La economía social y solidaria: una alternativa para un trabajo digno y decente - Calidad de vida laboral y trabajo digno o decente. Nuevos paradigmas en las organizaciones - Libros y Revistas - VLEX 840972206

La economía social y solidaria: una alternativa para un trabajo digno y decente

AutorAna Cristina Ortega Barro
Páginas154-172
calidad de vida laboral y trabajo digno o decente
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Introducción
La búsqueda de nuevas alternativas para la subsistencia y el desarrollo humano
no es un tema que deba pasarse por alto. La disminución en la calidad de vida es
un problema que atañe a todos como sociedad, pues mientras se siga pensando
en la individualidad por encima de la colectividad, se terminará arrasando con
todo lo que queda, no solo en términos de recursos (naturales o económicos),
sino también de espiritualidad, de humanidad, de lo más importante que se
tiene: los valores, la esencia como personas y la capacidad de sensibilizarse y
solidarizarse con el prójimo. Si se termina con eso, todo está perdido.
Desde sus orígenes, el hombre se ha distinguido por su raciocinio, el cual le
ha permitido trabajar para buscar nuevas y mejores formas de vida. Inmerso
en la comunidad primitiva, el hombre realizaba actividades que le permitían
satisfacer sus necesidades básicas, como la recolección de frutos, la caza y la
pesca; sin embargo, su sentido de supervivencia lo llevó a desarrollar mejores
herramientas con el objetivo de optimizar los procesos para la obtención del
alimento. Asimismo, este proceso fue evolucionando y, al haber excedentes de
alimentos, inició el intercambio de estos entre tribus. Fue en este periodo cuando
comenzó la primera división del trabajo; no obstante, el desarrollo de cada tribu
y su poderío fueron dando paso al modo de producción asiática, donde no solo
se daba el intercambio, sino que tenía lugar la sumisión de una tribu ante otra,
la cual cobraba tributos a las comunidades más débiles, llevando el trabajo no
solo a la satisfacción individual o familiar, sino a la de un tercero que obtuviera
benecios con base en el trabajo de otros.
Durante el esclavismo, la dominación tomó forma de apropiación del hombre
por otro de su misma especie y propició así una división de clases socioeconómi-
cas. En este modo de producción, el hombre era un medio de producción más,
una pertenencia de un ser superior, que, para la satisfacción de sus necesidades
básicas, obligaba a un tercero a trabajar para él en condiciones precarias e insa-
lubres; sin embargo, aquellos que eran considerados como esclavos comenzaron
a rebelarse, logrando conquistar su libertad y evolucionando hacia el feudalismo,
donde, si bien no se dejaban ver los rasgos característicos del esclavismo, aún se
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presentaban vestigios de dominación por parte del señor feudal hacia sus sier-
vos (o sirvientes) al permitirles contar con un techo, trabajo físico y alimento a
cambio de una parte de su cosecha o, más adelante, una renta para satisfacer sus
necesidades a costa del trabajo de otros.
Una vez más se dejó ver el espíritu luchador de la clase trabajadora por buscar
un mejor modo de vida en libertad al surgir los burgos, aquella gura territorial
que les permitiría producir artesanías y comercializarlas libremente sin tener
que rendir cuentas a terceros; no obstante, en los burgos también se manifestó la
distinción de clases, la jerarquización y la explotación de los aprendices median-
te el trabajo físico en condiciones (a veces) inhumanas a cambio de una paga,
mientras los maestros de los talleres se enriquecían libremente dando paso al
capitalismo, sistema socioeconómico que perdura hasta estos días.
Este último, a pesar de tener varias etapas, se ha caracterizado principalmente
por la libre competencia y por la apropiación de capitales. Si bien es un siste-
ma que permite tener al alcance un mayor portafolio de productos y servicios,
también es cierto que, como todos los modos de producción anteriores, tiene
muchas áreas dicultosas; por ejemplo, los problemas con el trabajo asalariado,
la competencia individualista y egoísta, la plusvalía generada por muchos al
alcance de unos cuántos, etc. (Méndez, ). Es en estos vacíos donde tiene
cabida la economía social y solidaria, que, si bien no representa un cambio drás-
tico en el sistema socioeconómico, sí puede fungir como opción para resolver
algunos de los problemas que se presentan hoy en día, como la situación laboral.
En este capítulo se aborda el concepto, la historia y las características de la
economía social y solidaria, así como algunas de las organizaciones reconocidas
en este marco, con el n de evaluar este modelo socioeconómico como una alter-
nativa dentro del mismo sistema a los intereses del mercado capitalista y como
una posible solución a los problemas que este último ha ocasionado, sobre todo
en términos laborales. Se analiza también la relación de ese ideal conceptual
del trabajo digno y decente con el concepto de economía social y solidaria para
comprender su importancia.

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