Determinantes del balance comercial bilateral de México: ingreso, tipo de cambio y composición de las exportaciones - Núm. 11-2, Julio 2019 - Revista Finanzas y Política Económica - Libros y Revistas - VLEX 839119648

Determinantes del balance comercial bilateral de México: ingreso, tipo de cambio y composición de las exportaciones

AutorCarlos A. Carrasco/Édgar D. Tovar-García
CargoLicenciado en Economía. Máster y doctor en Integración Económica/Licenciado en Economía

Introducción

La vulnerabilidad asociada a la presencia y persistencia de desequilibrios externos es especialmente relevante en el caso de los países en desarrollo (Calderón, Chong y Loayza, 2002; Dooley, 2000; Mishkin, 1996). No obstante, las preocupaciones por la sostenibilidad de los grandes desequilibrios en la cuenta corriente se ha presentado en grandes bloques económicos, incluyendo a países desarrollados (Krugman y Baldwin, 1987; Brissimis et al., 2013; Carrasco y Serrano, 2015). México no ha sido la excepción en este contexto, pues presenta un déficit persistente en la cuenta corriente y, a la vez, un superávit con respecto a Estados Unidos (Galindo y Guerrero, 1997; Varela, 1999; Garcés, 2008; Baltazar y Ramos, 2014; Arriaga y Landa, 2016; Lagunes y Pérez, 2016; Márquez, 2018).

El análisis de los determinantes de los desbalances en el sector externo permite la actuación de la política económica en determinados aspectos necesarios de corregir. En México, desde los ochenta se ha llevado a cabo un profundo proceso de reforma que ha incluido la apertura comercial y financiera. Así, existen dos momentos clave en el proceso de reforma del sector externo: la entrada al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (apertura unilateral en 1986) y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, con Estados Unidos y Canadá en 1994). En esta línea de apertura económica, a mayo del 2015 México contaba con 12 tratados de libre comercio con 46 países (Secretaría de Economía, 2015).

Desde los ochenta, el comercio exterior de México ha mantenido una tendencia creciente. Con datos de los Indicadores Mundiales de Desarrollo del Banco Mundial, la apertura comercial en 1980 era de 23,7?%, mientras que al inicio del proceso de apertura comercial unilateral (1986) fue de 30,8?%. El cambio más importante llegó con la entrada en vigor del TLCAN: en 1994 la apertura comercial fue de 29,3?%, en 1995 fue de 46,1?% y para 2016 había llegado al 78,1?%. Cabe notar que el crecimiento significativo de las exportaciones fue acompañado por un incremento de similar magnitud en las importaciones.

No obstante, dejando de lado la relación con Estados Unidos, el balance externo de la economía mexicana ha tenido un sesgo deficitario. En contabilidad nacional, el balance externo —medido como el saldo en la cuenta corriente— expresa decisiones de ahorro-inversión a partir de la diferencia entre el ahorro nacional y la inversión. En el largo plazo, la presencia de déficits persistentes en cuenta corriente se verá reflejada en un incremento de la deuda y, potencialmente, en la vulnerabilidad de la economía ante perturbaciones externas. Adicionalmente, la mayor parte de las operaciones dentro de la cuenta corriente (sumando créditos y débitos) se han dado en la cuenta de bienes. Con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la suma de créditos y débitos del comercio de bienes alcanzó 70,6?% del PIB en 2016, mientras que la suma total de débitos y créditos de todos los componentes de la cuenta corriente llegó al 82,7?% del PIB.

Así, el objetivo de la presente investigación es analizar los determinantes del balance bilateral de bienes en México. Por su naturaleza, los determinantes del balance externo general y del balance bilateral de un país difieren significativamente (Khan y Hossain, 2012); el primero incluye factores agregados, mientras que el segundo examina los factores relativos que influyen en la relación bilateral. Así, en los análisis empíricos del comercio bilateral se han incluido como determinantes al tipo de cambio real bilateral, las diferencias en el nivel de ingresos, la evolución de los costos de transporte, los flujos de inversión extranjera y los costos laborales (Çelik y Kaya, 2010; Khan y Hossain, 2010, 2012; Gu, Zhou y Beg, 2014; Bineau, 2016).

Por otra parte, diversos estudios han señalado la relevancia de la composición de las exportaciones para el crecimiento económico, la productividad y el desempeño de las exportaciones (Ghatak, Milner y Utkulu, 1997; Aditya y Acharyya, 2013; Wierts, Van Kerkhoff y De Haan, 2014). No obstante, la composición de las exportaciones —y con ello la especialización de la industria exportadora— no se ha incluido en el análisis del balance comercial bilateral de México, aunque existe evidencia de su importancia para otros países (Tovar-García y Carrasco, 2019).

La relación entre el saldo en el balance comercial bilateral y la composición de las exportaciones se asocia a la elasticidad de precio e ingreso de los bienes. En este sentido, cuando una proporción alta de las exportaciones se compone de bienes con una elasticidad de precio e ingreso relativamente baja, la capacidad explicativa de factores asociados al precio (tipo de cambio real) y al ingreso (nivel relativo de ingreso) pierde significancia, dando paso a la composición de las exportaciones como determinante fundamental. Dos grupos de bienes tendrían potencialmente una elasticidad baja: el petróleo y el gas natural —como insumos clave dentro del sistema productivo internacional que no cuentan con bienes sustitutos a precios competitivos—, y los bienes de alta intensidad tecnológica —cercanos a la frontera tecnológica y con fuentes relativamente limitadas de competencia— (Cooper, 2003; Krichene, 2002).

Este trabajo es pionero en el análisis de las relaciones anteriores para el caso de México. Dado que la participación de las exportaciones de petróleo ha disminuido, mientras que la de los bienes manufactureros ha ido en aumento, el estudio se centra en las exportaciones de industrias con alta intensidad tecnológica y su influencia en la determinación del balance bilateral de la economía mexicana. Los estudios empíricos previos han incluido el nivel de ingreso relativo y el tipo de cambio real bilateral como determinantes claves; aquí se verifica su relevancia para el caso mexicano, superando las limitaciones de los estudios anteriores centrados en el nivel de ingreso de Estados Unidos y en el tipo de cambio peso-dólar.

Además de esta introducción, el texto se compone de cuatro secciones más. La siguiente sección hace una revisión de la literatura y presenta algunas gráficas para describir la conexión entre el desempeño del balance externo y la composición de las exportaciones. Una sección posterior expone y describe las principales variables, así como la estrategia metodológica a seguir, implementando distintos modelos de panel dinámico que proveen robustez y consistencia a los hallazgos. Luego se presentan los principales resultados, y finalmente se exponen las conclusiones pertinentes.

La conexión entre la composición de las exportaciones y el balance bilateral externo en México

La literatura económica ha analizado el papel de la composición de las exportaciones en el desempeño del sector exportador, la productividad y el crecimiento económico (Ghatak, Milner y Utkulu, 1997; Aditya y Acharyya, 2013; Wierts, Van Kerkhoff y De Haan, 2014), pero no ha profundizado en su papel como determinante del balance bilateral externo; sin embargo, recientemente se ha señalado su importancia tanto como determinantes de la demanda por exportaciones (Tovar, 2018; Wierts, Van Kerkhoff y De Haan, 2014) como en términos del balance bilateral (Tovar y Carrasco, 2019). La conexión entre estas variables se asocia a una transición de la exportación de bienes primarios a manufacturados, con externalidades positivas para el resto de la economía (Fosu, 1990; Ghatak, Milner y Utkulu, 1997; Herzer, Nowak y Siliverstovs, 2006).

Los incrementos en la productividad —y los efectos en el crecimiento— generados por las exportaciones se explican por tres razones fundamentales (Herzer, Nowak y Siliverstovs, 2006): a) las exportaciones promueven la especialización en sectores con ventaja comparativa, lo que influye en la relocalización de recursos hacia áreas más productivas; b) el acceso a un mercado más grande permite la presencia de economías de escala; c) las industrias exportadoras pueden generar externalidades positivas para el resto de la economía.

Por otro lado, solo recientemente se ha subrayado la relación entre el balance externo y las exportaciones consistentes de bienes con un alto valor añadido[1], lo cual ha servido para explicar los desequilibrios externos en la eurozona (Wierts, Van Kerkhoff y De Haan, 2014; Carrasco y Peinado, 2015; Carrasco y Hernandez, 2017). Así, los países con una alta proporción de exportaciones de bienes de alto valor añadido —como los bienes de alta tecnología— presentan una estructura económica que les permite adaptarse al entorno cambiante de la economía mundial, absorber a personal altamente cualificado y producir bienes que se diferencian en términos de calidad, variedad y exclusividad, lo que a su vez reduce la vulnerabilidad de sus exportaciones ante cambios en los precios y el ingreso.

La literatura empírica ha explorado la relación entre la composición de las exportaciones y el desempeño de las economías. Por una parte, se ha puesto de manifiesto que tanto la diversificación de las exportaciones como su composición son factores que influyen en el crecimiento económico (Ghatak, Milner y Utkulu, 1997; Aditya y Acharyya, 2013), aunque los efectos positivos de las exportaciones en la productividad y el crecimiento son limitados cuando se trata de exportaciones de bienes primarios, y mayores cuando se exportan manufacturas (Fosu, 1990; Ghatak, Milner y Utkulu, 1997; Herzer, Nowak y Siliverstovs, 2006).

En este contexto, los efectos positivos sobre la producción se dan especialmente en los países con una proporción de exportaciones de manufacturas mayor que el promedio mundial (Aditya y Acharyya, 2013), mientras que la relación positiva entre exportaciones de manufacturas y crecimiento económico se cumple cuando se ha superado cierto umbral de desarrollo, dada la necesidad de contar con un nivel mínimo de capacitación técnica para...

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