Antecedentes históricos de la estructura socioeconómica colombiana - Crecimiento, desarrollo y democracia en Colombia. Los contrapesos de un proceso incompleto - Libros y Revistas - VLEX 820999945

Antecedentes históricos de la estructura socioeconómica colombiana

AutorÁlvaro Albán Moreno/Jorge Alberto Rendón Vélez
Páginas119-234
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Capítulo 3
Antecedentes históricos de la
estructura socioeconómica colombiana
1. Colonia y emancipación: procesos centrales relacio-
nados con la propiedad de la tierra, los medios de pro-
ducción y el posterior origen de la industria en Colombia
Los siglos XVIII y XIX son determinantes para el territorio que actualmente
ocupa Colombia. Los acontecimientos sociales ocurridos durante este período
generaron un efecto aún palpable en las estructuras sociales y económicas del
país. En particular, la política económica colonial y la implementación y evolu-
ción posterior de sus instituciones, el desarrollo de la hacienda, las guerras de
independencia y sus consecuencias económicas, la reforma agraria de 1850, la
revolución de medio siglo y la consecuente desamortización de bienes de ma-
nos muertas (1861), la colonización antioqueña, la evolución de la economía
cafetera y el desarrollo de la industria, fueron hechos que inuirían decisiva-
mente en la distribución de la tierra y el capital en Colombia y determinarían
las actuales estructuras de propiedad de los medios de producción. El análisis
de estos procesos ayuda a la comprensión de los factores que inuyeron en la
conguración de la estructura socioeconómica colombiana y explican, en gran
medida, las políticas económicas que se establecerían en el siglo siguiente.
1.1. La política económica colonial
La política colonial implementada por España favoreció una conguración
particular de la estructura de la economía colombiana en el siglo XX. Como se
ha expuesto, una característica principal del manejo económico del Imperio
español fue la monopolización del comercio colonial.
El enorme ujo de metales preciosos hacia España generó un efecto incre-
mental en los precios de sus productos, lo cual, unido al atraso relativo que
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caracterizaba a la metrópoli, inuyó en la pérdida de competitividad y mayor
estancamiento industrial. Ante tal situación, se desató el contrabando de las
colonias españolas con Inglaterra, Francia y Holanda, situación que se explica
por el hecho de que estas naciones poseían un mayor desarrollo ya inmerso
en relaciones capitalistas de producción.
A partir de 1768, por las reformas de la Casa de los Borbones, se libera el co-
mercio entre España y las colonias, lo cual incrementó notablemente el ujo
comercial, al punto que hacia 1774 se cuadruplica (Kalmanovitz, 1994). Pese
a lo anterior, el comercio intracolonial seguía restringido y con mayor razón el
comercio entre las colonias y las demás naciones europeas. Igual suerte tuvo
la producción de artículos y productos agrícolas sin posibilidad de competir
con sus similares metropolitanos.
El tabaco y el aguardiente, productos de perl exportable, fueron controlados
mediante la imposición de altos impuestos (estancos y alcabalas), situación
que generó fuertes protestas entre los productores, comerciantes y contra-
bandistas criollos, mayoritariamente miembros de las clases dominantes,
quienes se opusieron a la metrópoli, pues esta les cerraba las puertas al incre-
mento de su riqueza. Además, vislumbraban que su prosperidad dependería
cada vez más del ascenso industrial y comercial de Inglaterra.
El tipo especíco de relaciones sociales impuestas por los colonizadores se
evidencia en las estrategias de dominación, explotación económica y ocupa-
ción del territorio, las cuales fueron diferenciales en las distintas regiones del
país. Estas diferencias se debieron fundamentalmente a los diversos grados
de evolución social de los grupos y tribus indígenas, aspecto que inuiría
decisivamente en la explicación de las formas de tenencia de la tierra, las
relaciones sociales de producción, las formas de ocupación y, consecuen-
temente, los niveles de desarrollo alcanzados por las diversas regiones a lo
largo del actual territorio nacional.
Lo anterior se facilitó dadas las contradicciones entre la política colonial y los
intereses personales y de clase de los colonos, situación que impidió la con-
creción de una estrategia de colonización uniforme. Los colonos gozaron de
una autonomía de hecho, al punto que para la metrópoli resultaba difícil, si
no imposible, tener control administrativo sobre los territorios colonizados.
Inuían también las grandes distancias con la metrópoli y entre los mismos
poblados, las funciones militares desarrolladas por los encomenderos y colo-
nos, el escaso pie de fuerza militar español en las colonias y la excesiva dura-
ción de los procesos judiciales. Otros factores como la geografía, el clima o
los recursos naturales representan una importancia relativa para explicar las
diferencias socioeconómicas entre las regiones, tal como se ha expuesto en
títulos precedentes.
C. 3 - A      
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El traslado a gran escala de la cultura, instituciones, costumbres y creencias de
la metrópoli al Nuevo Mundo se enfrentaba al obstáculo de que la minería y la
plantación esclavista resultaban limitadas económicamente para este propó-
sito. Ello resalta la importancia de la población india respecto de la negra im-
portada de África, tanto por su número como por la presencia de civilizaciones
agrarias en las zonas de colonización española que hacían explotable la mano
de obra indígena en forma de servidumbre. Así, de la esclavitud abierta de los
primeros años se pasó a la prohibición de la esclavitud de la población indíge-
na, con lo cual emergieron los conictos con los primeros españoles dueños
de tierras y minas (Zuleta, 2004, 71-72).
El tipo de colonización española en los territorios del Nuevo Mundo reejaba
la resistencia en la Península de la nobleza al desarrollo del modo capitalista de
producción, lo cual derivó en el desarrollo en las colonias de una aristocracia
terrateniente autoritaria burocráticamente, a bien de sostener el papel de inter-
mediario económico de España. De tal situación nacieron los estrictos controles
políticos y scales implementados con el objetivo de que los países competido-
res más avanzados no usufructuaran las riquezas de las posesiones de ultramar.
“Las mismas causas históricas que detuvieron el avance de la burguesía industrial
en la Península determinaron el hecho de que la forma de asentamiento y colo-
nización no se rigiera por las pautas de la dominación capitalista y se convirtiera
hasta cierto punto en un movimiento de traslación de la aristocracia terratenien-
te que encontró un nuevo campo para la expansión y renovación…” (ibid., 73).
Como parte de la política colonial, fueron desarrolladas instituciones socioeco-
nómicas como la Encomienda, la Mita, el Resguardo, los Ejidos y la Esclavitud,
cuya nalidad fundamental era facilitar el usufructo del trabajo indígena en
América, proceso que se llevaba a cabo por medios directos o a través de es-
quemas tributarios. Por lo tanto, el funcionamiento de estas instituciones se
relacionaba con el sistema de organización de los nativos y de sus actividades
productivas, las formas de posesión, tenencia y uso de la tierra y, especial-
mente, las formas de extracción de excedentes por vía tributaria o a través del
usufructo directo del trabajo. Como el trabajo indígena constituía el medio de
producción básico, era necesario preservar a los naturales, razón por la cual la
metrópoli desarrolló paralelamente esquemas de protección para los nativos
que conllevaron a la desaparición de la encomienda. Estas medidas generaban
contradicción entre los colonos y la Corona. Los primeros estaban interesados
en obtener en corto tiempo el máximo provecho posible, sin importar que
en un futuro la raza indígena se extinguiera. En dirección opuesta, la Corona
asumía una posición de largo plazo.
La encomienda operaba a través de un grupo de indígenas que era obligado,
inicialmente como grupo y después personalmente, a pagar temporalmente a un

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