La Ciencia Politica y la intervención social: una relación inacabada. - Núm. 27, Enero 2019 - Prospectiva - Libros y Revistas - VLEX 766181493

La Ciencia Politica y la intervención social: una relación inacabada.

AutorPiedrahita-Guzmán, Yuly Viviana

Political Science and Social Intervention: an incomplete relationship

Sumario: 1. A manera de introducción; 2. Contexto contemporáneo: la globalización y la crisis de la modernidad; 3. La Ciencia Política como disciplina; 4. La distinción entre lo político y la política; 5. La intervención en la Ciencia Política; 6. Conclusión; 7. Referencias Bibliográficas

  1. A manera de introducción

    Uno de los debates fundamentales en las ciencias sociales está relacionado con las decisiones epistemológicas que las disciplinas tomaron para abordar la realidad social. Debate que se generó por las transformaciones sociales y culturales que la sociedad enfrenta, y por las limitaciones en las maneras tradicionales de abordarlas desde la academia. La Ciencia Política no está libre en esta discusión, y ha recibido durante los últimos años duras críticas, debido a las dificultades para resolver cuestiones mínimas como disciplina, y al uso en términos sociales, del conocimiento construido.

    Debido a la preeminencia del positivismo y su acento empirista, la intervención social se ha contemplado de manera peyorativa durante la historia de la disciplina. De acuerdo con lo anterior, nuestro objetivo será responder a la pregunta: ¿Cuál es el papel de la intervención social en la Ciencia Política? Para ello dividiremos nuestra argumentación en cuatro apartados. En el primero, analizaremos cómo la globalización y la crisis de la modernidad ponen en aprietos los fundamentos sobre los cuales se construyó la manera tradicional de hacer ciencia, los mismos que han predominado en la Ciencia Política. En el segundo, abordaremos las características de la Ciencia Política como disciplina, para comprender los abordajes de la intervención social desde los enfoques que predominaron. En el tercero, analizaremos las definiciones de lo político y la política para encontrar maneras más ricas de abordar los fenómenos políticos y, por último, se abordará la intervención social y en lo social en la disciplina.

  2. Contexto contemporáneo: la globalización y la crisis de la modernidad

    En las últimas décadas, la sociedad contemporánea se enfrenta a grandes cambios políticos, económicos y culturales, que cuestionan los paradigmas tradicionales de las ciencias sociales. Una de las profundas transformaciones en la sociedad de hoy, es la llamada era de la globalización: "es ya un lugar común señalar que el proceso de globalización constituye, probablemente, el rasgo central de nuestra época" (Tomassini, 1997, p. 315) en donde los sistemas económicos y financieros ocupan un lugar protagónico en el establecimiento de nuevas pautas culturales.

    Debido a la complejidad del proceso de la globalización, se presentan innumerables intentos de aproximación, lo que dificulta una definición ampliamente aceptada. Para unos, la globalización, se define como "la tendencia de las personas, empresas y gobiernos del mundo a aumentar su integración e interdependencia", (Nudelsman, 2010, p. 26) para otros, se define como "un sistema tecnológico de sistemas de información, telecomunicaciones y transporte, que ha articulado todo el planeta en una red de flujos en las que confluyen las funciones y unidades estratégicamente dominantes de todos los ámbitos de la actividad humana" (Castell, 1999).

    Pero desde posiciones como la de Alain Touraine (1998) se reconoce que la globalización, además de poner su acento en la dimensión económica, establecer sus propias normas, generar que los pueblos otorguen su poder sobre sus economías y sociedades a las dinámicas globales, ésta forjó, contrario a lo que se creía inicialmente, la desagregación de todos los aspectos de la vida económica, social, política y cultural. De acuerdo con Touraine (1998), la globalización generó un quiebre casi total entre el mundo económico y el resto de la sociedad, es decir, generó una separación entre los actores y las instituciones, lo que implica un fuerte debilitamiento de lo social en la actualidad.

    En este orden de ideas, la globalización es un término que se usa para designar un proceso histórico de integración y universalización de la economía y la deslocalización; pero también posee otras dimensiones: la política, la cultural y la social. A partir de esta mirada, la globalización es vista como un proceso que además de establecer cambios en las relaciones económicas a nivel global, transformó las maneras tradicionales de concebir la sociedad, su organización y la política.

    De acuerdo a lo anterior, este nuevo proceso cambió profundamente las sociedades a nivel local y global en tensiones en diferentes aéreas. Desde lo económico, la globalización tiene como una de sus particularidades su naturaleza económico-financiera y su vinculación con la expansión sin límites del capital. Esto está estrechamente relacionado con la tendencia mundial a la expansión de las corporaciones transnacionales especialmente en los países que han sido denominados "No desarrollados" o periféricos. Desde la lógica económica imperante, se privilegian las ganancias y los bajos costos lo que conduce a la deslocalización del capital. Lo que determina que las corporaciones transnacionales privilegien los países en donde las políticas de inversión extranjera y laboral sean más flexibles. En concreto, en donde las condiciones políticas, sociales y económicas de injusticia les permitan obtener los más altos niveles de rentabilidad. Y esta se constituye como una de las principales características de la globalización, es decir, que es un proceso que se erige sobre la base de relaciones asimétricas y de desigualdad. (Ander-Egg, 2010).

    Es de esta manera, como la globalización es responsable del aumento desmesurado de la pobreza en el mundo, sobre todo en los centros urbanos. Mike Davis (2006) demuestra que la pobreza urbana creció de manera alarmante después de 1970, donde políticas neoliberales de reestructuración económica, propuestas por el Banco mundial y el Fondo monetario internacional, fueron los principales responsables de este crecimiento, sobre todo en países del tercer mundo. Estas políticas de endeudamiento de los Estados, generaron el recorte del gasto público, la desregulación de la inversión extranjera y de las políticas de protección y bienestar social de las poblaciones.

    Latinoamérica, concebida como una de las zonas periféricas de la globalización, realizó durante las últimas décadas diversas modificaciones a nivel de las políticas económicas y sociales para ajustarse a las exigencias de integración de la globalización. Es así como a nivel latinoamericano podemos afirmar que la tarea de la globalización se ha venido realizando satisfactoriamente;

    El funcionamiento de las economías latinoamericanas se ha aproximado sustancialmente al de las economías más avanzadas, creando las condiciones para una relativa homogeneización de la inversión de capital y para el libre movimiento de mercancías. Y eso es lo esencial de la globalización: la unificación de criterios de mercado en un espacio económico ampliado (Castell, 1999, p. 9).

    Sin embargo, no se realiza en condiciones igualitarias, lo que genera altos costos sociales y económicos porque los países latinoamericanos no tienen las condiciones de competitividad y están siendo empobrecidos con estas nuevas lógicas económicas.

    Desde lo político, la globalización tiene efectos fundamentales en el ámbito del poder y de la gestión pública del Estado. Aunque los Estados siguen siendo primordiales en la organización mundial y local, perdieron espacios de decisión que eran exclusivamente suyos. De esta manera, según Touraine (1998), en el marco de la globalización, la tendencia es hacia el debilitamiento del marco nacional, reemplazado por la disgregación creciente de componentes de la vida política. La globalización, al igual que el capitalismo, implica el debilitamiento del poder político y la eliminación de control de cualquier tipo de fuerza.

    En este orden de ideas, la globalización impuso a los Estados unas dinámicas económicas que los empujan a formular e implementar políticas económicas que van en detrimento del bienestar de sus poblaciones. Es claro que la relación entre el Estado y el mercado se transformó a través de la historia; sin embargo, hoy el Estado terminó a merced del interés impuesto por el capital global. Para Davis (2006), por ejemplo, el Estado tiene una responsabilidad en este aumento de la pobreza en las ciudades, al implementar políticas ineficientes e ineficaces para atender este fenómeno, y al otorgar créditos inútiles que solo demuestran la incapacidad estatal para resolver un problema estructural como este. Desde miradas como la denominada globalización del terror, se reconoce el papel del Estado como instrumento político para organizar la expansión global del capitalismo, así como también, para sostener las fuerzas militares y de inteligencia para proteger a toda costa el interés económico y financiero del mercado global.

    En concreto, un Estado comprometido con los intereses de su población es antagónico con los intereses de la globalización económica. Los Estados no solo tienen que responder a las presiones del interés económico que la globalización impone o acoger las normatividades internacionales, las cuales son emitidas por organizaciones como las Naciones Unidas, limitando su poder decisorio sobre muchos ámbitos, sino que también, los Estados han puesto su poderío militar y de inteligencia al servicio del interés financiero y económico.

    Por lo tanto, en este contexto, los Estados se encuentran en una constante tensión, entre responder a las demandas de los organismos internacionales y al capital global o responder a las exigencias de sus poblaciones que cada vez se encuentran más pobres y más excluidas. Lo anterior evidencia la corresponsabilidad entre lo político y lo económico, entre las decisiones que los Estados han tomado, privilegiando ciertos intereses y afectando negativamente el bienestar de sus poblaciones.

    En relación a las...

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