La enseñanza del derecho en Colombia: antecedentes historicos
| Autor | Isabel Goyes Moreno |
| Páginas | 35-94 |
1. LA ENSEÑANZA DEL DERECHO EN COLOMBIA:
ANTECEDENTES HISTORICOS
Las investigaciones y escritos que se conocen sobre la enseñanza del derecho y los
procesos de formación jurídica en Colombia datan del período colonial, de allí que
en dicha época se encuentren los antecedentes de este trabajo. La anterior afirmación
no desconoce la existencia del derecho propio o el derecho de las comunidades
originarias, su conceptualización y aplicación, ni niega la importancia creciente de los
estudios que sobre dicha temática empiezan a realizarse40; sin embargo, la ausencia de
resultados determina la ubicación del antecedente histórico más remoto en la colonia.
Las referencias se hacen en forma puntual y giran alrededor de la enseñanza del
derecho y del rol de esta disciplina en la sociedad colonial, con el objeto de establecer
qué aspectos de dichas prácticas se mantuvieron en el Estado independiente y cuáles
fueron transformadas o sustituidas en la naciente república.
1.1 ENSEÑANZA DEL DERECHO EN LA ÉPOCA COLONIAL
Los primeros abogados provenientes de España llegaron con los conquistadores,
inclusive algunos de éstos eran abogados, tal es el caso de Gonzalo Jiménez de Quesada.
Los historiadores dan cuenta de Luis Martín Fernández de Enciso como uno de los
40
Se hace referencia, entre otros, a los escritos de SUESCUN, Armando. Derecho y sociedad en la historia de
Colombia. Tomo I. El derecho chibcha, siglos IX-XVI y Tomo II El Derecho colonial siglos XVI-XIX. Tunja:
U.P.T.C., 1998 y al de MORALES BENITEZ, Otto. El Derecho precolombiano. Raíz del Nacional y del
continental. Bogotá: Academia colombiana de jurisprudencia, 2004.
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primeros abogados instalados en la Nueva Granada entre 1500 y 1510. Sin embargo,
la Corona restringió el ingreso de estos profesionales, quienes ejercieron inicialmente
en Cartagena dado el auge de los negocios transatlánticos y luego en Bogotá por su
importancia como sede política. Fue a lo largo del siglo XVII que algunas comunidades
religiosas obtuvieron autorización para fundar las primeras universidades. Fray
Bartolomé Lobo Guerrero fundó el Colegio de San Bartolomé, Fray Cristóbal de
Torres el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Más adelante, apareció la
Universidad Dominica de Santo Tomás y la Universidad Javeriana de los Jesuitas,
las que compartieron el privilegio de expedir títulos en filosofía y derecho. Con
la expulsión de los Jesuitas41, dicha prerrogativa se concentró en la orden de los
dominicos, quienes mantuvieron este monopolio por largos años. Popayán, Tunja y
Cartagena también se dedicaron a los estudios en teología y derecho, aunque sin la
capacidad de otorgar diplomas, razón por la cual sus estudiantes debían viajar a la
capital donde, una vez superados los cursos y exámenes exigidos, podían recibir los
títulos de bachiller en filosofía, bachiller en jurisprudencia, licenciado y doctor en
teología y derecho. En esta primera etapa existió una estrecha vinculación entre los
estudios sacerdotales y los jurídicos.
Desde sus inicios el ingreso a las nacientes universidades fue restringido y supeditado
al cumplimiento de requisitos raciales, religiosos y genealógicos, la formación jurídica
se reservó “a las familias de origen español con largo asentamiento en la colonia y a los hijos
y42.
al gobierno, a la alta sociedad y a la jerarquía eclesiástica.
The legal profession was a rather exclusive circle. Research on the social origins of the
applicants to Bogota´s colegio Mayor del Rosario and other upper-level institutions shows
that of 219 applicants in the period 1660 to 1800, 43 had fathers in the military, 24 and 21
41 L
de recortar el inmenso poder de la iglesia en el Estado, representado en grandes extensiones de tierra, crecientes
ingresos provenientes del cobro de diezmos, amén del monopolio educativo. Estas razones y las supuestas
actividades tendientes a subvertir el orden monárquico llevaron a la Corona a tomar esta decisión.
42 PÉREZ PERDOMO, Rogelio. Los abogados en América Latina. Bogotá: Universidad Externado de Colombia,
2004 p. 56.
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DEL
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1886 - 1930
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y, respectively; 55 were
y
y owners) or merchants. Comprehensive
y
exceptions, they came from prominent social groups. By
y the demanding standards needed for admission to one of the local Colegios mayores […].
Following the procesillo, the colegios could reject an applicant without explanation.43
El carácter elitista de la carrera se perdió cuando las fortunas que habían acumulado
de tierras, la raza y la religión habían otorgado anteriormente.
El plan de estudios de derecho de los colegios y universidades clericales, dedicaba los
tres primeros años a la enseñanza del latín y la filosofía católica, dos años más en cursos
de teología especulativa, teología moral y doctrina sagrada para obtener el título de
bachiller en filosofía. Culminada esta etapa se concentraban durante otros dos años
en el derecho canónico utilizando para el efecto las decretales del Papa Gregorio XI,
una clase de derecho civil, donde se comparaban las leyes romanas con las reales para
obtener el diploma de licenciado o doctor en derecho; dos años adicionales de práctica
con un abogado le permitirían hacer parte de los abogados de la Real Audiencia, cuyo
primer paso era jurar obediencia a la Virgen María44, en todo caso, la obtención de
diplomas estuvo condicionada a la presentación y aprobación de exámenes.
El método de enseñanza se centró en la lectura lenta del texto por parte del docente con
las correspondientes explicaciones y comentarios, posteriormente venían las disputas o
discusiones en las cuales participaban los estudiantes defendiendo un punto controversial
43 URIBE-URAN, Víctor. Honorable Lives. Lawyers, Family and Politics in Colombia, 1780-1850, Pittsburg,
University of Pittsburg Press, 2000. pag. 22 a 23.
44 URIBE M. Víctor.
1780-1850. En: Etnias, educación y archivos en la historia de Colombia. GUERRERO, Javier (Compilador). IX
Congreso de Historia de Colombia. Tunja, mayo 2, 3, 4, y 5. UPTC. Archivo General de la Nación. Asociación
Colombiana de Historiadores, 1995, p.181.
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