El Occidente barbaro: la marginalizacion del pensamiento no occidental. - Núm. 17, Julio 2007 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 634507437

El Occidente barbaro: la marginalizacion del pensamiento no occidental.

AutorZeraoui, Zidane
CargoI. Relaciones internacionales - Report
Páginas12(19)

El Nobel de literatura

Si revisamos los premios Nobel de literatura es sorprendente ver que no es sino hasta la década de los ochenta que por primera vez un autor extraído de una cultura no occidental (o judeo-cristiana) aparece galardonado con esta alta distinción: Naguib Mahfuz. ¿Es decir que se rendía justicia a las culturas no-occidentales? Probablemente. En la década de los años noventa un africano (Soyinka) y un japonés (Oe) reciben también esta distinción y posteriormente, un chino y un turco (2006). El Mundo occidental reconoce (parcialmente) la existencia de otras culturas, otras formas literarias que no son la reproducción de los modelos eurocéntricos.

El caso de Mahfuz rompe los prejuicios de la barbarie occidental y pone al descubierto su visión limitada. En efecto, con La azucarera, (1) Naguib Mahfuz cierra su trilogía (Entre dos palacios y El palacio del deseo). (2) Contrariamente a lo que se ha publicado que la trilogía fue lo que hizo famoso a Mahfuz, éste ya se había consolidado como uno de los novelistas más prolíficos del Mundo Árabe) Sin embargo, recibe su premio Nobel por su trilogía cuatro décadas después. Siendo el Nobel un negocio ante todo, apenas galardonado Mahfuz ve todos los derechos de su obra comprados por Jacqueline Kennedy Onassis y en particular la decisión de tener la primera traducción al inglés de su trilogía de El Cairo. En poco tiempo la casa Doubleday había traducido 16 de las casi 50 novelas (a finales de la década de los ochenta) de Mahfuz. La trilogía de El Cairo, en su traducción inglesa, vendió más de 250 mil ejemplares.

Tal vez para justificar el otorgamiento del premio a Mahfuz, se especifica que su obra ha tenido un amplio eco en el mundo occidental por el "estudio sistemático de las grandes novelas de lnglaterra, Francia y Rusia y la aplicación de los métodos estudiados en ellas", (4) buscando excluir un aporte exclusivamente árabe de las novelas de Mahfuz. De hecho, al momento de otorgarle el premio, nadie de la comisión del Nobel había tenido acceso a la obra de Mahfuz en la medida que no había traducciones al inglés.

Cuando se le preguntó algunas vez a un miembro del jurado del Nobel por qué las obras occidentales eran premiadas y no las de otras culturas, la respuesta fue tan tajante como bárbara: las obras occidentales plantean problemas universales, las obras de las otras culturas, cuestiones locales. Solamente, un inculto puede exponer semejante lógica.

Si bien es cierto que Mahfuz recibió el Nobel por su trilogía, el que escribe le hubiera dado el premio por su obra Los hijos de nuestro barrio. (5) Esta obra aparentemente describe a Gabalawi, señor autoritario de un barrio de El Cairo, y a su descendencia, con los problemas comunes de una colonia dominada por el caciquismo. Pero, leyendo entre líneas, en realidad hay un doble mensaje de Mahfuz: a través de la historia del Barrio de Gabalawi, retrata la historia de la humanidad con Dios expulsando a sus hijos del paraíso; el papel de un Moisés --mitad mago por la transformación de un bastón en una serpiente--; un Cristo traicionado por sus discípulos; un Mahoma que ve su mensaje cambiarse para permitir que sus descendientes tengan el poder, y finalmente, la ciencia que mata a Dios. Pero, el otro mensaje de Mahfuz, es la promesa traicionada, la del socialismo nasserista (o de cualquier mensaje mesiánico revolucionario) que se convirtió en el autoritarismo burocrático que mató las esperanzas del joven Mahfuz.

No puede haber otra obra más universal que Los hijos de nuestro barrio, la historia del hombre a través de las religiones monoteístas visto desde la vida de un barrio, pero al mismo tiempo es el engaño de la política.

El eurocentrismo

Así, cuando consultamos alguna obra sobre literatura, sociología o pensamiento social, encontramos casi invariablemente un enfoque eurocéntrico. El pensamiento chino, indio o islámico es reducido drásticamente o simplemente es inexistente. El origen del pensamiento, según estas obras, se remonta a los griegos para pasar a los romanos y al cristianismo medieval y luego aterrizar en el Renacimiento, la Reforma y la Ilustración. (6) Los pensadores islámicos generalmente ocupan un espacio reducido (Leo Srauss) (7) o simplemente son ignorados (George H. Sabine). (8)

Sin embargo, los autores españoles son más prolíficos para mencionar a los pensadores islámicos cuando describen h historia de la sociología o de la ciencia política. Fernando Vallespín (9) dedica un buen capítulo a "los filósofos islámicos y sus ideas políticas" en donde menciona a una gran variedad de autores clásicos musulmanes como Al Mawardi (siglo XI) para el derecho administrativo, en su Al Ahkam al-sultaniya wal wilaya al diniya (Normas de gobierno y autoridad religiosa), o Al Ghazali (m. en 1111) que "llega a teorías políticas a través de la teología dogmática, su verdadera preocupación, y que, ante la existencia de numerosos régulos locales ejerciendo el poder efectivo ante la inoperancia califal, busca armonizar Califato y Sultanato, que según su sistema deben coexistir en colaboración". (10) Esta posición de Al Ghazali recuerda el largo debate de las investiduras que se dio en la Europa medieval entre el Papado y el Imperio. Pero nunca o casi nunca es mencionado cuando se discute esta temática de las investiduras.

Varios otros autores musulmanes son analizados aunque sea brevemente por Vallespín como Ibn Hazm (994-1064) y su Tratado de política; Abu Yusuf (731-782) y su Libro de los impuestos; Ibn Qutayba sobre su Uyun al-ajbar (tratado sobre el poder); Ibn al-Muqafa con su texto sobre la buena conducta política; Al Farabi, (11) Avicena (980-1037), Avempace (1070-1138), Ibn Tofail (1110-1185), Averroes (1126-1198) y sus Comentarios de la obra de Aristóteles sobre la cual se basaría Santo Tomás de Aquino para desarrollar sus ideas filosóficas, etc. Generalmente se atribuye a los pensadores islámicos una visión localista (islámica), razón por la cual su aporte al pensamiento universal no puede ser tomado mucho en cuenta por no corresponder a los intereses de otras regiones, como en el caso de los griegos. En su introducción al libro de Al-Farabi, el profesor Rafael Ramón Guerrero, traductor de la obra, menciona:

los filósofos árabes hallaron en la filosofía griega elementos de que carecían las teorías jurídicas forjadas por los primeros musulmanes y los acomodaron a las exigencias de la comunidad política islámica. Bajo la influencia de las doctrinas de Platón y de Aristóteles, expuestas en República y Leyes y en La Ética a Nicómaco y en la Política, respectivamente, y conocidas directa o indirectamente en el Mundo Árabe, los filósofos del Islam supieron proponer una nueva teoría política cuyos fundamentos no se encontraban ya en las prácticas diversas y divergentes de la realidad política musulmana, sino en la creencia de que los principios rectores del mejor régimen político habría de proceder única y exclusivamente de la razón humana. No creyeron que la razón hubiera de limitarse a cuestiones puramente teóricas, sino que, aplicada también a problemas prácticos, podía expresarse en exigencias ético-políticas que estuvieran en consonancia con los resultados teóricos adquiridos. Precisamente por ello, es decir, por estar influidos por un pensamiento ajeno al Islam mismo, la teoría política que ellos propusieron no refleja de la mejor manera posible los rasgos distintivos del pensamiento político propiamente 'islámico', como lo prueba la escasa influencia que tuvieron en el ámbito de la teoría político musulmana. (12) Estas observaciones de Rafael Ramón Guerrero nos muestran a pensadores que rebasan el ámbito del Islam para colocarse en la línea del pensamiento universal. La ciencia política islámica, como la sociología más tarde, son disciplinas teóricas científicas y no ligadas a la lógica religiosa predominante de la época. Obviamente, no podemos ignorar la influencia que ha tenido la religión musulmana en la mente de...

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