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Acuerdos de paz y democratización 1: cambio en las reglas electorales y en los niveles de votación

AutorCarlo Nasi
Páginas237-278
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Introducción
La probabilidad de que partidos políticos de diferentes
tamaños obtengan cuotas de poder cambia en función de las
reglas electorales que se adopten. Algunas fórmulas electorales
producen grandes distorsiones de las preferencias de los vo-
tantes, como es el caso de “el ganador se lleva todo” (first past
the post) en las circunscripciones plurinominales. Los meca-
nismos de representación proporcional (rp) son más comunes
que la fórmula de el ganador se lleva todo, pero la RP incluye
distintas opciones. Algunas fórmulas de rp sobrerrepresentan
a las mayorías, otras producen una proporcionalidad pura y
otras más sobrerrepresentan a las minorías.
En la siguiente discusión me referiré a la configuración
inicial de las normas electorales en los estudios de caso, con
el fin de evaluar en qué medida cambiaron las reglas del juego
cuando los grupos rebeldes se incorporaron a la democracia.
Los países estudiados tuvieron distintos puntos de partida, y
las respectivas reglas electorales pudieron experimentar trans-
formaciones en diferentes sentidos. Si en un país determinado
las reglas electorales iniciales generaban una proporcionalidad
pura, y en el curso del proceso de paz se llevó a cabo una
reforma electoral en la que se adoptaron reglas para sobre-
rrepresentar a las minorías, concluiré que la incorporación
de la oposición armada a la democracia coincidió con la
adopción de reglas más permisivas. Si, en vez de esto, el país
en cuestión optó por reglas electorales dir igidas a sobrerre-
presentar a las mayorías, concluiré que hubo un cambio hacia
reglas más restrictivas. Podrían observarse instancias donde
no hubo modificaciones sustanciales en las reglas electorales
(y el statu quo puede ser permisivo o restrictivo frente a los
partidos políticos pequeños y medianos), y casos en los cuales
los estímulos más importantes para fomentar la participación
política de los partidos de oposición no tuvieron una relación
directa con la fórmula electoral. En cualquier caso, es impor-
tante analizar con detenimiento los cambios en las estructuras
de incentivos electorales, para luego determinar si hubo por
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c ar lo n as i
parte de los distintos gobiernos un juego de empoderamiento
o desempoderamiento de las organizaciones guerrilleras que
se desmovilizaron.
Cambios en las reglas electorales
Nicaragua y El Salvador son casos donde los grupos arma-
dos ilegales eran fuertes. Asumiendo que el poder militar de
un grupo corresponde a su fuerza política posterior (es decir,
a su respaldo político luego de desmovilizarse), mi expectativa
teórica general para estos casos es que los gobiernos traten de
poner obstáculos a dichas organizaciones, anticipando que
tendrán un buen desempeño en las urnas. Mi supuesto aquí es
que los gobiernos son reacios a empoderar a grupos de opo-
sición con un alto potencial de ser elegidos, por cuanto estos
pueden imponer un modelo político/económico contrario
a los intereses del partido de gobierno. En contras te, Gua-
temala y Colombia son instancias de una oposición armada
relativamente débil. En el caso de estas insurgencias débiles,
mi expectat iva general es que los gobiernos adopten reglas
permisivas, con el objeto de minimizar el riesgo de que se
reproduzcan los ciclos de violencia política. Mi supuesto aquí
es que los gobiernos tienden a ser generosos cuando anticipan
que los grupos rebeldes desmovilizados van a ser fuerzas po-
líticas minoritarias o marginales. ¿Qué tanto se adecúan mis
expectativas teóricas a los diferentes casos?
Nicaragua
Contrario a mis expectativas, en Nicaragua se observa la
adopción de reglas extremadamente permisivas frente a una
oposición armada fuerte. El fsln ya había introducido reglas
generosas para las elecciones de 1984, en las cuales algunos
segmentos de la oposición decidieron no participar. La opo-
sición obtuvo concesiones extraordinarias adicionales para las
elecciones de 1990, donde la alianza opositora uno compitió
en las elecciones y derrotó al fsln en un contexto de guerra
interna y agresión norteamericana.
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Capítulo 6
Antes de las e lecciones de 1984, el gobierno integ ró un
Consejo de Estado conformado por cin co miembros, y lo
encargó de elaborar normas relacionadas con las elecciones
y los partidos políticos. Tres de los miembros del Consejo de
Estado eran del fsln, pero los otros dos pertenecían a partidos
independientes y a movimientos sociales ajenos al gobierno.
Las reg las electorales adoptadas por esta entidad sobrerre-
presentaron a las minorías. Las normas establecieron que el
presidente de Nicaragua sería elegido por mayoría simple y
sin doble vuelta (lasa Commission to Observe the 1990 Ni-
caraguan Election 1990: 11). Los 90 miembros del Congreso,
en cambio, serían elegidos por circunscripciones regionales
con la cuota Hare del mayor residual. Aunque esta fórmula
favorece a partidos grandes y medianos (l asa Commission
to Observe the 1990 Nicaraguan Election 1990: 11), todos los
candidatos presidenciales que obtuvier an como mínimo el
1,19% de los votos nacionales serían premiados con una curul
en el Congreso, lo que era un claro estímulo para los parti-
dos muy pequeños (lasa 1990: 8; Close 1995: 53; Krennerich
1993b: 458).
Si se analizan las reglas electorales para las elecciones de
1990, las primeras en las cuales participaron todos los par ti-
dos de oposición, se evidencian cambios importantes. Dos
circunscripciones, una para la elección de dos, y la otra de tres
congresistas, adoptaron la cuota Droop, la cual distorsiona
ligeramente la proporcionalidad de la representación en favor
de los partidos más fuertes (Krennerich 1993b: 458). Los efectos
de este cambio fueron insignificantes, dado el gran tamaño
del Congreso. Adicionalmente, se preservó la regla legislativa
que otorgaba curules en el Congreso a los candidatos presi-
denciales que obtuvieran poco más del 1% de los votos, como
estimulo para los micropartidos (Close 1995: 53).
Al margen de la fórmula elector al, al aproximars e las
elecciones de 1990, el gobierno de Ortega otorgó una serie
de concesiones sustanciales a la oposición. Un informe de la
comisión lasa las menciona. En 1988, mientras se preparaban
las negociaciones de Sapoá con los contras, el gobierno acordó

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