Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza: el caso de Colombia 2011-2017 - Núm. 83, Julio 2019 - Revista Desarrollo y Sociedad - Libros y Revistas - VLEX 830595729

Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza: el caso de Colombia 2011-2017

AutorEdinson Ortiz Benavides, José Javier Núñez Velázquez
Páginas263-305
263
DESARRO. SOC. 71, PRIMER SEMESTRE DE 2013, PP. X-XX, ISSN 0120-3584
Revista
Desarrollo y Sociedad
83
Segundo semestre 2019
PP. 263-305, ISSN 0120-3584
E-ISSN 1900-7760
Aportes para la construcción de una medida global
de la pobreza: el caso de Colombia 2011-2017
Contributions for the construction of a global
measure of poverty: The case of Colombia
2011-2017
Edinson Ortiz Benavides1
José Javier Núñez Velázquez2
DOI: 10.13043/DYS.83.7
Resumen
La pobreza, como una de las principales limitantes del bienestar social, se encuen-
tra entre las mayores preocupaciones de los países, organismos multilaterales y
de la sociedad en general. Sin embargo, los consensos académicos internacio-
nales en cuanto a concepto, medición y comparabilidad internacional siguen
distantes. Por tanto, este artículo busca aproximar distintas posiciones al res-
pecto y proponer un indicador que supere las visiones unidimensionales de un
fenómeno poliédrico y multicultural. A la luz de los resultados, y utilizando datos
de 121.802 hogares de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2012-2017, se
pudo evidenciar que Colombia en seis años redujo en 7,2 puntos porcentua-
les la incidencia de la pobreza, la brecha en 1,1, y la desigualdad en 1 punto
porcentual, afectando con mayor frecuencia las zonas rurales y hogares con
jefaturas femeninas y de mayor etnicidad, bien por color de piel o pertenencia
a grupos étnicos.
1 Universidad de Nariño. Correspondencia dirigida a edinsoneconomia@gmail.com. Calle 61N # 3AN-80.
Conjunto Residencial Balcones de Cataluña. Barrio La Flora. Cali - Valle. Cel. +57 322 8327237.
2 Universidad de Alcalá.
Este artículo fue recibido el 23 de agosto del 2018, revisado el 7 de julio del 2019 y finalmente aceptado
el 18 de julio del 2019.
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Palabras clave del autor: condiciones de vida, desigualdad, etnicidad, Colombia.
Clasificación JEL: I31, D63, J15, D7.
Abstract
Poverty, as one of the constraints of social welfare, is among the greatest
concerns of countries, multilateral agencies, and society in general. How-
ever, international academic consensus regarding the concept, measurement,
and international comparability remains distant. As such, this paper seeks to
approximate positions on the subject, and propose an indicator that can over-
come one-dimensional visions of a polyhedral and multicultural phenome-
non. In light of the results, and using data from 121,802 households from the
2012-2017 National Quality of Life Survey, it was evident that in six years,
Colombia reduced its incidence of poverty by 7.2 percentage points, the gap
by 1.1, and inequality by 1 percentage point, with rural areas and households
being affected more frequently.
Keywords by author: Living conditions, inequality, ethnicity, Colombia.
JEL Classification: I31, D63, J15, D7.
Introducción
En todos los países del mundo, la reducción o erradicación de la pobreza es
un objetivo político capital. En el ámbito internacional, no cabe duda de que
eliminar la pobreza mundial en todas sus formas, es el más importante de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas
en el 2015. Así pues, en la asignación de recursos en los presupuestos nacio-
nales y la asistencia internacional para el desarrollo influyen los avances y la
situación relativa de los países con respecto a la reducción de la pobreza. Sin
embargo, a pesar de que la pobreza es un tema clave en la agenda política de
cada país, su medición y comparabilidad en el plano internacional sigue siendo
problemática (Anker, 2006).
Los consensos académicos internacionales en cuanto al concepto, la medi-
ción y la comparabilidad de la pobreza siguen distantes, aun cuando existan
importantes avances al interior de los países. Esto lleva al Banco Mundial a
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calcular un índice internacional basado en una línea de pobreza de 3,1 dólares
de paridad de poder adquisitivo del 2011 (PPA), que resulta muy complejo y
apartado de las medidas nacionales y que, además, goza de poca credibilidad
y convencimiento.
Por lo anterior, este artículo pretende hacer una revisión de los principales avan-
ces en el concepto y las metodologías usadas para la medición de la pobreza,
acercando posiciones y proponiendo una medida más universal que vincule en
su cálculo el carácter relativo de tiempo y espacio del fenómeno, el grado de
desarrollo de los países y, sobre todo, el carácter multifacético, que lo vuelva
más comparable internacionalmente y evaluable en el tiempo.
En consecuencia, el primer capítulo aborda lo referente a la revisión literaria
sobre las distintas definiciones y metodologías predominantes para la identi-
ficación y la agregación del fenómeno. El segundo capítulo muestra la forma
cómo la mayoría de las autoridades estadísticas nacionales calculan la pobreza
y la ofrecen a la comunidad en general. El tercer capítulo describe la pro-
puesta metodológica de cálculo de la pobreza con opciones importantes para
una mejor comparabilidad internacional del fenómeno, ofreciendo ventajas
en el diseño y evaluación de políticas públicas para su efectiva identificación
y control. El cuarto capítulo presenta los resultados luego de aplicar la meto-
dología para los datos de Colombia durante el 2011 a 2017. Finalmente, en el
capítulo quinto se plantean las conclusiones generales sobre los principales
hallazgos y aportes en la concreción conceptual y metodológica de la pobreza.
I. El concepto de pobreza
La pobreza es un fenómeno que si bien es muy antiguo, su estudio científico
se remonta solo a comienzos del siglo XX. Sin embargo, aunque está muy
presente en las preocupaciones de gobiernos y entidades multilaterales, su con-
ceptualización y medición se haya muy distante de consensos internacionales.
La discusión sobre el fenómeno de la pobreza implica considerar que su defini-
ción es paralela a los desarrollos sociopolíticos, económicos y tecnológicos de
la sociedad; en tal sentido, es un concepto que evoluciona frente a los referen-
tes de calidad de vida y sostenibilidad de la misma. Interpretar hoy la pobreza
—con las lógicas de mediados del siglo XX u otras épocas— es desconocer la
transformación social y cultural a lo largo de los años, de realizarse con dichos
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parámetros se lograrían éxitos en su solución numérica pero desaciertos en su
real disminución. Si el objetivo es reducir o erradicar la pobreza, es pertinente
reconocer las nuevas realidades, resignificar o redefinir el concepto y brindarle
una suerte de perspectiva que facilite su interpretación, para que las políticas
públicas sean herramientas efectivas para su control y posterior erradicación
(Ruiz-Herrera, Botello-Peñaloza y Marín-Díaz, 2014).
Si bien el término “pobreza” tiene distintos significados en las ciencias sociales,
la mayoría de los estudios económicos han centrado su atención casi exclusi-
vamente en las concernientes a “necesidad” y “estándar o condiciones de vida”,
como está indicado arriba. Todo lo que ya se ha dicho sobre la relatividad del
contexto del concepto de pobreza y el requisito de referir las definiciones al
estilo de vida dominante, implica que las normas de pobreza deben ser diná-
micas. A medida que la sociedad se va enriqueciendo, los niveles absolutos de
las normas pretéritas van quedando obsoletos; el desarrollo económico cam-
bia la disponibilidad de las diferentes clases de bienes e incluso la estructura
de las necesidades; y con él, cambian los estilos de vida (Townsend, 1979).
Como se aprecia, llegar a una definición universal de la pobreza ha resultado
por lo menos complejo, y dado que su concepto va muy ligado a las diferen-
tes metodologías y técnicas que se utilizan para su medición, es preciso hacer
una revisión más detallada de la identificación que diferencia a los “pobres”
de los “no pobres” y la agregación del término en algún indicador que permita
apreciar no solo la evolución del fenómeno en un contexto determinado, sino
también su comparabilidad con otros contextos.
La identificación que pretende diferenciar con claridad en un contexto deter-
minado qué individuos u hogares son pobres y quiénes no lo son, requiere
comparar el bienestar de distintas personas y evaluar si alguna de ellas tiene
un nivel menor al “mínimo razonable” fijado socialmente (Feres y Mancero,
2001). El análisis económico tradicional suele identificar esta noción de bien-
estar o estándar de vida con la utilidad que experimentan los individuos ante
el consumo de bienes (enfoque utilitarista). Sin embargo, Sen (1984) critica
este enfoque y argumenta que el nivel de vida o bienestar de un individuo lo
determinan sus capacidades y no los bienes que posea ni la utilidad que expe-
rimente (enfoque de las capacidades).
Según Sen, se pueden entender las “capacidades” como aquellas actividades
que distintos objetos permiten realizar. No son los objetos que nos proporcionan
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el estándar de vida, pues la posesión de un bien no implica por sí misma las
actividades que un individuo pueda realizar, dichas actividades dependen de
las facultades e impedimentos de cada individuo. Si bien “los objetos pro-
veen la base para una contribución al estándar de vida, no son en sí mismos
una parte constituyente de ese estándar” (Domínguez-Domínguez y Martín-
Caraballo, 2006). Un tercer enfoque, emergente en la época y consolidado
en años recientes, es el enfoque de bienestar subjetivo, que se basa en la
evaluación que hace una persona de su propio bienestar; se afirma que el bien-
estar es subjetivo en el sentido de que es el sujeto quien lo experimenta y esta
experiencia de bienestar depende de sus condiciones, de su subjetividad. Se
argumenta, por tanto, que cada persona es autoridad competente para juzgar
su bienestar (Rojas y Jiménez, 2008).
Estos enfoques respaldan los métodos indirecto, directo y subjetivo en la iden-
tificación de los pobres. En el “método indirecto” una persona es pobre porque
no cuenta con los recursos económicos suficientes para satisfacer sus necesi-
dades básicas, en claro apego al enfoque utilitarista. En el “método directo”,
una persona es pobre porque no satisface una o varias necesidades básicas
según un umbral normativo, como una nutrición adecuada, un lugar decente
para vivir, educación básica, etc., siguiendo los lineamientos del enfoque de
capacidades. Por su parte, en el “método subjetivo” una persona es pobre
porque bien ella misma hace una evaluación consciente de su condición de
pobreza (se considera pobre) o bien porque a partir de dicha evaluación se
define arbitrariamente un nivel de bienestar considerado como bajo y con este
una medida de comparación.
Bajo el método indirecto la discusión de la pobreza se limita al espacio de la
renta, definiendo la pobreza como una privación económica (PEM) o, como
determinó Foster en 1984, se trata la pobreza como pobreza económica o
monetaria, puesto que está vinculada a las carencias de recursos económicos
de las personas u hogares, para el consumo de bienes y servicios económi-
cos. De este modo, un estándar de pobreza está basado en el nivel de recursos
del individuo u hogar que se “juzgan necesarios” para tener un nivel de vida
mínimamente adecuado (Domínguez-Domínguez y Martín-Caraballo, 2006).
El método directo no es solo una alternativa metodológica al método indirecto,
sino que también representa una conceptualización distinta de la pobreza
(Sen, 1981). Este método observa directamente las condiciones de vida de la
población y dependiendo de lo lejos que se encuentren de los estándares
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sociales, bajo una metodología de “doble umbral”, se determinará la clasifi-
cación de una persona u hogar como “pobre” o “no pobre” (Feres y Mancero,
2001). Por ello, este método nos lleva a un concepto de pobreza de condiciones
de vida (PCV) el cual se desarrolla más adelante. Dentro de las medidas multi-
dimensionales de pobreza podemos destacar el índice de necesidades básicas
insatisfechas (NBI) propuesto por la Cepal a comienzo de los años ochenta y
adoptado como oficial por muchos países latinoamericanos; el índice de con-
diciones de vida (ICV) propuesto por el Departamento Nacional de Planeación
en Colombia desde 1993, el índice de pobreza humana (IPH) propuesto por
las Naciones Unidas en 1997, y recientemente el índice de pobreza multidi-
mensional propuesto por Sabine Alkire y James Foster en el 2007 de la OPHI
(Oxford Poverty & Human Development Initiative, Iniciativa de Pobreza y
Desarrollo Humano de Oxford) que a partir del 2010 reemplaza al IPH.
Como bien se observa, en los últimos años se han visto no solo un desarro-
llo, sino también un crecimiento del análisis de la pobreza desde el enfoque
multidimensional. Tanto los gobiernos como los académicos y las organiza-
ciones internacionales buscan las mejores combinaciones de indicadores para
definir y combatir la pobreza. En el ámbito internacional, a partir de 1990
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoció la
necesidad de estudiar la pobreza más allá del ingreso/gasto; para ellos, “el
desarrollo humano es un proceso de ampliación de las opciones de las perso-
nas”. Por otra parte, desde 1997 el Banco Mundial enfatizó que la pobreza es
un fenómeno multidimensional. En el 2000, 147 jefes de Estado firmaron la
declaración del milenio (ODM) que revalidó el compromiso de esos gobiernos
para combatir la pobreza desde el enfoque multidimensional. En términos de
instrumentos políticos públicos, ocho dimensiones relacionadas con el desa-
rrollo humano fueron consideradas para la lucha contra la pobreza (Delice,
2014). Esta misma iniciativa fue reeditada el 25 de septiembre de 2015 por
197 líderes mundiales, con la misión de poner fin a la pobreza en todas sus
formas en todo el mundo al 2030, como el primero de 15 objetivos de desa-
rrollo sostenible (ODS).
El método subjetivo, diferenciado de la línea de pobreza subjetiva de la PEM,
y basado esencialmente en cuestionarios de opinión, conlleva la medición de
la pobreza en términos subjetivos en un contexto determinado. La pobreza
subjetiva (PSJ) entonces está basada en las apreciaciones que tienen los
individuos u hogares acerca de sus condiciones de vida y del entorno que
los rodea. En este sentido, es una medida que aporta elementos adicionales al
análisis objetivo de la pobreza visto hasta ahora.
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Este tipo de pobreza se considera subjetiva porque es la persona u hogar quien
haciendo una revisión integral y prospectiva de su propia vida y de las con-
diciones de su entorno, se siente y define como “pobre”, incluso, pudiendo
cubrir con sus ingresos una canasta de consumo que le garantiza el acceso
a bienes y servicios esenciales para su subsistencia (Giarrizo, 2007). En otras
palabras, es el grado de insatisfacción con la situación en que se está, al no
tener el nivel de vida deseado.
Así las cosas, la pobreza subjetiva no se corresponde necesariamente con la
pobreza objetiva, y viceversa, puesto que individuos u hogares catalogados
como pobres objetivos puede que no se autoperciban como pobres, mientras
que quienes no son ubicados como pobres objetivos puede que sí se conside-
ren pobres al no tener el nivel de vida que desearían tener o considerar que se
encuentran muy por debajo de las condiciones promedias de los individuos u
hogares de su entorno (Pinzón-Gutiérrez, 2014).
Respecto a la agregación, una vez identificadas las personas “pobres”, es nece-
sario contar con una medida que indique la extensión y estado actual de la
pobreza. Entre las ventajas de una medida de pobreza se cuenta la facilidad
de comparar entre distintas situaciones, y su utilidad para evaluar la efectivi-
dad de las políticas sociales (Feres y Mancero, 2001). Sin embargo, todas las
medidas sintéticas están calculadas para la pobreza económica o monetaria
(PEM), pero con los ajustes adecuados, pueden ser extensibles a los nuevos
conceptos de pobreza de condiciones de vida (PCV) y pobreza subjetiva (PSJ).
En este sentido, para la construcción de índices de pobreza se puede seguir,
al menos, dos enfoques: el enfoque axiomático (EA) y el enfoque de bienestar
(EB). El EA consiste en especificar un conjunto de axiomas o propiedades
deseables que debe satisfacer un índice o medida de pobreza; el primer plan-
teamiento axiomático fue propuesto por Sen (1976). Según Foster, Greer y
Thorbecke (2010), los axiomas para las medidas de pobreza pueden ser conve-
nientemente agrupados en tres grandes categorías: 1) Axiomas de invariancia;
2) Axiomas de dominancia, y 3) Axiomas de subgrupo. Por otro lado, de acuerdo
con Fernández-Morales (1992), el EB consiste en comparar el bienestar social
asociado a la “distribución objeto de estudio” con el bienestar que se obten-
dría de una distribución ideal o de referencia en la cual se hubiese eliminado
la pobreza. Para realizar esta comparación se utiliza una función de bienestar
o de evaluación social. Los dos enfoques anteriores constituyen dos maneras
alternativas de especificar la forma funcional concreta de la medida o índice
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y en muchos casos se puede llegar al mismo índice, por lo que pueden consi-
derarse enfoques complementarios (Fernández-Morales, 1992).
En la última década, el estudio de la pobreza ha experimentado un fuerte desa-
rrollo tanto en el plano teórico como en las aplicaciones empíricas, gracias a
la creciente disponibilidad de estadísticas sobre la distribución de la renta o
gasto, condiciones de vida y la propia percepción de pobreza de los individuos
u hogares (Fernández-Morales y Martín-Reyes, 1994). Fruto de este impulso
investigador ha sido el desarrollo de multitud de índices distintos, que de una
u otra forma siguen la aportación de Sen (1976), quien propone tres compo-
nentes para el estudio de la pobreza. El primero de ellos se denomina “inci-
dencia” (H) y corresponde al porcentaje de la población que tiene un ingreso/
gasto de referencia (x) en el hogar, condiciones de vida o autopercepción por
debajo de la línea de pobreza (Z), con relación a la población total. El segundo
componente es la “intensidad” (I) o “brecha” (HI) y es un indicador que mide
la cantidad de dinero, condiciones de vida o autopercepción que le falta a un
individuo u hogar pobre para dejar de estar en esa situación, es decir, para
que alcance la línea de pobreza, por ello se corresponde con la magnitud de la
pobreza. Finalmente, el tercer componente es la desigualdad entre los pobres,
que actúa como factor agravante del fenómeno conocida por otros como
“severidad” (D). Este componente integra al indicador de incidencia y brecha
de la pobreza (Núñez-Velázquez, 2009).
Dentro de esta gran variedad de índices, la familia propuesta por Foster, Greer
y Thorbecke (1984) conocidos como índices FGT (x, z, ), ha tenido una gran
aceptación, siendo empleados en gran número de estudios empíricos. Ello se
debe a que gozan de buenas propiedades en el sentido teórico y constituyen
un conjunto amplio y flexible para la medición de la pobreza y sus diferen-
tes aspectos, mencionados arriba (Fernández-Morales y Martín-Reyes, 1994).
II. Medición de la pobreza
A. Medición de la pobreza monetaria
En la medición de la pobreza económica o monetaria (PEM) intervienen: los
ingresos totales (y), el ingreso de referencia (x), la escala de equivalencia (e)
y la línea de pobreza (z). La combinación de estos elementos permite obtener
los siguientes vectores:
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X = (x1, x2, … xN), con xi (i = 1, 2, 3 … N) vector de ingresos.
X
= (
x1
,
x2
, …
xN
), con
x
i (i = 1, 2, 3 … N) vector de pobreza monetaria.
x
xz
i
i
=
1
0
si
no
si De aquí se obtiene el número de pobres q:
xq
i
i
N=
=
1 (1)
1. El ingreso de referencia
El ingreso de referencia (x) es uno de los elementos de mayor controversia
en la medición de la pobreza monetaria, por cuanto cada país presenta com-
binaciones en la utilización tanto del ingreso total (y) como de la escala de
equivalencia (e).
En el caso de Colombia y de muchos países latinoamericanos, el ingreso total3
se divide entre el número de personas que lo conforman y así se obtiene el
ingreso per cápita de la unidad de gasto4. Este ingreso se compara con el valor
de las líneas de pobreza y pobreza extrema para determinar el porcentaje de
la población total cuyos ingresos no superan dichos umbrales (Conpes, 2012).
Otros países utilizan diferentes escalas de equivalencias (e), entendidas como
un índice de las necesidades del hogar, el cual dependerá generalmente de las
características de los n miembros que lo integran; pues, claramente, un hogar
más numeroso tiene necesidades mayores que uno más pequeño y, por ello,
se requerirá algún tipo de ajuste que permita tener en cuenta las necesidades
familiares. Tradicionalmente, este tipo de ajuste se hacía a partir del número
de personas en cada familia, obteniendo así la renta per cápita, que presenta
el doble problema de asumir, primero, que todas las personas dentro del hogar
tienen con exactitud las mismas necesidades (adulto equivalente), independien-
temente de la edad y el sexo; y segundo, la sobrevaloración de las economías
3 En el caso de Colombia, dentro de los ingresos totales (y) se tienen en cuenta los ingresos por concepto
de salarios, ganancias u honorarios, los ingresos en especie y otras fuentes de ingreso como arriendos
(alquileres efectivos); intereses y dividendos por inversiones; pensiones o jubilaciones por vejez, inva-
lidez o sustitución pensional; ayudas (de hogares dentro y fuera del país, y de instituciones), pensión
alimenticia por paternidad, divorcio o separación. En este último rubro también se incluyen, entre otros
conceptos, las transferencias monetarias gubernamentales que reciben los hogares (MESEP, 2012).
4 “La unidad de gasto hace referencia a la persona que atiende sus propios gastos, o al grupo de personas
que comparten la vivienda y tienen arreglos para satisfacer en común sus necesidades esenciales (gastos
de alimentación, servicios de la vivienda, equipamiento y otros gastos del hogar)” (DANE, 2009).
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de escala de las familias más numerosas y la inadmisión de bienes públicos
al interior de los hogares (Domínguez-Domínguez y Martín-Caraballo, 2006).
Ante estas dificultades, surgen en la literatura multiplicidad de escalas de
equivalencia con el propósito de ajustar el ingreso o consumo de los hogares
en función de su tamaño y composición, y volverlos comparables. Una escala
frecuentemente utilizada en el análisis económico se encuentra en Buhmann,
Rainwater, Schmaus y Smeeding (1988). El número de “adultos equivalentes”
de un hogar se determina con la expresión e = n, donde n es el número de
miembros del hogar y es el parámetro de economías de escala. El “ingreso
por unidad equivalente” o ingreso de referencia (x) se obtiene dividiendo el
ingreso total disponible (y) del hogar por el número de unidades (o “adultos
equivalentes”): x = y/e, x = y/n. De esta forma, si el parámetro toma el valor
0, se supone que las economías de escala son absolutas, por lo que el indi-
cador de bienestar utilizado es el ingreso total (x = y). En cambio, cuando no
existen economías de escala en el hogar, toma el valor 1, y el indicador de
bienestar es el ingreso per cápita (x = y/n) (Mancero, 2001).
2. Los umbrales de pobreza
Según Feres y Mancero (2001), los umbrales de pobreza establecen el ingreso
o gasto mínimo que permite mantener un nivel de vida adecuado, según cier-
tos estándares elegidos. Es decir, se considera pobres a aquellas personas con
un ingreso menor a la línea de pobreza. Se distinguen líneas objetivas y líneas
subjetivas. Dentro de las líneas objetivas se diferencian las líneas absolutas,
líneas relativas y líneas híbridas. Ahora, dentro de las líneas absolutas se des-
tacan las obtenidas a partir del consumo calórico y a partir del costo de las
necesidades básicas.
En el consumo calórico la línea de pobreza corresponde al nivel de ingreso
(o de gasto) que permite alcanzar un consumo predeterminado de calorías.
Las necesidades calóricas se obtienen de estudios nutricionales, realizando
supuestos sobre el nivel de actividad física. El costo de las necesidades bási-
cas utiliza una canasta básica de consumo compuesta por diversos bienes y
servicios; la línea de pobreza es el gasto necesario para adquirir esa canasta
básica compuesta de manera simplificada por “bienes alimentarios” y “otros
bienes” (Feres y Mancero, 2001).
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Las líneas “relativas” fijan la línea de pobreza con relación a los ingresos
medios de un país. De esta forma, la pobreza se considera como una situación
de “privación relativa”, en la cual un individuo es más o menos pobre según
cuánto tengan los demás. Este método relativo, de acuerdo con Sen (1984),
se originó como respuesta a los fallidos estudios de pobreza de mediados del
siglo XX, en los que la línea de pobreza utilizada era absoluta en términos
de bienes, y no reflejaba las nuevas necesidades de las personas a lo largo del
tiempo. Al considerar la condición de pobreza en función de lo que tienen los
demás, este método no necesita de reajustes periódicos al nivel de la línea de
pobreza, ya que se producen automáticamente con la variación de ingresos
de un país. Debe señalarse que esta forma de mover la línea de pobreza supone
una elasticidad-ingreso con respecto al ingreso medio (o mediano) igual a 1;
o, en otras palabras, que la percepción de “privación relativa” de las perso-
nas cambia inmediatamente ante variaciones del ingreso promedio (Feres y
Mancero, 2001).
Las líneas híbridas son poco comunes, aun cuando permiten obtener líneas
más realistas toda vez que promedian geométricamente los umbrales tanto
absolutos como relativos.
Finalmente, las líneas de pobreza subjetivas se construyen a partir de las
percepciones de los propios hogares, obtenidas mediante un cuestionario de
opinión. En este método estaría implícito, entonces, el supuesto de que “cada
individuo por sí mismo es el mejor juez de su propia situación” (Van Praag,
Goedhart y Kapteyn, 1980).
B. Medición de la pobreza multidimensional
La medición de la pobreza multidimensional es factible utilizando las matri-
ces de datos de hogares (i) por cada una de las variables o dimensiones (j)
seleccionadas para el efecto. Esta técnica conocida como de “doble umbral” se
viene utilizando desde los años ochenta con el índice de necesidades básicas
insatisfechas de la Cepal, el índice de condiciones de vida del Departamento
Nacional de Planeación en Colombia desde 1993, y recientemente en la meto-
dología del índice de pobreza multidimensional (IPM) de Alkire y Foster desde
el 2010. Todo indica que esta última supera las anteriores por sus propiedades
axiomáticas, ante lo cual nos centramos en ella.
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Sean:
X
j
j
=
11 1
1
⋮⋱
X
j
j
=
11 1
1
⋮⋱
x
xz
ij
ij j
=
1
0
si
No
si (2)
Zz
zz
j
=
12
Wwww
j
=…
12
C = (c1, c2, … cN), con ci (i = 1, 2, 3 … N). Pero C =
X
.W Vector de priva-
ciones ponderadas.
C
= (
c1
,
c
2, …
cN
), con
c
i (i = 1, 2, 3 … N) Vector de privaciones pondera-
das censuradas
c
ck
i
ij
=
1
0
si
no
si (3)
Q = (q1, q2, … qN), con qi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de conteo
q
ck
i
i
=
1
0
si
no
si De aquí se obtiene q:
qq
i
i
N
=
=
1
(4)
Donde:
x
ij = características del hogar i en la dimensión j
x
ij = privación del hogar i en la dimensión j
z
j = umbral en la dimensión j
w
j = peso asignado a la dimensión j
c
i = privación ponderada del hogar i
c
i = privación ponderada del hogar i solo si es pobre
q = conteo de hogares pobres en la muestra
k = segundo umbral, que determina si un hogar es pobre o no. 0 < k 1
N = total de hogares en la muestra
Ahora se obtienen las medidas de pobreza multidimensional:
Hq
N
= Incidencia de la pobreza multidimensional (5)
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 275
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
A
c
q
i
N
i
==
1 Intensidad de la pobreza multidimensional (6)
MH
I
0
=
* Tasa de incidencia ajustada, IPM (7)
C. Medición de la pobreza subjetiva
La pobreza subjetiva hasta ahora solo es posible medirla mediante encues-
tas con preguntas de selección dicotómica, donde se forma un vector con las
respuestas de cada individuo (pi), tomando el valor de 1, si el individuo se
considera pobre y el valor de 0 en caso contrario. Así las cosas, se obtiene un
valor de q con la sumatoria de dicho vector, y solo se hace factible obtener el
indicador de incidencia (H) en este tipo de pobreza.
D. Medición de la pobreza en la práctica
Debido a la importancia reiterada de la medición de la pobreza en todo el
mundo, casi todos los países por medio de sus oficinas estadísticas ofrecen
cifras anuales del fenómeno, sin que puedan ser comparables entre ellos,
dada la variedad de metodologías adoptadas para su cálculo. En un intento
de comparabilidad internacional, el Banco Mundial ofrece una metodología
basada en la obtención de personas que viven con unos ingresos por día infe-
riores a 3,1 dólares estadounidenses del 2011, paridad de poder adquisitivo
(PPA), según la riqueza del país. Sin embargo, esta metodología plantea pro-
blemas de difícil solución en cuanto a pertinencia y exactitud, e incluso el
mismo Banco Mundial reconoce que no es idónea para medir los umbrales de
pobreza nacionales y que solo sirve para efectuar estimaciones regionales y
mundiales (Anker, 2006).
Es preciso señalar que la mayoría de los países en desarrollo calculan la pobreza
económica o monetaria siguiendo una línea de pobreza absoluta, mientras que
los países desarrollados siguen una línea de pobreza relativa. Además, pocos
países calculan la pobreza de condiciones de vida, solo algunos países lati-
noamericanos ofrecen un indicador de pobreza multidimensional (IPM), como
una versión mejorada del antiguo índice de necesidades básicas insatisfechas
(NBI). Respecto a la pobreza subjetiva, aún menos países incluyen las pregun-
tas en sus encuestas, y generalmente no ofrecen como oficial el dato obtenido.
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
276
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
En los cálculos nacionales, los ingresos totales familiares (y) generalmente
incluyen los ingresos laborales y no laborales, y la renta implícita proveniente
de la vivienda propia u ocupada, excluyen los impuestos y los subsidios guber-
namentales. Sin embargo, la construcción de esta variable en cada país pre-
senta elementos diferenciados. Además, aunque la escala de equivalencia (e)
generalmente utilizada es la per cápita (e = n), existen muchos países que
utilizan su propia forma funcional.
Esta variedad de ingresos totales y escalas de equivalencias utilizadas generan
ingresos de referencia (x) sin el menor asomo de comparabilidad internacional.
Por su parte, la línea de pobreza (Z) utilizada es la absoluta que corresponde al
costo o gasto necesario para adquirir una canasta básica de bienes y servicios
alimentarios y no alimentarios. Generalmente, los países calculan el compo-
nente alimentario y obtienen la línea de pobreza (Z) dividiendo el valor de esta
canasta básica alimentaria por la proporción histórica de gastos en alimentos.
Este procedimiento, altamente extendido en Estados Unidos y América Latina,
se conoce como el “Método de Orshansky”. En contraste, los países desarro-
llados tienden a utilizar una línea de pobreza relativa establecida en el 60%
de la mediana de los ingresos de referencia.
Ahora bien, si el índice de pobreza se obtiene relacionando el ingreso de refe-
rencia y la línea de pobreza, el resultado evidente es la total incomparabili-
dad de las medidas nacionales de pobreza. Por ejemplo, un pobre en Estados
Unidos tiene poco que ver con un pobre en un país menos rico como España.
Así, “un mileurista español entraría en la categoría de pobre en EE. UU.”. Y es
que las familias “pobres” de EE. UU. pueden adquirir bienes que en otros paí-
ses tan solo están al alcance de la clase media. En un reciente informe de la
Fundación Heritage se apuntaban algunas características al respecto: una fami-
lia pobre en EE. UU. suele tener de media un coche, aire acondicionado, dos
televisores a color, todo el material imprescindible para la cocina, una casa en
buen estado con más espacio que la típica europea, no sufren hambre, pueden
acceder a asistencia médica cuando es necesario y suelen tener suficientes
fondos para cubrir las necesidades esenciales (Martín, 2017).
En una revisión de datos a diez países latinoamericanos se ratifica la disparidad
de las estadísticas oficiales respecto al dato de pobreza ofrecido por el Banco
Mundial (PEM - BM) y el salario mínimo interprofesional (SMI), demostrando
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 277
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
de alguna manera la incomparabilidad de los mismos, toda vez que en teoría
el SMI guarda estrecha relación con el costo de la canasta básica y, por ende,
con la línea de pobreza (LP) en un contexto determinado (véase cuadro 1).
Cuadro 1. Comparabilidad de la pobreza en América Latina y el Caribe 2014-2015
País LP/SMI (2015) PEM (Nal) - A PEM (BM) - B A/B (2014)
Argentina 65,7% 16,1% 4,3% 3,76
Brasil 24,8% 7,4% 7,6% 0,98
Chile 66,9% 14,4% 0,8% 17,56
Colombia 34,7% 28,5% 13,2% 2,16
Costa Rica 35,5% 22,4% 3,9% 5,70
Ecuador 23,7% 22,5% 10,2% 2,20
México 148,4% 53,2% 11,0% 4,86
Panamá 20,7% 25,8% 8,4% 3,08
Perú 38,1% 22,7% 9,0% 2,52
Uruguay 70,7% 9,7% 0,3% 29,39
Fuente: Oficinas Nacionales de Estadísticas, Banco Mundial.
La relación de línea de pobreza con el salario mínimo interprofesional va
desde 20% hasta 150%. Es decir, hay países donde la línea de pobreza repre-
senta la quinta parte de un salario mínimo, pero en otros llega a ser 1,5 veces
mayor. Desde luego, independientemente del grado de desarrollo del país en
una región relativamente homogénea, esta disparidad es muestra clara de la
incomparabilidad de los datos de pobreza ofrecidos. Respecto al cálculo de
pobreza del Banco Mundial (PEM - BM), con todos los cuestionamientos aca-
démicos y políticos que presenta, la evidencia muestra una subvaloración de
su cifra respecto a las oficiales (PEM - Nal), que en nuestro criterio están, a
su vez, subvaloradas en países en desarrollo y sobrevaloradas en países desa-
rrollados, respecto de la realidad del fenómeno.
Por todo lo anterior, se hace cada vez más urgente el planteamiento de una
medida global de pobreza que vincule en su cálculo el carácter relativo de
tiempo y espacio del fenómeno, el grado de desarrollo de los países y, sobre
todo, el carácter multifacético, que lo vuelva más comparable internacional-
mente y evaluable en el tiempo.
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
278
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
III. Propuesta de medida global de la pobreza (IGP)
Como se ha establecido, es necesario unificar criterios en la utilización de
algunas variables en el cálculo de la pobreza, guardando las características
de contexto, tiempo y nivel de desarrollo de los países. Por ello, esta propuesta
metodológica busca eliminar las complejidades de precios, bienes, calorías, tipo
de cambio, valores reales de bienes, PPA y muchos otros elementos que tor-
nan irreconciliables las actuales medidas. En ese sentido, apunta a obtener un
único indicador de pobreza, que vincule los tres tipos analizados ajustados a
consensos internacionales y reconociendo el carácter relativista del concepto.
A. Ajustes a las medidas unidimensionales de pobreza
A continuación, se detalla la forma tradicional en el cálculo de cada uno de los
tipos de pobreza visto anteriormente y los ajustes propuestos a fin de ganar
un poco más de comparabilidad internacional de las mismas.
1. Pobreza económica o monetaria (PEM)
En el caso de la pobreza económica o monetaria, la formulación matemática
para la identificación de los pobres es la siguiente:
X = (x1, x2, … xN), con xi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de ingresos
X
= (
x1
,
x2
, …
xN
), con
xi
(i = 1, 2, 3 … N) Vector de pobreza económica
monetaria
x
xz
i
i
=
1
0
si
no
si De aquí se obtiene q:
xq
i
i
N=
=
1 (8)
Donde:
xi = ingreso de referencia del hogar i
i = subíndice del hogar en análisis. i = 1, 2, 3, …. N. Con N = total de hoga-
res en estudio
x
i = valoración de pobreza económica para el hogar i. Toma el valor de 1
cuando el hogar i se considera en situación de pobreza económica o monetaria
yi = ingreso total del hogar i
e = escala de equivalencia utilizada
z = línea de pobreza utilizada
q = conteo de hogares en situación de pobreza económica o monetaria
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 279
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
La presente propuesta metodológica utiliza una escala de equivalencia
en
i
=073,
donde ni, es el número de miembros del hogar i. Esta formulación de e
corresponde a la escala utilizada por la OCDE asimilada a la escala unipara-
métrica de Buhman et al. (1988). Asimismo, aporta un valor intermedio entre
ingresos de referencias per cápita (e = n) y el ingreso de referencia utilizado
por Eurostat (e = n).
Respecto a la línea de pobreza, se propone utilizar una línea híbrida de la forma:
zz mz=+
()
αβ
00
(9)
En este caso, z corresponde a la línea de pobreza económica o monetaria
: parámetro de corrección o ajuste, en este caso = 0,6
: (0 1) corresponde al nivel de vida de la sociedad analizada medida
por el IDH (índice de desarrollo humano) del PNUD (Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo)
zS
MI
0
=
: salario mínimo interprofesional (que representa el estándar mínimo
de subsistencia)
mX=
: mediana de los ingresos de referencia de la sociedad
De conformidad con lo anterior:
zSMI XSMI
XS
MI=+
()
=
+−
()
αββα
ββ

1 (10)
Es decir:
zIDHXIDH SMI=+
()
06 1, (11)
Este valor de la línea de pobreza se mueve entre el 60% de la mediana de los
ingresos de referencia y el 60% del salario mínimo interprofesional, por lo cual
es posible su utilización para cualquier contexto-tiempo y hacer más compa-
rables los resultados. Es decir, puede utilizarse tanto para países desarrollados
como para países en desarrollo.
Una vez obtenida esta línea z se la normaliza llevándola a un valor de
z==05 50,%
junto con los valores xi de los hogares, y a partir de allí los hoga-
res con un ingreso

xz
i
<
serán considerados como pobres. Con estos valores
para cada hogar i, será posible utilizar la familia de índices FGT para hallar las
características de la pobreza económica o monetaria en el contexto analizado.
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
280
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
2. Pobreza de condiciones de vida (PCV)
En el espacio multidimensional, como apunta Sabine Alkire, la identificación
es mucho más compleja que en el monetario, puesto que involucra la iden-
tificación de las privaciones con respecto a cada una de las dimensiones, así
como también entre las dimensiones (Alkire, 2011). Los investigadores deberán
establecer un umbral (zj) a partir del cual determinar si el hogar se encuen-
tra en privación en cada dimensión, y luego establecer un segundo umbral (k)
respecto al número de dimensiones no superadas a partir del cual el hogar se
considere pobre multidimensional.
A diferencia de la PEM, la pobreza multidimensional (IPM) utiliza valoraciones
de los hogares en varias dimensiones (1, 2, … J), las cuales, a su vez, contie-
nen variables donde se analiza la privación de cada hogar y de la comunidad
o contexto en su conjunto.
Se establece como sigue:
X
j
j
=
11 1
1
⋮⋱
X
j
j
=
11 1
1
⋮⋱
x
xz
ij
ij j
=
1
0
si
no
si (12)
Zz
zz
j
=
12
Wwww
j
=…
12
C = (c1, c2, … cN), con ci (i = 1, 2, 3 … N). Pero C =
X
.W Vector de privacio-
nes ponderadas
C
= (
c
1,
c
2, …
cN
), con
c
i (i = 1, 2, 3 … N) Vector de privaciones pondera-
das censuradas
ccck
i
ii
=
si
no
0si
Q = (q1, q2, … qN), con qi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de conteo (13)
q
ck
i
i
=
1
0
si
no
si De aquí se obtiene q:
qq
i
i
N=
=
1
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 281
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Donde:
x
ij = características del hogar i en la dimensión j
x
ij = privación del hogar i en la dimensión j
z
j = umbral en la dimensión j
w
j = peso asignado a la dimensión j
ci
= privación ponderada del hogar i
c
i = privación ponderada del hogar i solo si es pobre
q = conteo de hogares pobres en la muestra
k = segundo umbral, que determina si un hogar es pobre o no. 0 < k 1
N = total de hogares en la muestra
De lo anterior se obtienen las medidas de pobreza multidimensional:
Hq
N
= Incidencia de la pobreza multidimensional (14)
A
c
q
i
N
i
==
1 Intensidad de la pobreza multidimensional (15)
MH
I
0=
* Tasa de incidencia ajustada, IPM (16)
Ahora, como se busca tener el mismo sentido o dirección en los ejes del espa-
cio euclídeo, se hablará de pobreza de condiciones de vida (PCV), para lo cual
se toma la inversa de la pobreza multidimensional, y así buscar un nivel de
satisfacciones ui obtenida a partir del número ponderado de variables supe-
radas o satisfechas por el hogar i:
X
j
j
=
11 1
1
⋮⋱
ST
st st
st st
j
NN
j
=
11 1
1
⋮⋱
st xi z
ij
j
=
1
0
si
no
si (17)
Zz
zz
j
=
12
Ww
ww
j
=…
12
U = (u1, u2, … uN), con ui (i = 1, 2, 3 … N) Vector de satisfacciones ponderadas
(ui = 1 - ci). Pero U = ST.W
U
= (
u1
,
u2
, …
uN
), con
ui
(i = 1, 2, 3 … N) Vector de pobreza de condi-
ciones de vida
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
282
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
u
uZ
i
i
=
1
0
si
no
si (18)
Z = segundo umbral de pobreza de condiciones de vida (Z = 1 - k)
El ponderador wj (wj
j
j=
=
1
1
) puede hacerse a discreción de las autoridades
estadísticas nacionales como sucede generalmente, donde algunos países asig-
nan ponderaciones iguales entre dimensiones y ponderaciones iguales entre las
variables de cada dimensión, pero dado que las dimensiones tienen distintos
números de variables, las ponderaciones quedan diferentes para cada grupo
de variables. Otras formas de calcular las ponderaciones son las siguientes:
Asignando igual peso a las variables:
wJ
j=1 (19)
Asignando ponderación según peso relativo de las variables:
wf
F
j
j
=; Con: fNx
ji
j
i
N
==
1
1,
Ff
j
j
J
==
1 (20)
Asignando la ponderación según peso relativo de las variables, ajustada a
la propuesta de Dagum, Gambassi y Lemmi (1991), se considera la relación
funcional inversa entre el sistema de ponderaciones y las frecuencias corres-
pondientes a las satisfacciones de los hogares (gj = 1 - fj):
w
v
Vvg
j
j
jj
==; ln(/
)
1; Con: g
N
st
ji
j
i
N
==
1
1;
Vv
j
j
J
==
1 (21)
Respecto a la línea de pobreza, la metodología propone Z = 0,4, la cual tam-
bién se normaliza llevándola a un valor de
z==05 50,%
junto con los valores
ui de los hogares, y a partir de allí los hogares con un nivel de satisfacciones

uz
i
<
serán considerados como pobres en condiciones de vida.
Ahora si calculamos:
Q = (q1, q2, … qN), con qi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de conteo
q
ck
i
i
=
1
0
si
no
si De aquí se obtiene q:
qq
i
i
N
=
=
1
(22)
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 283
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Donde q = conteo de hogares pobres en la muestra
Se pueden obtener los indicadores de pobreza de condiciones de vida:
Hq
N
= Incidencia de la pobreza de condiciones de vida (23)
Ixz
ku
qk
i
q
i
,
.
()
=
()
=
1 Intensidad de la pobreza de condiciones de vida (24)
Br N
zx
zHI
i
i
q
=
()
=
=
11
1 Brecha de la pobreza de condiciones de vida (25)
Ahora se demostrará que existe una relación entre el M0 de la pobreza multi-
dimensional y la Br de la pobreza de condiciones de vida:
ucA
u
q
c
q
q
q
c
q
ii i
q
ii
q
ii
q
i
=− →= =
()
=−
== =
∑∑
1
1
11 1


  ′′ =−
AA1
(26)
+=→−+=→=+−AIzz AIzz AIzz
*  * 
*11
(27)
De aquí:
=−
()
Az I1 y también I
Az
z
=
−+
1 (28)
Sabemos que: MHA
0
=
*,
zk=−1
y
Br HI=*
entonces,
Br HAz
z
HA
HH
z
z
=
−+
=
−+
*1, entonces
Br
MH z
z
MH
k
k
=−−
()
=
()
00
1
1 (29)
3. Pobreza subjetiva (PSJ)
En la pobreza subjetiva la identificación se resuelve con una pregunta de opción
dicotómica directa a los individuos u hogares sobre si se consideran pobres o
no. En la práctica, algunos países la acompañan de una consideración previa
sobre sus condiciones materiales o de calidad de vida percibida.
La manera más sencilla de identificación de la pobreza subjetiva es la siguiente:
Pi=
1
0
si el hogar se considera pobre
si no (30)
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
284
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Donde:
P
i
= valoración de pobreza subjetiva del hogar i. Toma el valor de 1 cuando
el hogar se considera pobre.
Pero puede haber una valoración más cuantitativa de P
i
que asigna profun-
didad al nivel de pobreza subjetiva percibido por el propio hogar, al adicionar
las valoraciones cualitativas dadas a su nivel de ingresos (véase un ejemplo
en el cuadro 2).
Cuadro 2. Valoración de pobreza subjetiva
¿Usted se considera pobre? Los ingresos de su hogar:
j
No alcanzan para cubrir los gastos mínimos j = 1
Sí alcanzan para cubrir los gastos mínimos j = 2
Cubren más que los gastos mínimos j = 3
NO
No alcanzan para cubrir los gastos mínimos j = 4
Sí alcanzan para cubrir los gastos mínimos j = 5
Cubren más que los gastos mínimos j = 6
Fuente: Encuesta Nacional de Calidad de Vida, DANE Colombia. 2011-2015.
Específicamente, utilizando una adaptación de la línea de Leyden, propuesta
por Goedhart, Halberstadt, Kapteyn y Van Praag (1977), y considerando d
valoraciones subjetivas (j = 1, 2, 3, … d), se tiene:
p
j
d
i=
1
2 (31)
Al fijar un umbral z = 0,4 entonces el hogar i será considerado pobre sub-
jetivamente si
P
i< z. Esta modificación excluye como pobres a hogares que
aunque se autoidentifiquen como tales, aseguren que sus ingresos cubren más
que los gastos mínimos.
De nueva cuenta, esta línea z también se normaliza llevándola a un valor
de
z==05 50,%
junto con los valores
P
i de los hogares, y a partir de allí los
hogares con un nivel de satisfacciones
pz
i
<
serán considerados como pobres
subjetivamente (
p
i).
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 285
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Las normalizaciones en los valores de cada una de las clases de pobreza analiza-
das, llevando las líneas de pobreza a un valor de 0,5 mediante una aproximación
por regla de tres simple, permitirán hallar las combinaciones bidimensionales
y tridimensionales que precisa la metodología propuesta.
B. Descripción propuesta metodológica
En la práctica, cada medida unidimensional (en el sentido de ejes del espacio
euclídeo) de la pobreza bien sea PEM, PCV o PSJ, refleja de manera consciente
o inconsciente elementos o características de las otras medidas excluidas. En
la pobreza subjetiva, por ejemplo, una persona llega a autodefinirse pobre,
valorando su situación económica y también la de sus condiciones de vida,
además de su posición relativa en la sociedad en que se desenvuelve. La situa-
ción de pobreza multidimensional o de condiciones de vida, de una forma se
corresponde o es un reflejo del nivel de ingresos y de cómo las personas
se sienten. Asimismo, el nivel de ingresos también será reflejo de las condi-
ciones de vida que ostente el hogar y de la forma como se autoidentifiquen
respecto a su situación de pobreza.
Como se aprecia, cada medida unidimensional es reflejo de su propio perfil y
de cierto modo incompleto, de las dos faltantes, pero solo la conjunción de
las tres medidas de pobreza vistas, dará forma a una verdadera, más compa-
rable y completa identificación de los hogares en pobreza, de lo que hasta
ahora se conoce.
Desde el punto de vista metodológico, se propone sintetizar un único índice
global de pobreza (IGP) utilizando las medidas unidimensionales ya normali-
zadas. Matemáticamente es como sigue:
Xx
id
i
d
D
==
,
2
1; Z==
zd
d
D2
1 (32)
X = (X1, X2, … XN), con Xi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de valores globales
X
= (X
1
,
X
2, … XN), con Xi (i = 1, 2, 3 … N) Vector de pobreza global
Xi=
1
0
si Xi
si no
Z (33)
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
286
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Donde:
Xi = corresponde al indicador global de pobreza del hogar i según combinación
de tipologías o dimensiones (d) analizadas
Xd,i = valor asignado al hogar i en la dimensión d. Aquí se podría usar
x
i,
u
i o
p
i
i = subíndice del hogar en análisis; i = 1, 2, 3, … N. Con N = total de hogares
en estudio
d = dimensión de análisis; d = 1, 2 … D. Corresponde al tipo de pobreza ana-
lizado que puede ser pobreza económica, pobreza de condiciones de vida o
pobreza subjetiva
D = total dimensiones o tipos de pobreza en análisis. Ej.: d = 1: PEM; d = 2:
PCV; d = 3: PSJ
z
d : línea o umbral de pobreza normalizada de la tipología o dimensión (d) en
estudio. Ej.: PEM, PCV o PSJ
Z
: línea o umbral de pobreza global. Corresponde al rayo que interseca el ori-
gen euclídeo con el valor máximo de cada línea de pobreza en estudio. Cuando
D = 1,
Z
es igual al valor de la recta que parte del origen hasta
z
. Cuando D
= 2,
Z
es igual al rayo que une el origen con la intersección de las dos líneas
de pobreza en estudio, formando un semicírculo. Por su parte, cuando D = 3,
Z
es igual al rayo que une el origen con la intersección de las tres líneas de
pobreza en estudio, formando un semiglobo.
Cuando D = 1, estamos midiendo la pobreza desde una única tipología, lle-
vando toda la información a un solo eje en el espacio euclídeo. Gráficamente
esto es lo que ofrecen las medidas unidimensionales de la pobreza hasta ahora
desarrolladas (véase figura 1).
Figura 1. Medida unidimensional de la pobreza
N-q
Pobreza:
Dimensión d
Z
Z
i
En este caso, al aplicar las fórmulas de sintetización de índices, se con-
servan todos los datos de las tipologías de pobreza ya desarrolladas
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 287
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
unidimensionalmente. Es decir, Xi =
xi,
u
i o
p
i, y por tanto, IGP = PEM, PCV
OPSJ, respectivamente.
Cuando D = 2, por ejemplo, pobreza económica y pobreza de condiciones de
vida, se cuenta con dos ejes que forman un plano sobre el cual se puede repre-
sentar un índice global de pobreza para el respectivo hogar producto de las
coordenadas que los dos proveen (véase figura 2).
Figura 2. Medida bidimensional de la pobreza
Dimensión 2
B
D
A Xi
C
Dimensión 1
Z
Z
Z
Desde una perspectiva unidimensional, las áreas (A + B) corresponderían a los
hogares identificados en pobreza bajo la dimensión 1; las áreas (A + C) corres-
ponderían a los pobres bajo la dimensión 2. El área D, claramente representa
a los hogares que no están bajo ninguna condición de pobreza.
Algunos investigadores coinciden en considerar como hogares pobres a la
unión de las áreas (A + B) U (A + C) = (A + B + C), pero podría estar sobrees-
timando los pobres en dicha comunidad. Otros coinciden en considerar pobres
a la intersección de las áreas (A + B) (A + C) = A, corriendo el riesgo de
infraestimar el total de pobres.
La propuesta metodológica considera globalmente pobres a los hogares bajo el
semicírculo de radio
Z
, representando un indicador intermedio entre la unión
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
288
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
e intersección vistas, dando un valor agregado a la conjunción de las dimen-
siones y siendo más realista.
Al área B se la denomina como pobres de la dimensión 1 y vulnerables de la 2,
y al área C se la denomina pobres de la dimensión 2 y vulnerables de la dimen-
sión 1. En general, podríamos decir que los hogares vulnerables son aquellos
en alguna situación de pobreza pero sin serlos realmente, lo cual los ubicaría
con una mayor probabilidad de serlos. Esto vincularía las áreas B + C – (pobres
– A). Los hogares en el área A, serían considerados como pobres estrictos.
Esta propuesta se representa en la figura 3.
Figura 3. Caracterización bidimensional de la pobreza
D
imensión 2
Dimensión 1
Globales
Estrictos
Z
Z
Z
Vulnerables
Si ahora tomásemos las tres dimensiones conocidas de pobreza (D = 3), como
lo recomienda la presente propuesta metodológica (PEM, PCV y PSJ), tendre-
mos tres ejes que forman un cuerpo tridimensional sobre el cual se puede
representar un índice global de pobreza para el respectivo hogar producto de
las coordenadas que los tres proveen. Así las cosas, podemos tener la figura 4.
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 289
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Figura 4. Medida tridimensional de la pobreza
Z
Dimensión 2
Xi
Dimensión 1
Dimensión 3
Z
Z
3
Z
Tal como el caso anterior, podríamos encontrar los hogares en pobreza estricta
como aquellos en situación de pobreza en las tres medidas analizadas, y los
vulnerables como aquellos que presentan dos medidas de pobreza sin serlo
realmente; es decir, serían aquellos que presentan una mayor probabilidad de
entrar en situación de pobreza sin serlo todavía (véase figura 5).
Figura 5. Caracterización tridimensional de la pobreza
Z
Z
Z
3
Z
Dimensión 2
Globales
Estrictos XiVulnerables
Dimensión 1
Dimensión 3
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
290
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
C. Características axiomáticas del IGP
De conformidad con el enfoque “axiomático”, incorporado por Sen (1976) y
posteriormente extendido o modificado por otros autores, el IGP debe cumplir
una serie de condiciones, entre ellas las siguientes:
Sean: XXXX X
N
N
 , ,,∈=
()
+
12 Distribución de características globales de los
hogares.
1. Axiomas de invarianza
Axioma de focalización: establece que una vez fijada la línea de pobreza
Z
, si
obtenemos la distribución X’ a partir de X realizando cambios en las caracte-
rísticas globales de los hogares no pobres (siempre que estos cambios no los
hagan cruzar
Z
), el valor de H del IGP no varía, pero I sí.
Axioma de simetría: si obtenemos la distribución X’ a partir de X donde se per-
muten las características globales de un hogar pobre a otro pobre, los indica-
dores H e I del IGP no se alteran.
Incremento de la línea de pobreza: dadas dos distribuciones idénticas X = X
una con línea de pobreza mayor que la otra, entonces los indicadores H e I del
IGP también serán mayores.
Invarianza a la población: si obtenemos la distribución X’ a partir de X una dis-
tribución X de características globales de los hogares, donde X’ es una réplica
k-veces idéntica de X, entonces los indicadores H e I del IGP no cambian.
Axiomas de crecimiento de la población: dada una distribución X de caracte-
rísticas globales de los hogares y la población pasa de N a N + 1, cuyo nuevo
miembro se encuentra por debajo de
Z
, entonces los indicadores H e I del IGP
aumentan, pero si se encuentra por encima de
Z
, entonces los indicadores
disminuyen, situación que no se cumple.
Invarianza de escala: sea una distribución X de características globales de los
hogares, los indicadores H e I del IGP no cambian ante las transformaciones
lineales de las características de los hogares y la línea de pobreza.
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 291
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Axioma de normalización: sea una distribución X de características globales
de los hogares, donde no existen hogares por debajo de la línea de pobreza,
entonces los indicadores H e I del IGP equivalen a cero.
2. Axiomas de dominancia
Axiomas de monotonicidad: establecen que si obtenemos la distribución X’ a
partir de X reduciendo las características globales a uno de los hogares pobres,
entonces el indicador de pobreza debe aumentar. Este axioma se cumple en
su versión tanto débil como fuerte para I en IGP, pero H solo se cumple en la
versión fuerte.
Axiomas de transferencia: si obtenemos la distribución X’ a partir de X una
distribución X, donde efectuamos transferencias de dinero o de condiciones
de vida de una unidad de análisis mejor ubicada (pobre o no) a una unidad
pobre, entonces el indicador de pobreza mejorará. Este axioma se cumple en
su versión fuerte y extrafuerte para I del IGP, para H solo se cumple en la ver-
sión extrafuerte. Las versiones débil y mínima no se cumplen.
Axioma de continuidad: los indicadores H e I del IGP son continuos como fun-
ción del vector de la distribución X dado un nivel
Z
de pobreza.
3. Axiomas de subgrupo
Descomposición por subgrupos: sea una distribución X de características glo-
bales de los hogares susceptibles de desagregación por subgrupos mutuamente
excluyentes como zonas (urbana, rural), género (hombres, mujeres) regiones
(norte, sur, este, oeste), grupos étnicos (afrodescendientes, indígenas, gitanos,
otros) o cualquier otra característica, entonces el indicador global de pobreza
(H, I) corresponde a la suma ponderada de los indicadores parciales de pobre-
za en cada subgrupo. Sean N1 y N2 las poblaciones parciales de los subgrupos
1 y 2 con N1 + N2 = N población total de la distribución X. P(X1) y P(X2) son los
indicadores parciales de pobreza de cada subgrupo. P(X) es el indicador glo-
bal de pobreza de la distribución X, y C(X1), la contribución del subgrupo 1 a
la pobreza global de la distribución X, entonces tenemos:
PX N
N
PX N
N
PX CX N
N
PX
PX
()
=+
()
=
()
()
1
12
21
11
() (); (34)
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
292
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Descomposición por dimensiones: este axioma lo aplican Alkire y Foster en su
medida de pobreza multidimensional, donde M0 es producto de la agregación
ponderada de las dimensiones que en él intervienen. En el caso del índice glo-
bal de pobreza (IGP), podemos obtener su indicador de incidencia (H) como
una agregación ponderada de los niveles de profundidad de pobreza (I) apor-
tados por cada uno de los tipos de pobreza que en él intervienen (PEM, PCV,
PSJ). La contribución C(Xd) de cada tipo de pobreza se puede obtener de la
siguiente manera:
Cx
X
X
d
i
q
di
d
D
i
q
di
()
=
=
==
∑∑
1
11
Z
Z
,
,
(35)
Donde:
Cx
d
()
= contribución del tipo de pobreza d, a la pobreza global
Xd,i = valor asignado al hogar i en la dimensión d. Aquí se podría usar
x
i,
ui
o
p
i
i = subíndice del hogar en análisis. i = 1, 2, 3, … N. Con N = total de hogares
en estudio
d = dimensión de análisis; d = 1, 2, … D. Corresponde al tipo de pobreza ana-
lizado que puede ser pobreza económica, pobreza de condiciones de vida o
pobreza subjetiva. D = total dimensiones o tipos de pobreza en análisis
Z
= línea global de pobreza
D. Ventajas metodológicas y de políticas públicas del IGP
De conformidad con lo expuesto anteriormente, la mayor ventaja del IGP sobre
las actuales medidas unidimensionales de la pobreza, es que puede ofrecer
una medida más holística e integral y poseer mayor comparabilidad interna-
cional que estas.
En la pobreza monetaria debe decidirse la construcción del ingreso total,
la escala de equivalencia y la línea de pobreza a utilizar, volviendo incom-
parables las posiciones metodológicas que adopte cada país. Por su
parte, el IGP plantea una línea híbrida, un ingreso total recomendado por
la MESEP (2012), una adaptación de la escala de equivalencia de la OCDE y la
utilización del salario mínimo y la mediana de ingresos como referentes de
la línea de pobreza híbrida, para así evitar la utilización de dietas, calorías,
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 293
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
precios PPA y muchas otras complejidades que actualmente vincula este
cálculo de pobreza monetaria en los países. El resultado es una mejor compa-
rabilidad del dato de pobreza monetaria obtenido al utilizar iguales criterios,
pero ajustados a su contexto y tiempo.
En la pobreza multidimensional deben escogerse las dimensiones, variables
al interior de ellas, y, sobre todo, las ponderaciones de cada uno de ellos, lo
cual puede tornar irreconciliables los datos obtenidos. El IGP no repara en
las dimensiones y variables a utilizar, pues reflejan la situación de contexto y
tiempo determinada; sin embargo, propone que las ponderaciones se obtengan
de manera endógena a partir del peso relativo de cada variable.
La pobreza subjetiva, ni siquiera es tenida en cuenta en la mayoría de los paí-
ses, y cuando lo hacen el resultado no es oficial. El IGP no solo la toma en
cuenta, sino que también agrega una escala más cuantitativa a partir de las
opiniones de los hogares si consideran suficientes o no sus ingresos a la hora
de cubrir sus necesidades cotidianas.
Con las medidas unidimensionales, los países solo pueden ofrecer una faceta
del fenómeno, como en el caso de Colombia, donde un hogar puede ser pobre
monetariamente, pero no en condiciones de vida o subjetivamente. Entonces,
¿el hogar es pobre o no? El IGP permite determinar la calidad de pobre o no del
hogar, evaluando integralmente sus dimensiones monetarias, de condiciones
de vida y subjetivas, lo cual se convierte en un elemento poderoso de política
pública, al hacer una mejor o más efectiva identificación de los hogares pobres
del país. En adición, dadas las características axiomáticas del índice, los poli-
cymakers contarían con una herramienta capaz de clasificar esta población
pobre según género, zona, grupo étnico, o por peso de cada dimensión, para
una mejor orientación de sus políticas.
Finalmente, la metodología presenta un indicador que compite muy de cerca
con el de pobreza extrema, como lo es el de pobreza estricta, y ofrece otro
indicador muy útil y posiblemente de mejor precisión teórica para la determi-
nación de hogares vulnerables en el plano económico.
IV. Resultados de aplicación de la propuesta metodológica
en Colombia 2011-2017
Para la aplicación de la metodología detallada anteriormente, se utilizaron los
datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) de Colombia para el
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
294
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
2011 a 2017, con representación estadística a nivel nacional y por dominios
urbano y rural. Esta ECV, es una investigación que el Departamento Admi-
nistrativo Nacional de Estadísticas de Colombia (DANE) realiza con objeto de
recolectar información sobre diferentes aspectos y dimensiones del bienes-
tar de los hogares, incluyendo aspectos como el acceso a bienes y servicios
públicos, privados o comunales, salud, educación, cuidado de niños y niñas
menores de cinco años, entre otros. La consideración de estos aspectos hace
posible realizar posteriores análisis a los factores que explican los diferentes
niveles de vida existentes en la sociedad5.
A. Incidencia (H) de la pobreza en los hogares en Colombia
La propuesta metodológica ofrece de manera preferente los datos de los
hogares, pues de ellos recaba la casi totalidad de los datos para su proceso de
cálculo. Los ajustes propuestos a medidas unidimensionales permiten obte-
ner diferentes caras de la pobreza en un mismo hogar, en cualquier contexto-
tiempo. Para el caso de Colombia, las medidas unidimensionales muestran
una tendencia decreciente desde el 58,4% de la pobreza subjetiva (PSJ) en el
2011 hasta el 31,04% de la pobreza de condiciones de vida (PCV) en el 2017.
Asimismo, las medidas bidimensionales pasan de 35,14% de la pobreza sub-
jetiva y de condiciones de vida (PSJCV) en el 2011 a 22,11% de la pobreza
económica subjetiva (PESJ) en el 2017 (véase figura 6).
Figura 6. Medidas unidimensionales y bidimensionales de la pobreza en los hogares
en Colombia 2011-2017
54,80%
49,53% 46,47%43,76% 40,84% 39,27%
35,07%
23,55%
29,80% 29,68%
39,37%
22,14%
35,74%
42,94%
35,45% 35,17% 33,31%
31,88%
30,80%
30,92% 31,04%
20,00%
25,00%
30,00%
35,00%
40,00%
45,00%
50,00%
55,00%
60,00%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Medidas unidimensionales de pobreza en Colombia a nivel de hogares
2011- 2017
PSJ PCV PEM
(Continúa)
5 La información se obtiene de los microdatos de la página principal del DANE www.dane.gov.co.
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 295
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 236-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
33,56%
30,82%
28,60%
26,43% 24,29%
23,64% 22,11%
25,71% 28,64% 27,06%
27,01%
22,02%
26,28% 27,58%
37,15% 38,16%
35,28% 34,08%
27,81%
31,46% 31,56%
20,00%
25,00%
30,00%
35,00%
40,00%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Medidas bidimensionales de pobreza en Colombia a nivel de hogares
2011- 2017
PESJ PECV PSJCV
Al combinar las medidas unidimensionales en una única medida de pobreza,
obtenemos una medida tridimensional conocida como el índice global de
pobreza (IGP), que aunque mantenga la tendencia, se ubica por debajo de las
medidas unidimensionales y bidimensionales para el período de análisis y ofrece
un indicador mucho más robusto y realista de la incidencia de la pobreza en
los hogares en un contexto-tiempo determinado. Para el caso de Colombia, es
evidente su descenso desde 28,54% en el 2011 a 22,48% de hogares en situa-
ción de pobreza en el 2017 (véase figura 7).
Figura 7. Medida tridimensional de la pobreza en los hogares en Colombia (IGP)
2011-2017
28,54% 28,52%
26,40% 25,23%
20,64%
23,06% 22,48%
15,00%
17,00%
19,00%
21,00%
23,00%
25,00%
27,00%
29,00%
31,00%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Medida tridimensional de pobreza en Colombia a nivel de hogares (IGP)
2011- 2017
IGP
(Continúa)
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
296
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
35,45% 35,17% 33,31% 31,88% 30,80% 30,92% 31,04%
25,71%
28,64% 27,06% 27,01%
22,02%
26,28% 27,58%
28,54%
28,52% 26,40% 25,23%
20,64%
23,06%
22,48%
15,00%
20,00%
25,00%
30,00%
35,00%
40,00%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Medidas uni, bi y tri-dimensional de pobreza en Colombia a nivel de hogares
2011- 2017
PEM PECV IGP
B. Incidencia (H) de la pobreza en las personas en Colombia
Los datos oficiales de Colombia, al igual que muchos países, se ofrecen a nivel de
personas y la propuesta metodológica aquí descrita, se hace a nivel de hogares
por considerarlos más consistentes y comparables entre países. Sin embargo,
al extrapolar los resultados a nivel de personas, estos se encuentran en medio
de los datos oficiales para los años de estudio. Por ejemplo, en el 2011 los
datos oficiales de pobreza monetaria y multidimensional en Colombia son de
34,1% y 29,4%, respectivamente, mientras que el resultado obtenido con la
metodología propuesta es de 31,71%, con la diferencia de que este último es
una medida más integral y única de pobreza. Asimismo, para el 2017 mientras
los datos oficiales de pobreza monetaria y multidimensional en Colombia son
de 26,9% y 17%, respectivamente, el IGP se ubica en 24,5% (véase figura 8).
Figura 8. IGP frente a la pobreza monetaria y multidimensional en Colombia 2011-2017
31,71%
31,22%
28,69%27,08% 22,49% 25,28% 24,50%
34,10% 32,70%
30,60%
28,50% 27,80% 28,00% 26,90%
29,40%
27,00% 24,80%
21,90% 20,20% 17,80% 17,00%
15,00%
20,00%
25,00%
30,00%
35,00%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
IGP_Persona PEM_Dane P_Multid_Dane
Edinson Ortiz Benavides y José Javier Núñez Velázquez 297
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C. Intensidad (I) y brecha (HXI) de la pobreza en Colombia
Colombia solo calcula de manera oficial la brecha y la severidad para la pobreza
monetaria y a nivel de personas. Sus datos registran un descenso del indicador
de brecha desde 13,4% en el 2011 a 9,7% en el 2017. La metodología pro-
puesta también registra un descenso del indicador de brecha desde 7,1% en el
2011 a 6% en el 2017. Esto quiere decir, que para este último año, existe 6%
de déficit promedio de ingreso de la población total para satisfacer las nece-
sidades mínimas de bienes y servicios de todos sus integrantes.
Respecto a la intensidad global en el país, se registra un incremento de
este indicador desde 24,8% en el 2011 a 26,8% en el 2017; es decir, que
en este último año, las condiciones de vida promedio de los pobres se encuen-
tran 26,8% por debajo de la línea de pobreza establecida (véase figura 9).
Figura 9. Intensidad y brecha de la pobreza en Colombia 2011-2017
24,8% 25,4% 25,4% 25,7% 24,4% 26,6% 26,8%
13,4% 12,9% 11,8% 10,8% 10,3% 10,3% 9,7%
7,1% 7,3% 6,7% 6,5% 5,0% 6,1% 6,0%
0,0%
5,0%
10,0%
15,0%
20,0%
25,0%
30,0%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Intens_IGP Bre_Dane Bre_IGP
D. Severidad (FGT) de la pobreza en Colombia
El indicador de severidad oficial para Colombia calculado a partir de la pobreza
monetaria, advierte un descenso para el período de estudio al pasar de 7,3%
en el 2011 a 5,1% en el 2017. La metodología propuesta ubica este indica-
dor 5 puntos porcentuales por debajo, con un descenso menos pronunciado
al pasar de 2,48% en el 2011 a tan solo 2,23% en el 2017. Asimismo, con la
metodología propuesta se calculó el indicador de Sen, el cual pasó de 0,097
en el 2011 a 0,082 en el 2017 (véase figura 10).
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
298
DESARRO. SOC. 83, BOGOTÁ, SEGUNDO SEMESTRE DE 2019, PP. 263-306, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.83.7
Figura 10. Severidad de la pobreza en Colombia 2011-2017
7,30% 7,00% 6,40% 5,80% 5,40% 5,50% 5,10%
2,48% 2,54% 2,36% 2,31% 1,70% 2,24% 2,23%
0,097 0,098 0,091 0,088
0,068
0,083 0,082
0,00%
2,00%
4,00%
6,00%
8,00%
10,00%
12,00%
2010 2011 2012 2 013 2014 2015 2016 2017 2018
Sev_Dane Sev_IGP Sen_IGP
E. Desigualdad (G) en Colombia
Los datos sobre desigualdad para Colombia se observan en la figura 11, donde
la mayor dispersión de datos o desigualdad se encuentra en el Gini oficial
calculado a partir de la pobreza monetaria.
Como ha quedado claro, al combinar las diferentes visiones de la pobreza, se
obtienen indicadores más ajustados a la realidad. En esta ocasión, el indica-
dor de desigualdad bajo la metodología propuesta se encuentra por debajo
del indicador oficial. Es decir, el Gini de las condiciones generales de vida a
nivel país pasó de 0,40 en el 2011 a 0,39 en el 2017, manteniéndose prácti-
camente invariable en el período de análisis (véase figura 11).
Figura 11. Desigualdad de la pobreza en Colombia 2011-2017
0,55 0,54 0,54 0,54 0,52 0,52 0,51
0,400,39 0,39 0,39 0,38 0,38 0,39
0,12 0,12 0,12 0,12 0,11 0,13 0,13
0,00
0,10
0,20
0,30
0,40
0,50
0,60
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Gini_Dane Gini_IGP Gini_q_IGP
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F. Pobreza extrema, pobreza estricta y vulnerabilidad
Una ventaja de tener una visión más holística de la pobreza es que puede
ofrecer indicadores más robustos, consistentes y comparables en contexto y
tiempo; este es el caso de la pobreza estricta y de la vulnerabilidad. La pobreza
estricta es un término que se puede asemejar a la pobreza extrema en cierta
forma, y la vulnerabilidad simplemente toma mayor claridad bajo esta nueva
propuesta metodológica.
Mientras la pobreza extrema con los datos oficiales registra una tendencia
decreciente para el período de análisis, al pasar de 10,6% en el 2011 a 7,4%
en el 2017, la pobreza estricta pasa de 10,3% en el 2011 a 11,9% en el 2017.
Por su parte, la vulnerabilidad se mantiene más estable al pasar de 6,1% en
el 2011 a 5,8% en el 2017 (véase figura 12).
Figura 12. Pobreza extrema, pobreza estricta y vulnerabilidad en Colombia 2011-2017
10,6% 10,4%
9,1%
8,1%
7,9%
8,5%
7,4%
10,3%
12,3% 11,6%
12,9%
8,4%
11,1% 11,9%
6,1% 6,1% 6,1% 7,0% 5,2% 5,6% 5,8%
4,0%
6,0%
8,0%
10,0%
12,0%
14,0%
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
PEM_Extrema IGP_Estricta Vulnerabilidad
Bajo esta nueva propuesta, los resultados para el 2017 indican que el 11,9%
de los hogares colombianos se encuentran por debajo de las condiciones gene-
ralmente aceptadas por la sociedad en términos económicos, monetarios, de
condiciones de vida y de autopercepción, en forma estricta; es decir, cerca de 1,7
millones de hogares se encuentran simultáneamente en situación de pobreza
bajo las tres medidas de pobreza unidimensionales disponibles. También indi-
can que existe 5,8% de hogares con alta probabilidad de pasar a engrosar la
lista de pobres en el país, pues se encuentran bajo la línea de pobreza en dos
de las tres dimensiones evaluadas sin llegar a ser pobres globales.
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
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G. Pobreza según grupos de interés en Colombia 2012-2017
En el cuadro 3 se muestra el comportamiento de la pobreza global en Colom-
bia a través del período de análisis y de algunos grupos de interés. Se observa,
por ejemplo, que la pobreza recae con mayor énfasis en la población de piel
más oscura (cp6 > 0,45), los grupos étnicos, las mujeres y la población en
zonas rurales.
Cuadro 3. Pobreza global – IGP por grupos de interés 2012-2017
Variables Criterio 2012 2013 2014 2015 2016 2017 Total
cp <=0.45 0,279 0,263 0,251 0,201 0,226 0,213 0,240
>0.45 0,328 0,271 0,261 0,235 0,256 0,299 0,271
age
No 0,264 0,251 0,238 0,189 0,213 0,207 0,228
Si 0,371 0,321 0,313 0,274 0,299 0,310 0,314
Gitanos 0,714 0,143 0, 111 0,000 0,000 0,500 0,100
Afros 0,280 0,279 0,281 0,280 0,279 0,280 0,271
Indígenas 0,449 0,481 0,473 0,401 0,449 0,355 0,442
im No 0,287 0,265 0,254 0,207 0,231 0,225 0,245
Si 0,813 0,138 0,692 0,161 0,206 0,232 0,231
género Hombre 0,264 0,250 0,239 0,200 0,220 0,205 0,231
Mujer 0,324 0,291 0,278 0,218 0,249 0,254 0,268
zona Rural 0,405 0,378 0,353 0,308 0,327 0,315 0,350
Urbana 0,209 0,193 0,186 0,144 0,173 0,179 0,180
diferencia
etnica 0,107 0,069 0,074 0,085 0,086 0,103 0,086
género 0,060 0,041 0,039 0,018 0,030 0,050 0,037
zona 0,195 0,185 0,167 0,164 0,154 0,136 0,170
Fuente: esta investigación. cp = color de piel; age = autoadscripción a grupo étnico; im = inmigrante.
En términos generales, el país presenta una tendencia decreciente de la pobreza,
la cual afecta en mayor medida las zonas rurales y hogares con jefes de hogar
mujeres y de mayor etnicidad, bien por color de piel o pertenencia a grupos
étnicos. La diferencia en puntos porcentuales entre zonas rural y urbana es
de 17 puntos, entre hombres y mujeres es de 4 puntos, y entre quienes se
autoadscriben a algún grupo étnico o no es de 9 puntos porcentuales, para el
período de análisis.
6 La variable color de piel (cp) corresponde a una valoración que se efectúa en una escala de 0 a 1, donde
0 corresponde a colores de piel muy claras y 1 a colores de piel muy oscuras en los encuestados del país.
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En el caso de los inmigrantes, la relación no es muy precisa, pues para los pri-
meros años de análisis, los inmigrantes eran muy escasos en el país y provenían
de países generalmente de mejores condiciones económicas. Sin embargo, para
los últimos años, la situación empieza a invertirse, dado el ingreso masivo de
inmigrantes provenientes de países en condiciones económicas difíciles, como
es el caso de Venezuela.
Respecto a los grupos étnicos, los indígenas registran los mayores niveles de
pobreza en el país con 20 puntos porcentuales por encima del promedio nacio-
nal. Los afrodescendientes se encuentran, en promedio, 3 puntos porcentuales
por encima del promedio nacional, pero los no étnicos o mestizos se encuentran
2 puntos porcentuales por debajo del promedio. Los gitanos, aunque son un
grupo poblacional muy pequeño en el país, registran los más bajos niveles de
pobreza, ubicándose 15 puntos porcentuales por debajo del promedio nacional.
V. Conclusiones
Hasta ahora no existe consenso sobre una medida que recoja integralmente
todos los conceptos de pobreza, y que a su vez, sea capaz de discriminar la
población total de un país en dos grupos bien definidos: pobres y no pobres.
En este sentido, tampoco es posible responder de manera precisa ¿por qué
una persona es pobre? o ¿por qué corre el riesgo de llegar a serlo? (Muñoz-
Ayala, 2009).
La pobreza es mucho más que una visión aislada de los ingresos, de las con-
diciones de vida, y de la autopercepción de los hogares, cuyas medidas unidi-
mensionales no reflejan la realidad del fenómeno al interior de los países. La
metodología propuesta, supera esta barrera y ofrece un panorama más claro
del problema.
Los indicadores de pobreza son muy sensibles a metodologías y parámetros
involucrados en su cálculo, de allí la importancia de unificar criterios que
hagan más comparables las medidas entre distintos países y localidades. Esto
hace presumir una infravaloración en las medidas unidimensionales oficiales
de pobreza, debido a la alta discrecionalidad de las autoridades estadísticas
en la escogencia de sus parámetros y metodologías.
Aportes para la construcción de una medida global de la pobreza
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Contar con una visión más holística de la pobreza logra una mayor efectivi-
dad a la hora de diferenciar los hogares pobres de los no pobres. Esta visión
logra mayores niveles de correlación entre distintas medidas de pobreza y
ofrece indicadores que de la forma unidimensional serían inexistentes como
la pobreza estricta y la vulnerabilidad.
Aplicar la metodología propuesta a los datos de Colombia, sus resultados dan
cuenta de una moderación a la baja en los indicadores frente a la metodología
actual, y ratifica la mejora en las condiciones de vida de los hogares colom-
bianos entre los años de análisis.
A la luz de los resultados, en seis años el país redujo en 7,2 puntos porcentua-
les la incidencia de la pobreza, la brecha en 1,1, y la desigualdad en 1 punto
porcentual, lo cual se traduce en una mejora importante de las condiciones
de vida generales del país en este período de análisis. Esto indica que apro-
ximadamente cuatrocientos mil hogares dejaron de ser pobres. Sin embargo,
la pobreza multidimensional o de condiciones de vida se vio incrementada en
19,4 puntos porcentuales, de conformidad con la metodología propuesta. No
obstante, la pobreza no afecta a todos por igual, recae con mayor énfasis en
zonas rurales y hogares con jefaturas femeninas y de mayor etnicidad, bien
por color de piel o pertenencia a grupos étnicos. La diferencia en puntos por-
centuales entre zonas rural y urbana es de 17 puntos, entre hombres y muje-
res es de 4 puntos, y entre quienes se autoadscriben a algún grupo étnico o
no es de 9 puntos porcentuales, para el periodo de análisis.
Agradecimientos
Los autores expresamos formal agradecimiento a los evaluadores anónimos
del artículo por cuanto sus aportes permitieron realizar importantes ajustes al
documento y contribuir de mejor manera a la temática en estudio. Asimismo,
hacemos extensiva nuestra gratitud a Liliana Castañeda, funcionaria del DANE,
y a la Revista Desarrollo y Sociedad por la oportunidad de dar a conocer nuestro
trabajo. La investigación no tuvo fuentes oficiales ni privadas de financiación.
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