Introducción
Autor | Merlin Patricia Grueso Hinestroza |
Páginas | 15-18 |
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Las organizaciones saludables constituyen un tema de estudio de relevancia creciente en el ámbito de las organizaciones (Grueso-Hinestroza y Rey-Sarmiento, 2013), pues hasta la fecha las investigaciones adelantadas han mostrado su poder predictivo en cuanto a resultados positivos para las organizaciones. Lincoln y Owen (2015) señalan que en las organizaciones saludables se obtienen beneficios como la reducción de ausencias por enfermedades, el presentismo, al tiempo que se incrementan la satisfacción y la seguridad en el trabajo. Estos autores también han señalado que las organizaciones saludables desarrollan más lealtad, mejor reputación y, en definitiva, mayor productividad.
La noción de organización saludable se ha estudiado desde múltiples disciplinas y con variadas orientaciones (Grueso-Hinestroza y Rey-Sarmiento, 2013). La revisión de la literatura académica ha permitido identificar diferentes modelos, algunos enfocados particularmente en el bienestar del trabajador; otros, en diferentes grupos de interés de la organización. En la primera categoría de modelos se encuentra el modelo de organizaciones saludables, de Wilson et al. (2004) y la propuesta de organización de trabajo saludable (Healthy Workplace Standard), de Canadá. Con una perspectiva más integradora se encuentra el modelo de organización saludable de Salanova (2008) y el modelo integrado de organizaciones saludables (MIOS), de Grueso-Hinestroza y Rey-Sarmiento (2013). Ambos modelos tienen en común que conciben el impacto de este tipo de organizaciones no solo desde una perspectiva interna, es decir, los empleados y los accionistas, sino que incorporan otros grupos de interés, como proveedores, clientes y comunidad en general. El modelo MIOS, desarrollado por Grueso-Hinestroza y Rey-Sarmiento (2013), además, propone que para que una organización genere resultados saludables no solo debe
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cuidar de ciertos recursos, como la cultura y las prácticas organizacionales, sino que deben cultivar un estilo de vida que favorezca la construcción de un capital relacional.
Al comparar los distintos modelos de organizaciones saludables destacan algunos aspectos en común, por ejemplo, la estrategia de la empresa, el liderazgo, la cultura organizacional y las prácticas organizacionales. De igual manera, coinciden en cuanto a los resultados que las organizaciones saludables generan frente a sus grupos de interés (Grueso-Hinestroza y Rey-Sarmiento, 2013; Salanova, 2008)...
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