Un proceso concreto para generar ideas innovadoras - El proceso innovador - Claves de la creatividad empresarial - Libros y Revistas - VLEX 800696037

Un proceso concreto para generar ideas innovadoras

AutorJorge Delgado Cerviño
Páginas119-160
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Un proceso concreto para generar ideas innovadoras
Hemos visto, en líneas generales, cómo funciona nuestro ce-
rebro y cuáles son nuestras maneras de pensar. También sabemos
que hay personas más capacitadas que otras para la creatividad y
que esa capacidad no es homogénea a lo largo del tiempo. Esto nos
servirá para seleccionar a personas creativas, para entender mejor
cómo nuestras acciones pueden afectar a la creatividad de los de-
más e incluso para cambiar nuestra actitud de manera que mejo-
ren nuestras capacidades o que, al menos, estemos en disposición
de usar mejor las que tenemos.
Pero, ¿hay algo que podamos hacer de manera inmediata para
resolver mejor algún problema actual y perentorio de nuestra or-
ganización? Pues sí. Aunque una organización que pretenda ser
innovadora no debe quedarse solo en aplicar este tipo de proce-
sos, no cabe duda de que son extremadamente útiles y han dado
grandes resultados. Existen distintos tipos de procesos para ayudar
a pensar de una manera más crítica y creativa, unos con mayor
éxito que otros. ¿Cómo podemos distinguir los métodos eficaces
de aquellos que se basan en simple palabrería y que, a lo sumo,
tendrán un efecto placebo? La mejor respuesta que se me ocurre
es: entendiendo las bases y la lógica de su funcionamiento. Por
eso me parece totalmente necesario empezar cualquier proceso de
120 El proceso innovador
pensamiento innovador, dedicando cierto tiempo a explicar cómo
trabaja el cerebro humano.
Los procesos de generación de ideas que los estudios han mos-
trado como más eficaces1 se basan en la alternancia del uso del
pensamiento divergente y convergente a lo largo de distintas eta-
pas. No entraré en cuál de ellos es el ideal porque eso dependerá de
varios factores: quién lo use, con qué fin, en qué tipo de proyecto,
etc. En cualquier caso, el contenido de este capítulo es válido para
cualquiera de esos métodos y es suficiente para cualquier persona
o grupo de personas que se propongan resolver un problema (o
buscarlo) de un modo más potente que el tradicional: Cuando no
resulta convincente la solución ya conocida o aprendida de situa-
ciones anteriores o, simplemente no existen situaciones anteriores
similares o, incluso teniendo una solución clásica válida, estemos
dispuestos a buscar otra mejor.
El proceso consta de cuatro fases:
1. Dudar, para limpiar el terreno de falsas ideas y concepcio-
nes, de prejuicios y límites innecesarios.
2. Analizar en profundidad y con sensibilidad la realidad del
entorno, de la organización y de los posibles futuros, para
tener una idea clara de los problemas que debemos afrontar.
3. Pensar de manera divergente, para generar un gran número
de ideas.
4. Evaluar las idea s generadas y seleccionar las más apropiadas
según los criterios establecidos.
1. Ver capítulo dedicado a la formación.
Un proceso concreto para generar ideas innovadoras 121
La duda
Circula en la red esta cita de Borges: «la duda es uno de los
nombres de la inteligencia». Cuando encuentro una cita que me
gusta, tomo la precaución de poner en duda su autenticidad y
buscar en las fuentes. No lo hago por desconfianza, sino porque
algunas personas, como Albert Einstein, tendrían que haber vi-
vido diez vidas para poder escribir todas las sentencias que se les
atribuyen. Pues bien, no he conseguido encontrar la fuente de la
presunta cita de Borges.
«No menos que saber, me agrada dudar», dice Dante en la
Divina Comedia, Infierno, XI, 93. Parece que de esta cita nos po-
demos fiar. Cojo el libro de su estante y busco la cita: «¡Oh Sol,
que despejas toda vista turbada! De tal modo me satisfaces cua ndo
resuelves mis dudas, que no menos que saber me agrada dudar»2.
Pues, aunque la cita es auténtica, solo dice lo que quiero ilustrar
sacándola de su contexto. No me parece honesto citar una frase
para decir algo distinto de lo que quiso decir el autor.
La duda es el principio del conocimiento. Si no ponemos en
tela de juicio nuestros conocimientos, la verdad aparente, los datos
que nos ofrecen, nuestras propias opiniones, cometeremos multi-
tud de errores que nos llevarán a conclusiones erróneas y a tomar
decisiones equivocadas.
Se trata de la duda metódica de Descartes o de la duda implí-
cita en el método Socrático, que se hace preguntas constantes para
desafiar cualquier proposición.
El primer paso para ser capaces de pensar fuera de nuestras
estructuras actuales es ponerlo todo en duda: nuestras creencias,
nuestras asunciones sobre el futuro, las reglas con las que vivimos,
2. Dante. Divina Comedia, Infierno, XI, 91-93. Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid, 2002.

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