La financiación de la política en Colombia
| Autor | Fernando Cepeda Ulloa |
| Páginas | 159-208 |
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Capítulo 8
en Colombia
Hace cincuenta años, parece mentira, por allá en mayo de 1964110, en el
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nanciación de las campañas políticas y de los partidos, hice alusión a las
relaciones entre gánster y política en los Estados Unidos y ello con base
en el libro clásico de Alexander Heard, The Costs of Democracy. Escribí
lo siguiente: “El espectro siniestro de Frank Costello, Joe Adonis, Charles
Binagio, Harry Gross, Al Capone ha originado la creencia de que “The
Underworld” (los bajos fondos) es casi una clase política dirigente. La
ley” con los “hacedores de la ley”. El Kefauver Crime Committee acumuló
“considerable evidencia” con relación a las contribuciones provenientes
de gariteros y gángsters. Se calcula que la suma recolectada de esta fuente
llegó en 1952, más o menos, a 16 millones de dólares. Las contribuciones
del hampa son a menudo grandes y se producen en la mayoría de los lu-
gares del país. Como los demás grupos, obtienen algunas veces éxito y, en
otras, fracaso en sus propósitos. El hampa puede dominar temporalmente
al nivel político más bajo y, a veces, a nivel estatal. Con todo, su control
no alcanza a cubrir todo el país, como lo creen algunos”.
Al introducir este ensayo decía que buscaba utilizar algunos datos refe-
rentes al caso norteamericano como una especie de guía para que “por
lo menos, sospechemos la trascendencia del problema del dinero y la
110 Cepeda, Fernando, “El Costo de la Democracia”, en Revista Arco, No. 4, Pp. 248-251.
Fernando Cepeda Ulloa
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política”111. Lo que debo reconocer ahora, es que nunca imaginé que tres
décadas después estaría haciendo referencia a este tema con respecto a
Colombia pero, aún más inimaginable, en relación con las vinculaciones
entre el crimen internacional organizado, el cartel de Cali, la política y los
que serían los Estados Unidos uno de los actores principales en el debate
sobre esta situación.
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do, ha pasado por etapas bien conocidas. No sobra intentar, entonces, pre-
sentar una periodización, así sea burda: patronaje o maquinarias clientelis-
tas; tímida búsqueda de transparencia, precaria legislación sobre el tema,
presencia predominante de “dineros calientes” y de contribuciones de los
grupos económicos, escándalo y atisbos de una reforma seria basada en
y democratización de los partidos políticos y del congreso, las asambleas
y los concejos.
Las maquinarias clientelistas
La creación de maquinarias políticas basadas en el spoil system o en lo que
los italianos denominan el sistema de clientela y parentela, caracteriza el
período anterior a 1985, cuando la ley 58 de 1985 inicia los esfuerzos para
debilitarlas por la vía de los subsidios estatales y algunos controles. Estas
maquinarias políticas nada tienen que envidiarle a las descritas en otras
partes del mundo112. El spoil system se agudiza durante el Frente Nacional
(1958-1978), por razón de la creciente fragmentación de las diferentes
fuerzas políticas, por la ausencia del debate ideológico y porque la lucha
política se concentra en maximizar la participación en la distribución
del paquete burocrático. El sistema de distribución paritaria de toda la
111 Ibíd., p. 249.
112 Ver Merriam, CH. Edward y Gosnell, H.F., The American Party System, pp. 99 y ss. Sobre este
fenómeno en Colombia: Deas, Malcom, «Algunas notas sobre el caciquismo en Colombia», Re-
vista de Occidente, Tomo XVIII, octubre, 1973; Schmith, Steffen: «Political Clientelism in Co-
en Colombia y su funcionamiento durante el Frente Nacional, ver López Michelsen, Alfonso,
Colombia en la hora cero, dos volúmenes, Bogotá, Editorial Tercer Mundo, Vol. I, pp. 97-98 y
127; Leal Buitrago, Francisco y Dávila, Andrés, Clientelismo: el sistema político y su expresión
regional, Tercer Mundo, Bogotá, 1990.
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burocracia, entre liberales y conservadores, incluyendo el poder judicial,
introducido constitucionalmente en 1958 por 12 años, prolongado con
algunas variaciones hasta nuestros días para acomodar nuevos fenómenos
políticos (existencia de nuevas fuerzas políticas, creciente faccionalismo
de todas ellas, así llamados “pactos de gobernabilidad”, etc.) es, pues, una
buena ilustración de la plena vigencia de las maquinarias políticas.
así denominados auxilios parlamentarios. Éstas eran partidas presupuesta-
les que se autoasignaban dentro de unos topes globales a los miembros de
las diferentes corporaciones públicas (congreso, asambleas departamenta-
les y concejos municipales) para atender “proyectos de desarrollo”, en sus
respectivos “distritos” electorales. Este mecanismo se prestó para varia-
contundentes en la Constitución del 91, sobrevive y algunos creen que se
ha agudizado113.
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torales. Pero hace falta un trabajo más concienzudo que recoja plantea-
mientos al respecto desde el siglo XIX hasta nuestros días. Se podrían
mencionar las críticas de líder liberal Jorge Eliécer Gaitán a los fenóme-
nos de corrupción en las campañas electorales114; la reforma constitucio-
nal propuesta por Laureano Gómez a la Asamblea Nacional Constituyente
que incluía un artículo que obligaba a los partidos políticos a demostrar el
origen de sus recursos115, y en 1996, Alfonso López Michelsen, como Di-
rector del Movimiento Revolucionario Liberal, MRL, incluyó, también, en
una propuesta de reforma constitucional, una disposición que establecía la
independencia de los candidatos frente a las fuerzas económicas como una
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la liberal, ha puesto en evidencia la utilización del «patronage» para asegurar lealtades. Ver
declaraciones del Partido Conservador, El Tiempo, 14, 15 y 16 de febrero, 1996, especialmente.
En la medida que avanza la crisis aumentan las denuncias sobre utilización de estímulos cliente-
listas para obtener apoyo para el Presidente Samper.
114 Ver especialmente discurso de aceptación de su candidatura presidencial.
115 De La Calle Lombana, Humberto, El régimen legal de los partidos y movimientos políticos en
Colombia, Ministerio de Gobierno, 1992, p. 205.
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