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El debate por la propiedad de la tierra, el punto por donde debe comenzar una pedagogía de la paz

AutorSergio Latorre Restrepo
Páginas211-246
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El debate por la propiedad de la tierra,
el punto por donde debe comenzar
una pedagogía de la paz
Sergio Latorre Restrepo*
Introducción
El 2 de octubre del 2016, a las 4:45 pm, cuando la Registraduría Nacional
del Estado Civil expidió el boletín número 8 de los resultados del plebiscito
por la paz, el panorama político de Colombia cambió drásticamente. El bo-
letín indicaba que el porcentaje de votos por el No superaba el anticipado y
mayoritario voto por el Sí en algo menos que 25.000 votos; eventualmente
el No superaría la votación del Sí por 53.894.1 Este inesperado bandazo de
la ya imprevisible vida política nacional nos ponía de cara a buscar expli-
caciones de los nuevos acontecimientos, explicaciones post-facto que desde
la academia y la sociedad civil hemos venido desarrollando para explicar
con argumentos más o menos convincentes lo que pasó.
Resulta cada vez más cierto que el miedo, la desconanza y, en algunos
casos, el odio y el resentimiento fueron factores importantes que incidieron
en el fracaso de la refrendación del plebiscito. Sn embargo, al enfocarnos
* Doctor en Ciencias Jurídicas (S. J. D.) de la Universidad de Cornell. Profesor del área de
Derecho Civil de la Universidad del Norte, Barranquilla. Miembro del Grupo de Investigación en
Derecho y Ciencia Política —Gidep— y del grupo de investigación Conictos y postconictos desde
la región Caribe. Este trabajo es fruto de la investigación “La propiedad de la transición de la paz –los
retos de la teoría de la propiedad en Colombia”.
1 Página web Registraduría Nacional del Estado Civil, http://plebiscito.registraduria.gov.
co/99PL/DPL
Utopía u oportunidad fallida. Análisis crítico del Acuerdo de Paz
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en este tipo de explicaciones invisibilizamos la discusión sobre cada uno de
los puntos de la agenda y las posiciones adoptadas por la sociedad en torno
a los puntos de la negociación. Más allá de la negociación política derivada
del rechazo al plebiscito y que ha llevado a adelantar nuevas negociaciones
entre los sectores representativos del No y el Gobierno nacional, lo real-
mente signicativo del momento actual es la oportunidad tanto de seguir
profundizando en los contenidos del Acuerdo como de discutir sobre cada
uno de los puntos y sobre otros temas que no se incluyen en este pero que
son necesarios para sentar las bases para la paz.
Una decisión sobre el Acuerdo “en bloque”, como la que planteó el
plebiscito, no alcanza a revelar matices sobre la posición del electorado en
torno a cada uno de los puntos.2 Resulta claro que individualmente con-
siderados no todos estos tenían el mismo nivel de rechazo por la mayoría.
Ciertamente el punto dos, sobre la participación política, y el punto cinco,
en lo concerniente a la jurisdicción especial para la paz, han sido aquellos
que más resquemor y resistencia explícita y masiva despertaron dentro del
electorado. Sin embargo, el tema de la reforma rural integral amerita un
análisis particularmente complejo, pues si bien las críticas explícitas de la
2 La Corte, en la Sentencia C-379 del 2016, revisando la legalidad del plebiscito y comparán-
dolo con otras fórmulas como el referendo multitemático, estableció que el plebiscito debería tener
una sola pregunta. Al respecto la Corte consideró que: “En el caso analizado, el Acuerdo Final ha
sido comprendido en esta sentencia como la denición de una política pública de un proceso de ne-
gociación entre el Gobierno y un grupo armado ilegal, lo cual dista de ser un articulado concreto. El
Acuerdo Final, en tanto decisión política, debe ser entendido como un todo, integrado por asuntos
transversales, no separables. De allí que resulte justicado que la integralidad del Acuerdo Final y no
sus componentes particulares, sean sometidos al escrutinio del Pueblo. Si se aceptara que la votación
pudiese hacerse de manera seccionada, entonces ello generaría irresolubles problemas, debido a que si
el Acuerdo Final es parcialmente aprobado, no solo generaría su desarticulación, sino también obligaría
a una renegociación del mismo, a pesar que la competencia exclusiva para ello la tiene el Presidente.
Por ende, en tanto el Acuerdo Final corresponde a una decisión política del Presidente, según se ha
explicado insistentemente en este fallo, al Pueblo convocado en plebiscito le corresponde aprobar o
improbar dicho Acuerdo. En consecuencia, si el elector está parcialmente en desacuerdo con la agenda
de acción política fruto de la negociación del Gobierno, deberá ponderar dicho desacuerdo frente
a una visión integral sobre los contenidos del Acuerdo Final, a n de decidir si opta por apoyarlo o
rechazarlo. (…) En suma, la Corte encuentra que el plebiscito especial contenido en el  no puede
ser jurídicamente considerado como un referendo, por una razón simple: lo que se está sometiendo a
la consideración del Pueblo no es un articulado que se inserte autónoma y directamente en el orden
jurídico, sino una política objeto de implementación normativa posterior”.
El debate por la propiedad de la tierra, el punto por donde debe comenzar una pedagogía de la paz
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oposición en torno a este fueron pocas y muchas de ellas mal informadas,3
fue el punto de tierras uno de los que recibió más propuestas de modi-
cación por parte de los promotores del No en el periodo posplebiscitario.4
¿Qué revela la presentación de una agenda de tantas propuestas de mo-
dicación5 para un punto que en principio no despertaba tanta resistencia
popular? Este capítulo parte del supuesto de que el tema de la tierra permite
ver, tal vez como ningún otro, una división entre la discusión electoral que
se llevó a cabo durante la época preplebiscitaria y una discusión real sobre
la propiedad en el campo, que subyace como uno de los puntos de mayor
tensión en la base de la negociación.
Lo cierto es que para las élites rurales y los grandes propietarios de
tierra del país, la tierra y el desarrollo agrario representan uno de los puntos
más sensibles del posacuerdo más allá de los falsos fantasmas de la expro-
piación y la amenaza a la propiedad privada. La democratización del acceso
a la tierra y la transformación de las estructuras de poder en el campo que
pudiese conseguir el Acuerdo representan un riesgo para estas ya consoli-
dadas élites en términos de su conguración histórica, económica y social.
De igual forma, la transformación del campo viene a ser uno de los puntos
de importancia histórica para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
3 Véase, por ejemplo, Luis Guillermo Echeverri Vélez, “En defensa de la legalidad: los tales
principios para la paz”, Primero Colombia, 18 de diciembre del 2015, http://www.primerocolombia.
com/sites/default/les/en_defensa_de_la_legalidad.pdf
4 Véase, por ejemplo, “En las cinco primeras propuestas de Uribe no están las víctimas”, Revista
Semana, 9 de octubre del 2016, http://www.semana.com/nacion/articulo/alvaro-uribe-presenta-
sus-propuestas-para-el-acuerdo-de-paz/498437; “Las propuestas de Marta Lucía Ramírez para
renegociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ()” , W Radio, 10 de octubre
del 2016, http://www.bluradio.com/nacion/reforma-la-justicia-y-proteccion-la-familia-propuestas-
de-martha-lucia-ramirez-119045; “Las cinco propuestas de los del ‘No’ en el plebiscito”, El Tiempo,
16 de octubre del 2016, http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/propuestas-de-los-del-
no-en-el-plebiscito/16727272
5 Se propusieron temas que estaban más allá de lo pactado como, por ejemplo, derogar la Ley
1448 del 2011, en cuanto a la inversión de la carga de la prueba para opositores a predios inscritos en
el registro de predios despojados. La inversión en la carga de la prueba, que establece que aquel que
se oponga a un proceso de restitución debe entrar a probar su buena fe calicada al momento de la
transacción, es para muchos uno de los elementos más importantes de la ley de víctimas y restitución
de tierras. Véase “Propuestas del Centro Democrático: ¿realistas o para dilatar?”, El Espectador, 14
de octubre del 2016, http://www.elespectador.com/noticias/politica/propuestas-realistas-o-dilatar-
articulo-660359

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