Repensando la nueva dinámica sociopolítica en Argentina y Brasil, 2011-2016 - Núm. 60, Enero 2021 - Revista Estudios Políticos - Libros y Revistas - VLEX 862280624

Repensando la nueva dinámica sociopolítica en Argentina y Brasil, 2011-2016

AutorAna Natalucci
CargoLicenciada en Comunicación Social. Magíster en Investigación en Ciencias Sociales. Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), investigadora del Centro de Innovación de los Trabajadores, Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (CITRA/UMET), profesora

Artista invitada

Maria José Londoño

Aflicción

Óleo sobre lienzo

2019

Cortesía revista Ojo de Pez

(https://issuu.com/ojodepez6)

SECCIÓN GENERAL

Repensando la nueva dinámica sociopolítica en Argentina y Brasil, 2011–2016

*

Rethinking the New Socio–Political Dynamic in Argentina and Brazil, 2011–2016

Ana Natalucci1 (Argentina)

Juan Pablo Ferrero2 (Argentina)

1 Licenciada en Comunicación Social. Magíster en Investigación en Ciencias Sociales. Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), investigadora del Centro de Innovación de los Trabajadores, Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (CITRA/UMET), profesora adjunta de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: anatalucci@gmail.com – Orcid 0000–0001–5362–2098 – Google Scholar https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=NxcAu9oAAAAJ

2 Licenciado en Ciencia Política. Doctor en Ciencias Sociales y Políticas. Profesor titular en el Departamento de Política, Lenguaje y Estudios Internacionales, Universidad de Bath, Reino Unido. Coeditor del Bulletin of Latin American Research (BLAR). Correo electrónico: J.P.Ferrero@bath.ac.uk – Orcid 0000–0002–9713–7534

Fecha de recepción: julio de 2020

Fecha de aprobación: diciembre de 2020

Cómo citar este artículo: Natalucci, Ana y Ferrero, Juan Pablo. (2021). Repensando la nueva dinámica sociopolítica en Argentina y Brasil, 2011–2016. Estudios Políticos (Universidad de Antioquia), 60, pp. . DOI: 10.17533/udea.espo.n60a14

Resumen

Este artículo analiza la dinámica sociopolítica durante la crisis del giro a la izquierda en Argentina y Brasil. ¿Por qué esa dinámica sociopolítica adoptó la forma de una alternancia institucional de poder en Argentina y un carácter antiinstitucional en Brasil? En el artículo se sigue una estrategia metodológica mixta: genealógica para comprender la disputa política, reconstrucción de las narrativas emergentes durante el ciclo de movilización y descriptiva para identificar las organizaciones movilizadas, sus demandas y repertorios de acción. El argumento que se sigue es que la estrategia movimentista del kirchnerismo contrastaba con la de desmovilización del Partido de los Trabajadores (PT). Mientras que la primera contribuía a canalizar los altos niveles de movilización al sistema político, la segunda fue decisiva en la crisis de un largo ciclo de representación política.

Palabras clave: Régimen Político; Política Comparada; Izquierda Política; Movilización Social; Kirchnerismo; Lulismo.

Abstract

This article analyzes the socio–political dynamics during the left turn crisis in Argentina and Brazil. Why did this socio–political dynamic take the form of an institutional alternation of power in Argentina and an anti–institutional character in Brazil? We follow a mixed methodological strategy: genealogical, to understand the political dispute and reconstruct the emerging narratives during the mobilization cycle; and descriptive, to identify the mobilized organizations, their demands, and repertoires of action. The argument is that the Kirchnerism movement\'s strategy in Argentina contrasts with the demobilization strategy of the Workers\' Party (PT) in Brazil. While the former contributed to channeling high levels of mobilization to the political system, the latter was decisive in the crisis of a long cycle of political representation.

Keywords: Political Regime; Comparative Politics; Political Left; Social Mobilization; Kirchnerism; Lulism.

Introducción

A principios del siglo xxi, en algunos países de América del Sur se produjo un giro a la izquierda con un considerable apoyo electoral (Levitsky y Roberts, 2011; De la Torre, 2013; Silva, 2017; Etchemendy, 2019), entre ellos, Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay y Ecuador. Este giro tuvo dos características centrales. Por un lado, la construcción de una frontera con el neoliberalismo a partir de la idea del «regreso del Estado»; y por el otro, la constitución de una dinámica sociopolítica con un nuevo tipo de vínculo entre gobiernos, sindicatos y organizaciones sociales. Durante este giro, los gobiernos siguieron tres premisas: a) un pacto de consumo para el crecimiento de la demanda y fortalecimiento del mercado interno, b) un pacto de inclusión social orientado a la expansión de los sistemas de protección social y c) un pacto de soberanía de consolidación de espacios regionales (Stefanoni, 2016). Estos pactos mantuvieron su vigencia por lo menos hasta 2009, posibilitados por el crecimiento económico y el «consenso de los commodities» (Svampa, 2013). En términos generales, el programa neodesarrollista generó una situación de win–win, donde todos los sectores —trabajadores formales, informales, sectores medios y empresariales— se beneficiaron, siendo así decisiva para la creación del nuevo consenso político en torno a coaliciones de intereses (Zucco, 2008; Sidicaro, 2011; Singer, 2012).

En Argentina y Brasil este ciclo se inició en 2003, a partir de la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva (2003–2006, 2007–2010) en enero y de Néstor Kirchner (2003–2007) en mayo. Cada uno tuvo diferentes modos de llegar a la presidencia. En principio, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Justicialista (PJ) tuvieron roles diferentes en las reformas neoliberales. Mientras el PT se erigió como un espacio de resistencia, el PJ fue protagonista en los gobiernos de Carlos Menem (1989–1995, 1995–1999). Esta diferencia permite explicar por qué la victoria presidencial de da Silva se expresó en términos de un «punto de arribo» (Ferrero, 2014) de las fuerzas popular–democráticas, en un largo camino iniciado con el fin de la dictadura y la transición a la democracia. Por el contrario, Kirchner accedió a la Presidencia con un bajo nivel electoral (22,3%), en un contexto de profunda crisis de representación y fragmentación partidaria, luego de la crisis de 2001 que lo llevó a construir un electorado poselectoral (Cheresky, 2006).

Esta diferencia originaria es fundamental para comprender las relaciones entabladas entre cada gobierno y el campo multiorganizacional, entendido como el espacio social donde confluyen organizaciones con identidades y demandas particulares. Respecto de este vínculo, el lulismo impulsó un «reformismo desmovilizador», un intento deliberado de deconstruir antagonismos y desalentar la movilización callejera a favor de la participación institucional y la reforma dentro del aparato estatal (Singer, 2012; Tatagiba, 2019). Esta estrategia de integración con desmovilización fue eficaz mientras el gobierno contara con un alto nivel de aprobación de la opinión pública; empero, en los primeros meses de la segunda presidencia de Dilma Rousseff (2011–2014, 2015–2016) la irrupción de las protestas anticorrupción hundió la popularidad del PT. Contrariamente, el kirchnerismo instituyó una gramática movimentista de acción colectiva que le permitió consolidar la élite gubernamental y un movimiento popular con capacidad de movilización e integración al Estado (Sidicaro, 2011; Natalucci, 2019) que con matices sostuvo hacia el fin del ciclo.

Así, el punto de inflexión se produjo con las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner (2007–2011, 2011–2015) en Argentina —sobre todo, en el segundo periodo— y de Dilma Rousseff en Brasil (2011–2015). Aunque aparentemente ambas implicaban una continuidad, mostraron cambios significativos respecto de sus fuerzas políticas en la reconfiguración de la relación entre el gobierno y el espacio multiorganizacional, y en el modo en que se procesaron las demandas en el contexto de la crisis internacional de 2008–2009. Fernández de Kirchner, que mantuvo una estrategia heterodoxa en materia económica, en el plano político tendió a desarticular la gramática movimentista minimizando el rol de las mediaciones político–organizativas, al mismo tiempo que mantuvo la movilización de sus aliados. Rousseff implementó medidas económicas ortodoxas frente a la crisis, perjudicando a su base de apoyo y manteniendo la estrategia de desmovilización impulsada por Da Silva. En este sentido, la crisis internacional fue clave al aparejar la ruptura de la situación de win–win y abrir el debate en torno a la profundización o moderación de las políticas redistributivas. La respuesta política de cada gobierno contribuyó a debilitar las alianzas entre las fuerzas sociales y las coaliciones gubernamentales. En el caso de Brasil, se vio agravado por la situación de un Congreso hiperfragmentado, con partidos sin anclaje social y, por lo tanto, con incentivos para desertar de la coalición gobernante, lo cual aceleró el impacto institucional de la movilización callejera anticorrupción al disolver los frágiles acuerdos parlamentarios que garantizaban la gobernabilidad.

El objetivo de este artículo es analizar esa dinámica sociopolítica en Argentina y Brasil en el contexto de la crisis del giro a la izquierda. Si bien en esta crisis podía percibirse una sensación general de agotamiento del kirchnerismo y el lulismo, aún falta indagar por qué la nueva dinámica sociopolítica adoptó la forma de una alternancia institucional de poder en Argentina y un carácter antiinstitucional en Brasil. Nuestro argumento es que en Argentina el campo multiorganizacional mantuvo una relativa autonomía que le permitió tener un dinamismo particular y, al mismo tiempo, canalizar vía la movilización los altos niveles de disconformidad social, esta característica fue clave para que el kirchnerismo perdiera el monopolio de la movilización, más no la calle. En Brasil, el PT se asoció con sectores ortodoxos en el plano económico mientras mantuvo su estrategia de desmovilización de sus aliados, ambos aspectos —sumados al Congreso fragmentado y partidos parlamentarios sin apoyo popular— fueron claves para reforzar el clima «anti–PT» y contribuir a la generación de la crisis de representación política.

Durante la investigación...

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