para los tres convenios, en los siguientes temas: cooperación internacional, implementación de un enfoque integrado de financiación, mejoramiento de cooperación y coordinación entre las tres convenciones, mejoramiento del mecanismo para facilitar
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el intercambio de información (Synergies among the Basel, Rotterdam and Stockholm Conventions, 2017).
Ahora, veamos el estado actual del régimen, un sistema de protección que aún se encuentra en construcción.
El tratado de Basilea es uno de los tratados internacionales más aceptados en el mundo; cuenta con 183 partes que han ratificado y adoptado el instrumento, y sus metas principales son: la restricción de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y otros desechos, la reducción de generación de desechos peligrosos, la promoción de su manejo ambientalmente racional y la aplicación de un sistema regulatorio de consentimiento fundamentado previo, para permitir y monitorear los movimientos transfronterizos.
Al analizar las cifras de generación de desechos peligrosos en el mundo, según estima la organización The World Counts, observamos que al 2015 se generan más de 400 millones de toneladas anualmente, esto es, aproximadamente, 60 kilogramos por cada persona en el planeta Tierra (The World Counts, 2016). Al contrastar con la información proporcionada por Basilea, se evidencia que la información que brindan las partes al Convenio se hace de forma inconsistente y que son muchos los países que no envían reportes, lo que causa gran incertidumbre acerca de una cifra cierta.
El informe GEO 4 del 2007 y el GEO 5 del 2012 del PNUMA reconocen que la falta de datos sobre la generación de desechos es uno de los impedimentos más importantes para una gestión de residuos adecuada y su minimización efectiva. Los Estados parte están encargados de suministrar datos precisos sobre la cantidad, características, destino y
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forma de tratamiento de los desechos peligrosos objeto de movimientos internacionales; sin embargo, los datos están notoriamente incompletos y no hay un esquema de verificación. De hecho, ha habido una tendencia decreciente en el reporte de informes elaborados por las partes, puesto que en 1999 reportaron cerca de 100 partes y para el 2009 informaron alrededor de 80 (PNUMA GEO 5, 2012).
Esta carencia de datos a escala mundial dificulta la evaluación del impacto y la magnitud de la contaminación en el ambiente y la salud humana. Según...
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