Ideas predominantes sobre la maternidad: una breve revisión histórica - Mujer, Maternidad y Trabajo en Colombia. Evolución legislativa y jurisprudencial con perspectiva de género - Libros y Revistas - VLEX 375413670

Ideas predominantes sobre la maternidad: una breve revisión histórica

AutorIsabel Goyes Moreno
Páginas33-53

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CAPÍTULO II

IDEAS PREDOMINANTES SOBRE MATERNIDAD: Una breve revisión histórica

La sociedad patriarcal34considera la maternidad como la mejor y más perfecta forma de realización de la mujer. Las diversas culturas exaltan el hecho de la maternidad e inclusive la elevan desde la retórica a niveles sublimes. Este tratamiento es constante en las distintas sociedades, llegando a situaciones francamente atentatorias del ser de la mujer en la medida en que se pasa sin mayores argumentos de la condena al sexo femenino como el causante de los males de la humanidad derivados del pecado original, a la oración fervorosa a María, Virgen y Madre. Es decir, que la sociedad patriarcal se mueve en la paradoja de la condena a la materialidad femenina equivalente a lujuria, pecado, vanidad y la exaltación de la mujer inmaterial, virgen y madre.

34Siguiendo a Virginia Gutiérrez de Pineda se entiende por patriarcalismo la forma desigual en que se estructura la familia en razón del género de sus integrantes. Desde luego que es un sistema reforzado por el contexto total, la economía, la religión, la política, la cultura en su conjunto. El ejercicio del poder, la autoridad y la toma de decisiones en la familia patriarcal se reservan al padre, quien se ubica por lo mismo en la cúspide de la familia. La madre a la que corresponde un lugar subordinado en la escala familiar cumple de manera estricta un rol que previamente y sin su consentimiento le ha sido asignado.

El patriarcalismo instaura el patrón masculino en cuanto reconoce el dominio y privilegio del hombre sobre la mujer en lo social, económico, jurídico, político y cultural, amén de los mitos sobre la superioridad del hombre en lo biológico, lo intelectual, lo sexual y lo emocional. GUTIERREZ DE PINEDA, Virginia. En: Honor, Familia y Sociedad, Bogotá. Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1992.

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Esta ambigüedad frente a la maternidad tiene origen en la cultura heredada de Occidente. Efectivamente, desde los griegos la Madre es aceptada como la Diosa Grande, la que da a luz a los otros dioses; sin embargo, esta superioridad es puramente conceptual, porque la realidad material da cuenta de una situación muy distinta. Platón es el primero en condenar indignado la costumbre según la cual la tarea de educar se entrega a seres con una educación tan pobre; no obstante, compara la creación intelectual con la concepción y el parto:

En cuanto a aquellos cu y a fecundidad reside en el alma, pues es mu y cierto que ha y quienes conciben, más en el alma que en el cuerpo, todo lo que es propio del alma concebir y dar a luz. ¿Qué es lo que les es propio? El pensamiento, así como cualquier otra excelencia. Ahora bien, cuando entre esos hombres se encuentra uno, ser divino, en quien existe desde joven esa fecundidad de su alma, y cuando, llegada la hora, le asalta el deseo de dar a luz y de engendrar, entonces y o pienso que, también él se lanza a buscar aquí y allá la belleza en la que pueda procrear, pues jamás procrearán en la fealdad. Es en contacto con el objeto bello y en su compañía, como da a luz y engendra aquello de que ha tiempo que está preñado; en ello piensa de cerca y de lejos y termina por alimentar, conjuntamente con el objeto bello de que antes hablaba, aquello que ha engendrado. 35

Aristóteles por su parte estudia y entiende las diferencias físicas entre hombre y mujer como resultado de insuficiencia, donde el hombre es completo y perfecto y la mujer débil e incapaz de asegurar su propia defensa, dotada además de un cerebro pequeño. Esta apreciación la traslada a la posibilidad de la maternidad, aseverando que macho es el ser capaz de engendrar en otro y hembra el ser que engendra en sí misma:
Este cuerpo está inacabado como el de un niño y carece de semen como el de un hombre estéril. Enfermo por naturaleza se constituye más

35PLATON. El Banquete. Citado por SISSA, Giulia (2000) . Filosofía del género. Platón, Aristóteles y las diferencias de género. En: Historia de las Mujeres. 1. La Antigüedad. Mdrid: Taurus. p. 91

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lentamente en la matriz, a causa de su debilidad térmica, pero envejece más rápidamente porque todo lo que es pequeño llega rápido a su fin, tanto en las obras artificiales como en los organismos naturales.36El advenimiento de la edad media en lo que tiene que ver con la mujer puede recogerse en las tesis de Tomás de Aquino quien, inspirado en Aristóteles, justifica la jerarquía de los sexos, la custodia de las mujeres dentro de la familia o del convento y su exclusión de la vida pública, al mismo tiempo que reconoce la superioridad de la autoridad masculina en la vida de pareja. Queda para las mujeres el margen estrecho de su labor de madre y educadora de sus hijos.

Sara, aquel personaje de la historia sagrada encarna el prototipo: “Dicho esto, abrazando los padres a su hija, la besaron y dejaron ir; amonestándole que honrase a sus suegros, amase al marido, cuidase de su familia, gobernase la casa y se portase de modo irreprochable”37. En esta cita, se sintetizan las virtudes que deben caracterizar a la buena esposa. Sara se desenvuelve en el que, a juicio de los clérigos, es el único mundo posible para las mujeres casadas.

En los textos de Aristóteles La Ética y la Política, hay mujeres naturalmente sometidas y hombres naturalmente impartiendo órdenes, unos y otros al asumir los roles que les ha otorgado la naturaleza contribuyen al desarrollo social armónico. Los textos sagrados, hablan de modo similar “Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo hombre, como el hombre es cabeza de la mujer, y Dios lo es de Cristo”. Esta cita revela la ordenación jerárquica de la iglesia, Dios, Cristo, la humanidad; hombres y mujeres admitiendo niveles de superioridad, inferioridad, supremacía y subordinación. ¿Cómo armonizar estos postulados con aquel otro principio proclamado por Jesús, según el cual, todos los seres humanos son iguales ante Dios? Tomás de Aquino resuelve rápidamente la contradicción al distinguir entre la igualdad en la esencia y la desigualdad en la existencia. Y es en esa existencia que desde el Génesis la mujer está supeditada al hombre: “estarás bajo la potestad de tu marido y él te dominará.

36ARISTÓTELES, Citado por SISSA, Giulia (2000) . Ibid. p. 115

37Citada por VECCHIO, Silvana (1992). La buena esposa. En: Historia de las Mujeres. Tomo II. Madrid:

Taurus, p.147

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El matrimonio encierra para la mujer todas las posibilidades de su purificación espiritual, custodia por parte del marido, castidad, sumisión y maternidad, todo lo cual la ayuda a alcanzar la salvación. Sin embargo, el amor que se profesan los esposos no es igual, a la mujer se le exige el amor perfecto “la mujer ama perfectamente, cuando cegada por este sentimiento, pierde la dimensión de la verdad y considera que no hay nadie más sabio, fuerte y bello que su esposo”38. Por

su parte, el hombre está llamado a practicar un amor moderado “El hombre debe amar con juicio, sin perder jamás la racionalidad y sin dejarse transportar por el sentimiento”.39 Este amor morigerado y temperado, es el que conviene a su naturaleza superior.

De otra parte, si bien la sexualidad es admitida dentro del matrimonio, ésta tiene como finalidad exclusiva engendrar a los hijos y evitar el pecado. Esta relación supone la fidelidad absoluta de la mujer que se constituye, junto con los hijos, en uno de los requisitos indispensables del matrimonio: “La promiscuidad sexual como todo lo que empaña la certeza de la paternidad, impide que los padres provean diligentemente de la herencia y la alimentación de los hijos”40.

La fidelidad es, como se ve, la única forma de garantizar la descendencia masculina y la que en últimas legitima la relación matrimonial.

La maternidad es muy importante para la vida de las mujeres en la sociedad medieval. Procrear y educar a sus hijos es una de las funciones connaturales de toda buena esposa. Al respecto Santo Tomás expresa: “Tal y como dicen las escrituras, fue necesario crear a la hembra como compañera del hombre; pero como compañera con la única tarea de la procreación, ya que para el resto, el hombre encontrará ayudantes más válidos en otros hombres, y a ella sólo la necesita para ayudarle en la procreación” Entre el común de las personas se asocia mujer e hijos con bendición divina y como el sexo sólo era permitido en el matrimonio y con el fin de procrear, la consecuencia lógica: un buen matrimonio incluye muchos hijos, una buena esposa sólo es tal, si tiene varios hijos, todo lo demás es considerado anormal. A tal punto que la esterilidad, siempre atribuida a la mujer, puede invocarse como justa causa para repudiar a la esposa.

38Ibid. p. 153.

39Ibid. p. 154

40ROMADO, Egidio. Citado por VECCHIO, Silvana. Op. Cit. p.157

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La vocación religiosa constituye la única alternativa aceptable para aquellas mujeres que se rebelan contra el matrimonio y la maternidad. No obstante, aun en esta vida de claustro siguen siendo esposas de Jesús y madres de todos los pecadores, a quienes deben ayudar a redimir.

En estas condiciones llegamos a la ilustración, etapa cumbre de la historia de Occidente, en la cual el hombre (y este no es término genérico), mediante el uso de la razón, se libera de las ideas metafísicas, de los lazos divinos y asume por sí mismo, el entendimiento del mundo y de su propia vida. En términos kantianos alcanza su mayoría de edad a través del conocimiento ¡sapere aude! Atrévete a saber!

En el plano político, son estos postulados los que inspiran el acontecimiento social más importante del siglo XVIII, la denominada Revolución Francesa que asume como fundamentos del nuevo Estado, los principios universales de libertad, igualdad, autonomía individual y derechos. Sin embargo, la supuesta universalidad es...

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